Capitulo 44

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Cuando Dani volvió a abrir sus ojos estaba en la antigua cama de poché con ella encima. Quería comprobar que hora era, pero su móvil se había quedado sin batería y no quería despertarla. En algún momento de su siesta, Poché había enredado su pierna entre las suyas y ahora estaba usando su pecho como almohada.

Al oír suaves golpes en la puerta, intentó sentarse a pesar de tener todo el peso sobre ella pero no lo logró. "Pasa", murmuró suavemente, esperando que su voz fuera lo suficientemente fuerte para que quien estuviera al otro lado la oyera.

Y se ve que ese fue el caso porque la puerta rió lentamente y la cabeza de Sergio se asomó. "Dani", susurró con una sonrisa. "Mamá ha dicho que debía venir a buscarlas. El abuelo acaba de llegar."

"Gracias Sergio", le devolvió la sonrisa. "¿Qué hora es?"

"Las seis", respondió él. "¿Poché sigue durmiendo?"

"Sí. Dile a Marta que ya iremos, ¿vale? La despierto y vamos", la morena sonrió mientras acariciaba el brazo de la rubia que se abrazaba a su estómago.

"Vale", respondió antes de cerrar cuidadosamente la puerta, dejándolas solas otra vez. Se dedicó uno o dos segundos más disfrutar del momento y luego intentó hacer lo mismo con poché.

"Cariño", habló suavemente sobre el oído de la rubia. "Tenemos que bajar." "Mhmm", gimió la rubia, estirando su
cuerpo.

Riéndose, Dani rozó sus labios contra la frente de su prometida e inhaló el aroma del pelo de la rubia. "Tu abuelo está aquí y prometí despertarte."

Los ojos se abrieron y cerraron un par de veces antes de que Poché se moviera a mirar a la chica que estaba abrazándola.

"Le he dicho a tu hermano que bajaremos en diez minutos, pensé que probablemente querrías ir al baño antes", le quitó los mechones rubios de la cara y se encontró al instante con una preciosa sonrisa. "¿Qué?"

"Nada. Sólo... Sabía que casarme contigo era lo mejor. Ya me conoces tanto", inclinándose antes de que la morena pudiera responderle, tomó sus labios en un amoroso, pero profundo beso.

"Venga, vamos que seguro quieres ver a tu abuelo tanto como él a ti", Dani agregó y se levantó para terminar de cambiarse.

Tomó la mano que la rubia le tendía y se detuvieron en el baño para lavarse los dientes. Sus ojos casi nunca perdían el contacto a través del espejo. Una vez que estuvieron preparadas, bajaron las escaleras.

De pie en el umbral de la sala de estar, Poché escuchó la risa de su abuelo e inmediatamente la hizo sonreír. "¡Abuelo!", gritó ni bien lo vio y se acercó hacia él.

"Hola charrita", murmuró quien recibió a su nieta con los brazos abiertos. No lo admitiría nunca pero de todos sus nietos, Poché era su debilidad.

"¿Ha traído pastel?", preguntó la rubia ni bien se separaron.

"Poché..." Dani sacudió la cabeza. "A veces creo que la comida es lo único que te preocupa cariño", bromeó. "Hola, César."

"Jovencita, ¿Cómo estuvo el viaje?"

"Bien, gracias", respondió dulcemente Dani .

Una en un millón [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora