Capitulo 26

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"Te he echado de menos estos días", la voz de Poché rompió el silencio de la habitación. Se encontraban descansando sobre la cama de su novia mientras conversaban frente a frente.

"Has estado fuera solo tres días Poché", Dani sonrió. "Pero yo también te he echado de menos."

"Mucho tiempo para mí", dijo antes de acercarse a besarla. Sus manos se encontraron con la cintura de su novia, pasando por debajo de su camisa, "Dani, que yo se que hemos dicho que esperaríamos hasta que tuviera dieciséis, pero mi cumpleaños es mañana, creo que podremos adelantarnos unas horas, ¿Qué opinas?", los dedos de su mano derecha jugaban con la suave piel que encontraba. No había visto a su novia en los últimos días porque estaba visitando a sus abuelos, lo cual había sido bastante torturante. Ahora sólo quería adelantar la hora a medianoche y pasar el resto de la noche besándose sin sentido, con su cuerpo presionado contra el de su novia.

Poché se incorporó ligeramente para poder ver la cara de Dani y, por unos segundos las dos se quedaron mirando, a escasos centímetros la una de la otra. Dani la miraba con tanto amor e intensidad que definitivamente le transmitían las mismas ganas que ella sentía. Por unos segundos pareció que iba a decir algo pero solo se acercó y la besó suavemente. Y no podría haberlo dicho mejor, en serio, no podría haberlo dicho más alto, ni más claro, ni mejor que con aquel beso. Parecían haberse puesto de acuerdo sin hablar, simplemente estaba bien, no era demasiado pronto, era el momento justo y las dos podían sentirlo.

Era igual de nuevo para ambas, no había nadie que pudiera decirles qué hacer, solo estaban ellas dos y eso era suficiente. Aprenderían juntas, igual que habían aprendido juntas a besar y tantas otras cosas. Poché bajó su cabeza y acarició con su nariz el cuello de Dani, inhalando el aroma que era cien por ciento su novia. Sin poder detenerse, su lengua se asomó entre sus labios e hizo un ligero contacto con la piel debajo suyo.

Los ojos de Dani se cerraron y una de sus manos descendió por la espalda de su novia para colarse por debajo de la camiseta que vestía y quemarle la piel mientras le acariciaba la cintura, la espalda, la cintura otra vez y ¿era ella o la forma en la que Dani respiraba en aquellos momentos era increíblemente sexy? Entrecortada, interrumpida por ligeros gemidos. Su respiración estaba amenazando con terminar con la cordura de poché. Pero en su defensa con casi dieciséis años, plena
adolescencia, hormonas revolucionadas y todo eso, tener a Dani respirando, acariciándola, moviéndose de esa forma la estaba volviendo loca.

Empezando por el lugar donde su lengua había dejado un rastro húmedo, continuó besando el cuello de su novia y sintió otro gemido contra sus labios. Contenta con la reacción que tuvo, se levantó con las manos para inclinarse más, sin importarle nada de lo que pasaba a su alrededor.

Al colocarse encima, abrió los ojos y la miró un poco más. Su pecho se elevaba muy rápido y sus mejillas se coloreaban con un ligero rubor. Su novia era realmente preciosa, se preparó para acercarse de nuevo pero antes de que pudiera unir sus labios, fue dada vuelta, sujetada a la cama por manos fuertes y una sonrisa pícara. "¿Qué haces?"

"Cambiando de opinión", dijo Dani acercándose para unir sus labios. Y como siempre pasaba con ellas, sus besos suaves y con ternura empezaron a llenarse de deseo y pasión en menos de lo que pudieran pensar. Sus manos encontraron el dobladillo de la camisa de poché y lo empujó hacia arriba, plantando suaves besos en su cuello y acariciando cada centímetro de piel que podía alcanzar sin moverse demasiado. Tenía la necesidad de sentir más, así que empezó a bajar por su cuerpo dejando besos en cada centímetro que encontraba.

Una en un millón [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora