i. DOLOR.
Kaia miraba sin emoción alguna la pared blanquecina de su habitación. El resto de la familia Cullen había vuelto a Forks, salvo Edward y Carlisle. Rosalie y Jasper, quienes eran los que más relación tenían con la joven además de Edward, habían ido a la habitación de la humana pero esta ni siquiera se molestó en abrirles la puerta. Estaba algo ofendida, pues había visto y oído con sus propios ojos y oídos como la familia se iba tras un nómada vampiro que intentaba atentar contra la vida de Bella Swan, dejándola a ella con Emmett, que ni siquiera le habló en todo el tiempo que estuvieron ya que el grandulon estuvo muy al pendiente de que nadie vaya a su territorio. Y si bien, fue testigo de como Rosalie se negó a ayudar a los demás en la lucha por mantener viva a Bella, también vio como los demás integrantes la obligaron a participar en la misión.
La castaña jamás había sido rencorosa, ni cuando Edward le ganaba en el ajedrez. Ella siempre tuvo la palabra "perdonar" muy bien puesta en su cabeza, pero esto, le provocó un dolor muy fuerte en su pecho. Sintió la traición en carne propia, y peor aún, de sus únicos seres amados. Kaia sabía que convivir con vampiros era algo complicado, y que la calidez familiar no existía entre ellos, pero tuvo la esperanza de que eso en algún momento cambiara.
Los días pasaron, Edward junto a Bella y Carlisle volvieron a Forks. La castaña ni siquiera volteó a ver al cobrizo y a la otra humana, solo podía sentir una tristeza e ira hacia el lector de almas desde que la abandonó, dejándola a su suerte, por intentar salvar la vida de Bella. Eso le hería de una forma muy profunda, y que veía muy imposible el curar esa herida.
Ahora mismo, Kaia leía un libro de criaturas místicas, hijos de dioses griegos y un campamento mestizo, si, estaba releyendo Percy Jackson. Era sábado, las pequeñas vacaciones que se estaba tomando estaban siendo un poco monótonas y aburridas. Siempre era la misma rutina. Despertarse, comer un poco de alguna comida que Esme o Rosalie le hiciera, volver a su habitación, mirar las cortinas que cubrían los ventanales, estar todo el día acostada o leyendo un libro, para finalmente irse a dormir temprano. La monotonía no era algo que le molestara a Kaia, sino el hecho de que ahora hacía lo mismo de siempre sin él.
Para Kaia le era difícil el recordarlo sin sentir un gran cráter en su pecho. Toda su vida, literalmente, había estado junto a él. Primero fue su hermano, aquel que la cuidaba y le leía cuentos de piratas. Luego fue su amigo, el mejor de todos y su mejor confidente. Para después, una vez que ella supo el secreto, fue su primer amor. Se enamoró de ese chico de cabello cobrizo, ojos dorados y con una gran pasión por el piano. Incluso Edward se inspiró en ella y creo una melodía, su melodía. Era una balada lenta, llena de amor y cariño. La cual, desde el momento en que Edward encontró a su Tua cantante, Kaia dejó de oír. Y no solo porque no quería oírla porque le recordaba su abandono, sino porque el vampiro había comenzado a tocar una nueva melodía, que no iba dirigida a ella. Y eso era lo que más mataba a la humana Cullen.
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¹ Kaia | Twiligth
Fanfiction"Eres la persona correcta, y yo fui el equivocado." Los vampiros tienen un alma gemela, aquella que cuidará, amará y acompañará al inmortal. Pocas veces es una humana, y son muy escasas las que terminan juntas. Ella es su compañera, pero la curiosi...