v. Similitud.

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v. SIMILITUD.


Kaia nunca fue una persona conflictiva, incluso podía llegar a darte la razón, aunque no la tengas, por evitar un conflicto. Ella odiaba los problemas, odiaba ver a las personas molestas. Simplemente prefería la paz, antes que a la guerra. Quizás por ello jamás les había gritado a Edward y Bella cuando ellos aparecieron en su casa tomados de las manos, simulando ser una pareja tan feliz como ella lo fue con él.

Esa mañana, Charlie no iría a buscarla por unos extraños llamados de unos excursionistas al haber visto un oso negro y grande rondando por ahí, en el bosque. A Kaia no le molestó, por lo que se tomó esa mañana para limpiar un poco su casa, ya que comenzaba a molestarle el pisar vidrios rotos con sus zapatillas. Ató su cabello en una coleta, mirándose en el espejo del baño, viendo sus prominentes ojeras y su palidez, y luego salió a ordenar su cuarto primero. Junto los libros que estaban tirados en el suelo, al igual que algunas prendas de ropa. Hizo su cama, y trapeo los pisos. Al salir de su cuarto, se dirigió a la cocina, donde limpió todo, incluso la nevera, sacando las cosas vencidas y tirando estas a la basura. Después siguió con la sala y las escaleras. Todo estaba reluciente y como nuevo, aúnque su alma seguía rota y vieja.

Se dirigió al garaje, donde tomó las llaves del auto que Carlisle le regaló hace dos años y que nunca usó, y abrió la puerta metálica del lugar, para subirse al auto y salir de su casa. Se dirigió al pueblo, principalmente a un supermercado, donde gastó por primera vez el dinero que Carlisle le dejó, comprando comida y algunas cosas más. Al regresar a su casa, se encargó de guardar cada cosa en su lugar y se dirigió a su cuarto, se dio una ducha y buscó en su armario alguna ropa para estar cómoda. Entre su desorden, encontró un suéter que le pareció conocido. Era de lana, de un color rojo escarlata con algunos detalles en negro en la parte de los puños. Lo tomó con el ceño fruncido, y sintió un aroma familiar. Era el perfume de Jasper. Ese era el suéter de Jasper. Se estremeció.

Ella había olvidado el aroma de su hermano favorito. El perfume tan varonil y delicioso que usaba el ex-soldado. Lo acercó a su rostro y presionó su nariz en la tela suave, impregnando el aroma en su memoria, sintiéndose cerca de él. Cuando lo alejó un poco, lo miró unos segundos, recordando las palabras que Rosalie había escrito en la carta: "Jasper dejó su suéter para ti, por si lo necesitabas". El vampiro rubio había acertado, pero también se había equivocado al pensar que ella lo usaría, por que lo lanzó nuevamente al fondo de su armario y tomó unas prendas sencillas, para finalmente alejarse del mueble. Ella no quería usar algo que le recordara a ellos.

Se vistió con un jean azul desgastado, una remera larga negra que le llegaba un poco arriba de los muslos y un abrigo largo. Se puso sus Vans, sus calcetas blancas y salió de la habitación. Caminaba a la cocina cuando escuchó el teléfono sonar, haciendo que la joven frunciera el ceño. ¿Quién podía ser?. Caminó con cautela hasta el teléfono fijo de la sala y lo tomó, atendiendo el llamado.

¹ Kaia | TwiligthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora