iv. Lobos.

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iv

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iv. LOBOS.

No siempre, para Kaia Cullen, la amistad fue algo esencial, mucho menos con alguien tan humano como ella, ya que se había criado y crecido entre seres sin vida como los vampiros. Ella no necesitó amigos porque tenía a Emmett para hacer bromas, a Rosalie para hacer pijamadas, a Alice para ir de compras, a Jasper para jugar juegos de mesa y a Edward para salir a pasear por las noches. Ella no necesitó amigos nunca, pero ahora, ella estaba sola y tres chicos Quileutes no les gustaba verla de ese modo.

Las tardes en casa de Billy Black comenzaron a ser con más y más frecuencia, hasta el punto de ir en la mañana y volver en la noche en compañía de Charlie o Jacob. En dos simples semanas, Kaia se había ganado el corazón y el cariño de cada uno fe ellos, pese a que no hablaba mucho, cada uno de esos hombres habían visto algo en Kaia que les convenció a cuidarla.

Esa mañana, tan lluviosa y con el cielo de un gris opaco, Kaia llegaba en el auto de Charlie a la reserva Quileute, a la casa de Billy Black. El hombre Swan estaba contento de ver un progreso positivo en la chica Cullen, y se llenaba el pecho de orgullo al haber sido parte de eso.

-Vendré a las 8, ¿Está bien?. -Preguntó Charlie a la joven que tomaba su mochila para bajar del auto.

-Claro que sí. -Respondió Kaia.-Billy me invitó a cenar hoy, si quieres te puedes unir.

-Debo ir a casa con Bella...-Murmuró Charlie, apenado.-Pero te vendré a buscar cuando terminen.

-No te preocupes, Jacob puede llevarme.-Dijo Kaia, intentando ignorar el nudo en la garganta que se le creó al oír el nombre de la otra humana.

-Mmh, está bien.-Dijo Charlie, dudoso.-Entonces, te veré mañana. Llámame en cualquier momento si necesitas algo, ¿De acuerdo?.

-De acuerdo.-Dijo Kaia, bajando del auto.-Nos vemos, Charlie. Y gracias.

Esa era otra cosa, Kaia había comenzado a hablar un poco más, al menos, con Charlie y Billy. El Sheriff Swan asintió y esperó a que la joven tocase la puerta de la casa Black, donde fue muy bien recibida por el patriarca Black. El hombre saludó con su mano a su amigo y este, luego de devolver el saludo, se fue rápidamente con su auto al trabajo.

-¿Lista para la tarde de películas?. -Preguntó Billy, cuando ya entraron a la casa.

-Claro que sí. -Respondió Kaia, quitándose su abrigo y colgandolo en la percha.

El hombre asintió y se dirigió a la sala, donde ya el televisor estaba con una película en pausa y la mesa de té estaba repleta de snacks y algunos refrescos, incluso cervezas. Kaia se dirigió al sofá, donde detrás de este había una ventana, y se sentó con sus piernas cruzadas. Billy se quedó un poco más alejado y tomó el control de la tele, poniéndole play a la película de los locos Addams.

¹ Kaia | TwiligthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora