Por muchos años la lluvia le trajo malos recuerdos. El chapoteo de las gotas contra las ventanas, los adultos que corrían para no mojarse o los niños con sus pilotos amarillos y botas rojas que jugaban a saltar los charcos.
Todo le recordaba a aquel fatídico día que aun aparecía en sus pesadillas, ellas siempre empezaban igual, su papá y mamá charlan felices, le preguntan sobre cómo le fue en el colegio, con quién jugo y si hizo nuevos amigos.
Aquello parecía ser tan real que puede sentir cuando el calor domina su corazón al escuchar la risa de su madre, es tan contagiosa que ni siquiera puede recordar en qué momento el empezó a reír también.
Si se concentra puede oír las gotas al caer, visualiza un relámpago tan grande que acapara todo el cielo, las personas empiezan a apurarse para llegar a su casa antes de la tormenta, muchas prefieren entrar a un café y ver como las nubes se vuelven más y más negras.
Su madre grita, asustado devuelve la vista hacia el frente, ve que un camión se abalanza sobre ellos, está demasiado cerca, cubre el cuerpo con sus brazos, siempre que lo hace los golpes duelen menos, pero por alguna razón a su mente vienen las hormigas que aplasto hace unas horas, como si él fuera uno de esos bichos rojos y el gran camión la rama con la cual las mato.
Escucha el estruendoso ruido del trueno, tan magnifico al igual que su hermano el relámpago. El mundo en sus ojos se oscurece, al parecer la tormenta comenzó.
Se despierta en un lugar desconocido, la paredes que lo rodean son blancas, la camilla en la que se encuentra es del mismo color, por un momento teme mancharlas. Pasa unos segundos en completo silencio hasta que una mujer vestida con mismo color de las paredes entra a la habitación, se presenta como María y le dice que se encargara de cuidarlo durante su estadía, una gran sonrisa ilumina su rostro pero no logra reconfortarlo en lo absoluto.
Su cerebro esta en blanco y desorientado, apenas y si puede escuchar que le dice, solo contesta por sí o por no cuando le preguntaban si le dolía algo. No fue hasta que ella se acerca y le toca la cabeza que se nota las vendas que rodean todo su cuerpo, al observar con mayor atención ve el fino tubo que conecta su brazo con una extraña bolsa llena de sangre.
Se concentra en el reloj colgado en la pared y como sus manecillas avanzan poco a poco, al mismo tiempo doctores entran y salen del lugar, muchos le revisan las vendas, otros intentan hablarle y algunos pocos cuchillean entre sí. Cada cierto tiempo le dirigen una mirada con algo que puede entender como pena.
No entiende porque lo miran así, como si quisieran decirle un "lo siento", se comienza a impacientar, es tanta la gente que ha visto que se pone nervioso, no quiere que lo revisen más.
El objeto que utilizan para revisarle el pecho es muy frío, no puede recordar su nombre pero recuerda que una vez, su madre le dijo que rimaba con telescopio así que debe llamarse parecido.
Al recordar aquello nota que ningún de sus padres apareció, su mamá no le esta acariciando la espalda como acostumbra a hacer siempre que va a vacunarse ni su papá le esa dedicando palabras de aliento mientras promete comprarle un helado a la salida. Las palabras se atoran en su garganta, está seca y su corazón no parece estar preparado para pronunciar aquella pregunta.
—¿Dónde están mami y papi?
Un silencio absoluto domina la sala, lo único que se escucha es el pitido agudo del aparato que cuenta sus pulsaciones y la lluvia golpear contra la ventana. Nadie dijo nada, pero todos volvieron a dedicarle esa mirada que le empezó a disgustar.
Como si fuera un acuerdo mutuo, las enfermeras y doctores que se encontraban en la habitación empezaron a preguntarle nuevamente si se sentía bien.
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JieJie ¿Qué opinarías si a mi me gustara un chico?
FanfictionLas lágrimas no paraban de caer por si solas. Una, dos, tres. Eran tantas que sus pequeños ojos se encontraban nublosos y no podía ver bien. ¿Por qué los niños eran así? ¿Estaba mal ser curioso? ¿Qué había de malo en tener una imaginación diferente...