Cuando Taehyung se bajó del auto no pisó asfalto sino crecido pasto verde recién mojado por la lluvia de Agosto.
En todo el tiempo que estuvo dentro de la mansión que ahora sabe era de su infancia, había estado muy ocupado haciendo una tenebrosa regresión como para percatarse de que estuvo lloviendo a cantaros durante todo ese tiempo después del atardecer.
Sihyoon, a quien extrañamente el mundo desconocido de su mente había empezado a llamar “Papá” sin su permiso, lo había traído en su auto de bajo perfil todo un largo camino por terracería desolada en medio de un frondoso y fresco bosque oscuro recién humectado por la brisa de la pequeña llovizna que seguía cayendo.
El camino estuvo completamente apagado a excepción del tramo que alcanzaban a iluminar los faroles del auto. Árboles de un lado, árboles del otro.
—¿Qué hacemos aquí? —fuera del auto Taehyung preguntó con voz suave al ver el inicio de una construcción a lo lejos escondida entre los árboles.
—Ya es muy tarde como para andar en el bosque y está lloviendo —respondió Sihyoon cerrando la puerta del piloto. Se quitó la chaqueta y se la dio a su hijo que no traía nada con qué cubrirse la cabeza de la poca lluvia que caía. —Mañana a primera hora te llevaré a donde está la tumba tu madre y a partir de ahí ya veremos.
Guiándolo a pie por un camino de piedra adentrándose entre los arboles hacia la casa, tuvieron que trotar el último tramo porque la lluvia empezó a apretar otra vez.
Y por alguna razón, Taehyung no rechistó al seguirlo, ni tampoco dijo nada cuando subieron al pórtico de una enorme casa en medio de la nada. Al contrario, estaba demasiado callado para ser Taehyung.
Al entrar se sacudieron un poco y se frotaron los brazos por el fresco frío, Taehyung le devolvió tímido la chaqueta y su padre, es decir Sihyoon, o bueno como sea, la colgó en el perchero.
Taehyung estaba mirando su espalda demasiado fijo, como cuando un niño mira de más a alguien discapacitado o alguna cosa que todavía no comprende en su inmadurez, pero en el acto se dio cuenta de que le estaba siendo asombrosamente difícil seguirlo viendo como el “hombre que lo metió a un prostíbulo”, como un “mafioso mata personas” o incluso como “millonario”, porque colgando parte de sus prendas en el perchero tiritando de frío se vio nada más y nada menos como un aburrido viejo casero llegando a casa con su esposa e hijos dispuesto a cenar, y fue raro, más aún escanearlo con las botas llenas de lodo y el cabello oscuro de perrito mojado.
—¿Todavía me tienes miedo o por qué me miras tanto? —Su voz profunda más que la suya le asustó, tuvo que apartar la mirada para enfocarla en otra cosa.
—Me arriesgaré a ser quien lo diga, esto es raro. —La casa era enorme, ni tan modernamente brillante pero tampoco rústica, tramos de madera, tramos de granito por las paredes, muebles que se veían casi nuevos.
—¿Por qué es raro?
—¿Esta es tu casa?
Sihyoon no contestó, siguió observando cómo su hijo husmeaba por los rincones y metía las manos en cualquier lugar que podía como todo el chismoso que es. Y sonrió para sí mismo, recuerda que eso hacía cuando era niño y metía las manos en su oficina siempre que lo dejaba. Cualquiera que lo observara de lejos diría que Taehyung se veía realmente tierno restregando sus largas manitas, manos, en los almohadones de peluche caro de los sillones, lo que Sihyoon daría por tener a su hijo pequeño y niño otra vez, la oportunidad de hacer las cosas bien.
Tantas etapas que se perdió, tantos años que no estuvo ahí, tantas cosas que no vivió a su lado; enseñarle a andar en bicicleta, llevarlo a la escuela, malcriarlo, molestarse cuando tenga su primer novio, consolarlo en su primera decepción, ser un equipo como una familia normal. Está claro que desde hace mucho Sihyoon se resignó a que él no se merece una vida familiar normal y melosa como al final de todas las películas. Sólo le queda asegurarse de aprovechar ahora que lo tiene antes de que tenga que volver a irse.
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𝐏𝐫𝐨𝐭𝐞𝐜𝐭 𝐌𝐞 [𝐊𝐨𝐨𝐤𝐯] +𝟏𝟖
FanfictionLos mil y un demonios de Taehyung lo orillan a terminar en una inmensa red de prostitución sospechosamente fuera de lo normal que desafía las convicciones de cualquiera y redefine la doble moral. Kim Seokjin -el dueño-le pide a Jungkook -su empleado...