PRÓLOGO

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La majestuosa pieza de Claude Debussy, “Claro de Luna” flotaba en un eco a través de los tres pisos de la mansión. Las pisadas de sus brillantes zapatos iban resonando al subir cada escalón de mármol blanco mientras la última luz del atardecer entraba por el gran domo sobre su cabeza. Casi tropieza con la punta de sus pies por ir leyendo correos en la tableta que acaba de entregarle su ama de llaves cuando entró en la casa.

—¿Tres millones y medio de wons te parecen una broma? —Taehyung alzó la voz desde el primer piso hasta el segundo para que llegara a oídos de su abuela.

Ella no creyó cuando le gritó desde abajo lo que decía uno de esos correos respecto a su estado de cuenta: Alguien había depositado casi cuatro millones de wons en su tarjeta bancaria, lo equivalente a tres mil dólares.

—Debe ser una equivocación del sistema cariño, no es problema —contestó ella una vez lo vio entrar a su estudio.

Quitándose las gafas y girando su silla, se levantó a detener el viejo reproductor de música y tomó la tableta que Taehyung le tendió para comprobarlo ella misma. Efectivamente, la actualización de su cuenta bancaria arrojaba semejante cantidad, lo meditó por unos segundos. Estará en grandes problemas si no se explica pronto.

—Nadie deposita una cantidad tan grande como esa en la cuenta de un desconocido por equivocación. ¿Quién es Liu Kiang? —razonó su nieto.

Cuando su abuela escuchó el nombre de quien hizo el depósito, una sensación de nervios le despertó. Fingió la más astuta de las sonrisas y buscó una buena excusa para encubrir a aquel hombre.

—Oh, sólo es con quién estoy haciendo la nueva colección —respondió quitándole importancia. —Es parte del presupuesto que acordamos para empezar a manufacturar las telas.

Su abuela es diseñadora así que después de pensárselo un poco, tuvo sentido para él. Prefirió no inmiscuirse más pues creyó que sería de mala educación desconfiar de ella. Aunque algo no le encajaba por completo, se aguantó la curiosidad y ya no hizo preguntas, en su lugar le lanzó un gesto inconforme arrugando las cejas y nariz los cuales su abuela simplemente besó con cariño.

Taehyung decidió quedarse un poco a hacerle compañía en su estudio mientras continuaba trabajando desde su tableta en el sillón. Su abuela, una encantadora mujer de complexión moldeada por sus productivos años de modelaje miró a su nieto con ternura; sus rizos caían por su frente mientras se distraía de su deberes en el dispositivo por curiosear con los alfileres de coloridas puntas redondas en su mesa de trabajo.

Mildred observa cómo Taehyung mete la mano en su colección de estambres para frotarlos contra sus cachetes como un bebé y le roba una sonrisa con encanto. Ya era todo un adulto pero sigue viéndolo como ese pequeño niño que había criado alejado de cualquier cosa que pudiera hacerle daño, siempre callado y detrás de la sombras para no sobresalir. Nunca fue realmente indefenso, pero el trauma de su tierna infancia le había borrado todo recuerdo haciendo que recayera en ella un sentido de protección.

En lugar de volver a su silla y continuar con bocetos en su computadora, Mildred quiso darse el gusto de sentarse a su lado. Dejó que la música continuara y se acercó a Taehyung subiendo ambas piernas al sillón, flexionándolas sobre su pecho, se colocó a un costado de él y empezó a acariciar sus hombros.

Taehyung ya tiene veintiún años pero aún así su abuela ignoró su mirada juguetona de “¿por qué tanto abrazo? “ y se aferró a él con necesidad.

Nuevamente estaba atrapada entre mentirle a su único nieto para protegerlo, o decirle la verdad y enfrentar las consecuencias. El hecho de que esa gran cantidad de dinero haya sido depositada significaba mucho y esconde todo un abanico de hechos de los que Taehyung no debe enterarse en esta vida ni en la siguiente.

Abrazándolo fraternalmente por detrás como siempre acostumbra, rodeó su cuello con un brazo y posó una mano sobre su cabeza acariciando sus mechones mientras su nieto se enfrascaba en el dispositivo de nuevo, dejándose dar cariños como un cachorrito.

Mildred pegó su nariz al cabello de Taehyung tratando de controlarse pero sus ojos empezaron a cristalizarse cargándose de lágrimas pesadas.

Era una presión casi insoportable.

Detestaba ignorar a su honesto corazón para mentirle, pero si quería preservar la paz por la que tanto a luchado en mantener en ausencia de los padres de su nieto, es justo lo que hará.

Su amor por él era lo más parecido al amor de madre que él nunca tuvo y pensar que saber la verdad le costaría la vida a su “pequeño”, le estremecía. Recordar la importancia de mantener el secreto era lo único que la persuadía a continuar.

La parte lenta e icónica del piano en la canción que suena en toda el estudio escondió su dolor. Lloró a espaldas de Taehyung esa tarde y en el silencio de su estudio cuando este se fue sin percibir que algo andaba mal. No estaba segura si lloraba por la impotencia de quedarse sin opciones o de alegría por al menos tenerlo todavía en sus brazos.

Lo que ella no sabía es que más bien debía llorar porque jamás podría seguir protegiéndolo y algo además de Taehyung sería arrebatado de sus manos ese día.

Pero ¿cómo iba a saber ella que lo perdería esa misma noche?

Sólo era cuestión de tiempo. Horas…


[…]


—§ Hace tres años §—


—¡S-sí, sí! ¡Más rápido! —El pequeño chico gimió sobre él. Ni siguiera se había tomado la molestia de desnudarlo por completo. —Mgh… ¿a-al menos me dirás tu nombre? —Las piernas del chico temblaban alrededor del regazo del joven que provocaba sus sonoros gemidos.

—No necesitas saberlo para venirte —contestó Jeon Jungkook, con una voz inevitablemente baja que no podía no ser seductora, aspirando entre dientes. Asestaba  contra las caderas del desconocido chico para embestirlo con más fuerza como él le había pedido; complaciéndolo de acuerdo a la cantidad que él le había pagado.

—¿Y-y… si quiero gemir tu nombre cuando lo haga? —Continuó saltando sobre él buscando su propio placer.

—Lo siento pequeño, no pagaste por mi lo suficiente como para obtener el beneficio de saberlo —finalizó Jungkook con indiferencia.

Y el chico a su merced se redujo a seguir gimiendo, no pudo protestar pues aunque Jungkook se rehusó a darle su nombre, se encargó de tratarlo tan bien que dejó de importarle. Con el orgasmo tan cerca, el chico al que llamaremos “cliente”, olvidó por completo la vergüenza que había sentido al entrar a este burdel queriendo ofrecer dinero por sexo porque su novio ya no lo satisface.

Siendo Jungkook y su cliente unos completos desconocidos entre sí, pudieron haberse juzgado el uno al otro pero sería una pérdida de tiempo. El cliente había venido a cumplir sus más grandes fantasías sexuales a costa de serle infiel a su pareja y Jungkook pedía dinero a cambio de algo que debería darse sólo por amor. ¿Quién debe ser peor juzgado?

Unas embestidas más y el chico no pudo seguir siendo estimulado por este joven experto. Un abrumador orgasmo lo golpeó en espasmos que fueron disminuyendo gradualmente hasta hacerlo derrumbarse exhausto sobre el pecho desnudo de Jungkook. Levantó un poco la cabeza y inspirando hondo se abrazó a él con fuerza pero Jungkook no le correspondió.

—Tú no llegaste ¿o sí?... —jadeó el menudo chico algo resignado, aún con respiración anormal. No lo había sentido culminar dentro como tanto hubiera deseado que semejante hombre como él lo llenara, mientras que en su caso había terminado sobre todo su abdomen.

—¿A ti te gustó? —Sin dudarlo, su cliente acercó la nariz a su cuello y suspiró un jadeante “s-sí” aún aturdido. —Entonces mi trabajo está hecho —se limitó a responder.

Además de caliente, Jungkook había sido amable e incluso considerado de acuerdo a lo que el perfil de su cliente había pedido. Pero el cuerpo de Jeon no le permitió venirse, ni su mente deseó disfrutar del placer junto a él. No, no así.

Palmeó los muslos del chico para indicarle que ya era hora de irse, le dijo que debía atender a alguien más y no podía quedarse más tiempo. El chico, irrelevante para Jungkook, se recolocó su ropa y después de tomar sus cosas, se quedó unos segundos mirando desde el marco de la puerta cómo el hombre de cabello rojizo de quien jamás supo su nombre se limpiaba su corrida de encima con cierta monotonía y mirada perdida.

El arrepentimiento para el cliente fue casi instantáneo, lo había disfrutado como el infierno y cielo al mismo tiempo; los juegos previos, las palabras sucias junto con sus firmes movimientos lograron darle lo que estaba buscando pero eso lo volvía un maldito infeliz infiel.

Había descargado toda su necesidad y frustración egoísta en este chico por el que sintió lástima por haberle pagado para utilizarlo. Con un sentimiento de culpa, un cliente más abandonó el gran establecimiento esa noche, al menos él si podía porque Jungkook quedó atrapado aquí dentro.

Pasando sus dedos por su abundante cabello rojo, Jungkook se vistió con indiferencia tal como hacía todo lo demás, pero por primera vez en mucho tiempo pensó en lo que acababa de pasar.

No le importó en lo absoluto que otro chico descargara su estrés en él y lo utilizará para canalizar sus problemas tanto emocionales como amorosos, ya estaba más que acostumbrado a que lo hicieran. Después de todo, siempre hay una razón para acudir a ese tipo de lugares más allá de que necesiten un buen polvo porque su pareja ya no les complace, siempre hay algo además del placer lo que hace que un prostíbulo esté lleno. Soledad, dependencia, tristeza o vacío. Creen que pueden olvidarse de todo viniendo aquí. Si supieran que sólo están cavando su propia tumba.

Algo que no entiende es por qué la gente tiene una pareja si sabe que no le será leal. Ha visto millones de hombres casados venir a descargarle su infelicidad matrimonial a la cara pero aún así les remuerde la conciencia y vuelven apenados a los brazos de sus parejas. Eso le hace preguntarse cuál es la fiebre por tener una, a alguien exclusivamente para él, duda que eso de verdad le dé la felicidad que siente que le falta.

¿Cuál es el punto de la infidelidad? ¿La adrenalina de estar con alguien más a escondidas? ¿La posibilidad de ser mejor complacido? Talvez no lo comprende porque para él ya no es adrenalina, ha probado infinidad de personas y experiencias que ahora ya no le emocionan.

¿Por qué la gente habla tanto del sexo? A escuchado que algunas parejas dicen que las relaciones sexuales son una forma de comunicarse y transmitirse su cariño de una forma muy especial cuando es exclusivo entre ellos pero para él eso es patético, idealista y algo parte de un mundo utópico completamente ajeno al suyo. En su mundo, el sexo se ha convertido en algo tan común y sobrevalorado como ramen picante. ¿Qué puede tener de especial?

Conoce el procedimiento del sexo de pies a cabeza y no son más que movimientos repetitivos para lograr llegar exactamente a la misma cima todas las veces. Ha visto cómo vuelve vulnerables a las personas y por eso lo cree ridículo. Jungkook no conoce lo que es tener a alguien sólo para él, siempre compartiendo clientes, aquí hasta su cuerpo le pertenece a alguien más. Es por eso que la verdad, aunque a veces se pregunta qué se sentirá pertenecerle a alguien y conocer esa exclusividad especial de la que todos hablan, prefiere conformarse y pensar en que no le gustaría estar atado a ese yugo de sentimientos. Talvez es exactamente por eso que nunca da algo tan íntimo como su nombre.

Por un segundo se sintió culpable de haber sido parte de una de esas infidelidades otra vez pero él no era menos humano o más depravado que todos los que han llegado a buscarlo.

Cuando alguien ofrece sexo por dinero y otro da dinero por sexo ¿quién de los dos está más jodido?

Se acomoda bien el antifaz en sus ojos para ocultar su rostro, al menos eso es lo único que conserva, su identidad. El no dejar que nadie sepa quién está detrás del chico de antifaz haciendo todas esas suciedades por dinero, dar su nombre a conocer ni dejar que nadie pueda gemirlo con perversión a la hora del sexo le da la sensación de que aún tiene el control sobre quién es. Cree que no podría soportar oír a un cliente pronunciar su verdadero yo durante un encuentro. Es JK quien hace esto, no Jungkook.

Si alguna vez lo odian por no esforzarse por salir de este sucio infierno, a quien juzgarán será a JK, el nombre de su alter ego que se acuesta con hombres por dinero, no a Jungkook, el chico que aún lucha por estirar una mano y arrastrarse agonizante a alcanzar aunque sea una pizca del limpio cielo.

Preparándose para el siguiente que vendría, consideró muy seriamente comenzar a ser el primero en salir de la habitación y que no sea el depravado cliente quien lo deje tirado, podría funcionar.

Trató de recordar por qué necesitaba hacer esto ¿por qué demonios seguir aquí? Sus puños se cerraron en impotencia al pensar en su madre y el inútil en el que le había convertido. Pero uno de sus errores como ser humano —ser conformista—, le hizo recordar el lado positivo de su controversial situación. Necesita el dinero, un techo y compañía, punto.

Ese gran defecto lo había llevado a aceptar que_

❝ Cada quién tiene sus propias razones, errores, motivaciones, incluso traumas que lo obligan a creer que no puede obtener algo mejor por miedo a arriesgar y perder lo poco que ya tiene❞

Por alguna extraña razón, Jungkook se sentía libre de cierta manera inocente en un lugar como ese. Libre de hacer ahí lo que le place y necesita sin sentirse juzgado o amenazado por nadie, hasta era recompensado y halagado por lo que hace.

Sin embargo, sólo era cuestión de tiempo para que Jungkook conociera a alguien muy peculiar, y que este le hiciera cuestionarse toda su realidad.

Sólo para darse cuenta de que está terriblemente equivocado.

𝐏𝐫𝐨𝐭𝐞𝐜𝐭 𝐌𝐞 [𝐊𝐨𝐨𝐤𝐯] +𝟏𝟖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora