A Wei Ying le impresionó lo solitario que podía ser el parque al mediodía. No había niños jugando a los héroes o deslizándose por los toboganes. Todo era muy silencioso.
No era malo, simplemente extraño. Aunque por lo menos no corría peligro de cruzarse con un perro. Sintió un escalofrió de solo recordar la última vez que se cruzó con uno.
Aun así, era bastante solitario. No le era común eso, el no tener a nadie al lado para hablar o bromear. Hasta fuera del colegio se la pasaba con Jiang Cheng.
En realidad, el silencio era bastante aburrido, podía tener un millón de pensamientos por la cabeza, pero no tendría a nadie con el que compartirlos.
Pero ya encontraría una forma de sacar provecho de la situación. Se trepó por los juegos hasta quedar en lo alto, en un horario normal los adultos o la misma policía lo hubieran sacado a patadas por ocupar el espacio de los niños.
Desde allí se veía la entrada del parque, también podía observar a lo lejos a un hombre de lentes leyendo en un banco.
Le resultaba conocido.
Intentó recordar en dónde lo pudo haber visto pero su mala memoria no ayudaba. Literalmente podría haberlo visto el día anterior y no lo recordaría.
Estuvo cinco minutos intentando recordar, y no fue hasta que ese hombre se levantó de su banco, que lo recordó.
—XingChen-ge —gritó saltando desde lo alto del juego.
¿Cómo si quiera pude olvidarme de él?
—¿Eh? —pronunció el nombrado, extrañado de haber escuchado como gritaban su nombre. Detuvo su caminar y se giró en dirección a aquella voz que seguía llamándolo sin cesar. Cuando vio aquella coleta negra con su característica cinta roja, entendió quién era esa persona—. Wei Ying en verdad has crecido.
Cuando estaba a un par de pasos del mayor y al ver que este detuvo su caminar, se tranquilizó y dejó de correr, caminado hasta pararse enfrente.
—Eh tal vez yo haya crecido, pero tú te vez igual que antes XingChen-ge —le dedicó una amplia sonrisa— por cierto, perdón si lo asuste con mis gritos, pero cuando recordé quién era me emocioné —respondió sincero mientras se rascaba la nuca con nerviosismo.
—Me halagas pequeño y me alegra mucho volver a verte, ¿pero no tendrías que estar en clase? —le preguntó, apenas y si pasaban de las doce por lo que su jornada escolar no podía haber terminado. Tampoco pudo haber faltado al colegio porque llevaba su uniforme puesto.
—Ah eso es una larga historia, no lo quiero aburrir. Mejor cuénteme usted como le ha ido.
—No te habrás escapado, ¿o sí? —le volvió a preguntar, notando que se encontraba nervioso y que parecía querer evitar responder.
—¿Qué? No, todo lo contrario, me echaron —soltó rápidamente sin pensar en lo que dijo—. Oh.
—Así que te echaron, que travesura pudiste haber hecho para que decidieran eso —respondió mostrándole una sonrisa de reproche. Ese niño no cambiaba.
—En realidad esta debe ser la primera vez que no hice alguna broma, lo que sucedió fue totalmente injusto —infló sus mejillas en un puchero, al mismo tiempo que cruzaba sus brazos y miraba para otro lado.
—Si quieres puedes contarme lo que sucedió, me pedí el día para hacer unos trámites por lo que no me toca ir a trabajar —ofreció preocupado. Wei Ying parecía estar decaído aun cuando seguía teniendo esa sonrisa suya, había algo a su alrededor que no la hacía del todo verdadera.
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JieJie ¿Qué opinarías si a mi me gustara un chico?
FanfictionLas lágrimas no paraban de caer por si solas. Una, dos, tres. Eran tantas que sus pequeños ojos se encontraban nublosos y no podía ver bien. ¿Por qué los niños eran así? ¿Estaba mal ser curioso? ¿Qué había de malo en tener una imaginación diferente...