Capitulo 1

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La pequeña Poché estaba caminando y rebotando por el pasillo del hospital. Sus ojos grandes observaban todo los que sucedía a su alrededor. Iba con una sonrisa enorme en su rostro y pequeños rizos rubios rebotando a cada paso que daba. De repente se detuvo frente a una habitación porque escuchó a alguien llorando del otro lado de la puerta. Curiosa, presionó sus pequeñas manos contra la madera y empujó la puerta para abrirla.

Sentada en una cama de hospital había una niña pequeña mirando hacia abajo, con largos rizos oscuros alrededor su cara. Su brazo derecho estaba cubierto por una escayola de color rojo y usaba su sudadera para secar las lágrimas que rodaban por sus mejillas.

"¿Por qué lloras?", preguntó Poché.

De repente, la otra niña se sorprendió. Unos hermosos ojos color miel miraron a Poché. "Estoy sola", sollozó.

"¿Qué ha pasado? ¿Dónde están tus padres?"

"Tuvimos un accidente de coche. Ellos ya no están", No hizo falta que agregara más, la pequeña rubia comprendió lo que sucedía.

Se quedó quieta por un momento sin saber que hacer "No llores". Se acercó a la cama y se subió a ella, sentándose su lado "No llores", dijo otra vez.

"¿Y tú, por qué estás aquí?", Preguntó.

"¡Hoy nació mi hermano pequeño! Mamá y él están durmiendo", exclamó la rubia emocionada. "Oh... soy María José pero dime Poché", dijo la niña, tratando de distraerla.

"Daniela", agregó. "Daniela Calle".

"¿Oye, y sabes dónde vivirás?"

"No lo sé. ¿Me tengo que quedar aquí en el hospital para siempre? Porque yo no quiero eso"

"¿No tienes abuelos?", Preguntó Poché.

La morena bajó la cabeza y respondió "No".

Cuando la rubia vio que las lágrimas brotaban de nuevo, tomó la mano de Calle. "Oye, no vuelvas a llorar. Tal vez puedas ser como Kevin y vivir sola", le comentó

"Eso es una película", Calle sonrió.

"Sí, así que ni siquiera tienes que temer a los hombres malos", la rubia sonrió. "¿Te duele mucho el brazo?"

"No tanto"

"Me gusta el color. Pero mi color preferido es el rosa", la rubia sonrió.

"A mí también me gustaba. Pero ahora que estoy más grande me gusta el rojo", Le respondió Calle como si fuese lo más maduro que decía.

"¿Qué edad tienes?"

"Seis", Respondió. "¿Y tú?"

"Cinco. Entonces, ¿eso es qué? Dos... no, un año más que yo"

"Si", sonrió Calle.

"Me agradas Daniela", Le devolvió Poché.

La rubia finalmente miró a su nueva amiga y esta le devolvió la sonrisa. "Tú también me agradas". Dijo mientras se limpiaba más lágrimas con la manga de su sudadera.

Una en un millón [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora