Capitulo 46

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.Finalmente en la casa de sus padres después de haber pasado toda la mañana con Juan, Poché abrió la puerta principal y se asomó para ver si había alguien cerca, solo encontrándose con Sergio que bajaba las escaleras a toda velocidad.

"Oye Poché, ¿Ya has visto a Dani?"

"Sergio", se rió. "Acabo de llegar a casa", mirando mejor a su hermano, notó que llevaba puesta su ropa de deporte. "¿Y tu que? ¿Ya te ibas?"

"Si. Dani me ha ayudado con algunas cosas del instituto así que ya estoy listo para jugar."

"Oye espera... ¿por qué me has preguntado si había visto a Dani?", lo frenó cuando estaba a punto de salir por la puerta.

"No, por nada", sonrió encogiendo sus hombros. Con suavidad intentó soltar su brazo y salió antes de que pudiera retenerlo de nuevo.

Sacudiendo la cabeza ante las ocurrencias de su hermano pequeño, siguió el olor del pastel de manzana hasta la cocina. Le encantaba cuando su mamá o su papá cocinaban sus comidas o postres preferidos.

"Hola mamá", puso la bolsa que había estado llevando en una de las sillas y se dio la vuelta para mirarla.

"Poché, hija, ¿Has traído las compras?"

"Sí", respondió con una sonrisa radiante. "Papá llegará para la cena y me ha pedido que te diera esto", entregando a su madre el ramo de flores, vio como la cara de la mujer se iluminaba.

"Gracias por hacer de mensajera, ¿Has visto ya a Dani?", preguntó también, llenando un jarrón con agua para las flores.

Tomando una manzana del tazón de la mesa, se recostó en el mostrador de la cocina mientras limpiaba la fruta con sus manos. "No mamá, ¿Por qué todos me preguntan eso? ¿Ha pasado algo?"

"No, nada cariño... Sólo preguntaba", intentó distraerse acomodando el remo de flores.

"¿Está arriba?"

"Si. Sergio y ella han terminado hace un rato", acotó.

"Me sorprende que Sergio haya dejado que lo ayuden", dijo y levantó la ceja. Recordaba que siempre se negaba a que lo ayudaran con el instituto cuando poché o sus padres lo intentaban.

"Bueno, parecía entenderle, quizás Dani tiene algo que nosotros no tenemos", Marta sonrió sabiendo ya de sobras que su hijo estaba encantado también con la morena. "¿Y tu qué? ¿Qué hay en esa bolsa?", preguntó Marta, un poco entrometida.

"Algo para mi novia... O prometida. Todavía no me acostumbro a llamarla así", sonrió.

"¡Que bonito hija!"

"Pues si", respondió, terminando la manzana y tirando el resto a la basura. "Oye mamá, ¿puedo pedirte un favor?"

"Por supuesto, Poché. ¿Qué necesitas?"

"Le he comprado un regalo a Dani y quiero preparar algo antes de dárselo para que sea una sorpresa... ¿Puedes distraerla mientras preparo todo? No será mucho, lo prometo. Quizás unos minutos, ¿Puedes?", conociendo a la morena, sabía que intentaría llamarla en cuanto descubriera que poché no había llegado aún o bajaría a saludarla ni bien la viera. "¿Por favor?"

Una en un millón [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora