Wei Ying había estado parado frente a la puerta de la biblioteca por diez minutos, sin atreverse a entrar. Podía ver a Lan Zhan sentado en una mesa del centro, leyendo un libro y haciendo anotaciones en su cuaderno.
Había pasado dos semanas desde que le había prometido reunirse y no entendía nada de lo que estaba pasando. Lan Zhan le había dado todos los días al mediodía un tupper de comida. Era tanto lo sabroso que le parecían, que a veces pensaba que habían sido hechos específicamente para él y no que eran sobras de una cena.
El segundo jade siempre había sido complicado de descifrar. Cuando era adolescente, había pensado que lo entendía porque sabía qué botones apretar para lograr una reacción y conocía algunos de sus gustos. Ahora, más de cinco años después, tambaleaba entre los recuerdos del Lan Zhan anterior y el adulto, que a veces le parecía un extraño.
Volvió a observar desde la puerta. Lan Zhan miró la pantalla del teléfono, seguramente para ver la hora, y frunció levemente el ceño.
Bien, no podía seguir postergando su llegada.
Hizo un intento de acomodarse el cabello y la ropa por última vez, para entrar lo más despreocupado posible.
—Ah, Lan Zhan, siento llegar tarde. Tuve que ayudar a Wen Ning a buscar algo —se disculpó.
—Wei Ying no necesita disculparse.
—Lan Zhan, si sigues insistiendo con eso, pensaré que aun si asesinara a alguien no me culparías —bromeó, queriendo a los segundos pegarse la boca con cinta. Los nervios no le dejaban comportarse como una persona decente y no estaba seguro de cuánto duraría el perfume si seguía transpirando como lo estaba haciendo.
—No daría un veredicto sin escuchar las causas primero.
—Entonces, ¿si pensaras que mis causas fueron correctas, me defenderías? —inquirió.
—Wei Ying, ¿tienes un plan de asesinato del que no me haya enterado? —replicó WangJi. La seriedad con la que preguntó hizo que Wei Ying no pudiera contenerse de reír a carcajadas.
Lan WangJi, el prístino y responsable jade Lan, parecía dispuesto a esconder un cadáver y defenderlo ante la corte si se lo pedía.
Solo logró calmarse al recibir un reto de la bibliotecaria.
—Lo siento —murmuró, secándose una pequeña lágrima. WangJi lo seguía observando, Wei Ying no podía decir qué era lo que estaba pasando por su cabeza en esos momentos.
—Te prometo, Lan Zhan, que no tengo ningún plan homicida gestándose; ese es más el estilo de Huaisang —aclaró.
—Mn.
—Sabes, esto me va a doler decirlo, pero si no empezamos a estudiar ahora, no llegaremos a tiempo —exclamó —. Traje mis libros de primer y segundo año, y el código de ley del país. Por lo que se, China y Estados Unidos deben tener reglas muy distintas, así que es buena idea empezar por lo básico.
—Mn.
—Lan Zhan, pensé que América haría que ampliaras tu vocabulario —comentó, una sonrisa burlona curvada en sus labios —. Aunque es bueno saber que algunas cosas se mantienen igual —murmuró por lo bajo.
WangJi lo miró, analizando cuidadosamente la sonrisa que Wei Ying mantenía.
Pasaron la siguiente hora comparando leyes y códigos penales.
Wei Ying disfrutó de poder tener alguien con quien debatir adecuadamente, la gran mayoría de sus compañeros no sabían intercambiar opiniones sin insultarse o empezar a gritar. WangJi, en cambio siempre mantuvo un tono neutral y replicaba con justificación.
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JieJie ¿Qué opinarías si a mi me gustara un chico?
FanfictionLas lágrimas no paraban de caer por si solas. Una, dos, tres. Eran tantas que sus pequeños ojos se encontraban nublosos y no podía ver bien. ¿Por qué los niños eran así? ¿Estaba mal ser curioso? ¿Qué había de malo en tener una imaginación diferente...