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Mis ojos se abrieron de par en par, cuando vi el remate que había golpeado ese chico pelinaranja. Estaban jugando cuatro chicos de primero con Daichi y Tanaka, y yo había llegado hace apenas unos minutos, por lo que todavía no habían notado mi presencia.

-¡¿ACASO PERDISTE TODOS LOS TORNILLOS?! ¡¿QUÉ FUE ESO?!- los seis se giraron a verme sorprendidos, mientras me adentraba al gimnasio, caminando sin reparo hacia el pelinaranja, tomandolo de los brazos, sin poder evitar sonreír -¡FUE INCREÍBLE! Daichi-san, juro que si no lo pones de titular, crearé un segundo club con él y te patearé el trasero- al verlo me quedé tiesa, soltando lentamente al chico y caminando hacia atrás, con las manos a la altura de mi pecho, rogando que no me matara -Lo siento, lo siento. Sigan con lo suyo- sonreí y le guiñé un ojo al pelinaranja, que todavía me miraba confundido pero con ojos brillantes.

Me senté en el suelo, dedicandome a mirar el partido, hasta que el compañero del pelinaranja llamó mi atención. Tenía cabello azabache, ojos azules, y definitivamente era alto.

Mierda, es exactamente mi tipo.

Sacudí la cabeza mentalmente, es un año menor, y potencial nueva adquisición del club, no podía pensar nada parecido. Vi a Daichi recibir un saque del rubio del equipo contrario, y fruncí el ceño, llevando una mano a mi boca para crear una especie de parlante.

-Deja la cadera quieta, capitán. Estás recibiendo, no bailando bachata- nuevamente todos se giraron a verme, y él me sonrió, asintiendo con la cabeza. Claramente, después de conocerlos tan solo unos meses, ya les había enseñado qué era la bachata. Vi de reojo como Tanaka sonreía, y levanté la mano en su dirección con el pulgar hacia arriba, indicandole que estaba jugando bien, y él festejó en silencio, por lo que no pude evitar reír, acomodando mi gorra para cubrir mejor mi rostro. Ahora que lo pienso, quizás fue por eso que el de pelo naranja me miraba tan confundido, tendré que presentarme bien cuando terminen.

Después de que el pequeño fuera ignorado muchas veces por el colocador nuevo, terminaron ganando, por lo que me levanté de un salto, gritando en festejo mientras me acercaba a ellos.

-Lo siento Daichi-san, pero me cae bien el camaroncín- levanté la visera de mi gorra, dejando ver mi rostro y sonriendole al pelinaranja frente a mi -Por cierto, yo soy...

-SUPER ALTA ¿Cuánto mides?¿Juegas al voleibol?¿Qué posición?¿Estás en el equipo femenino?- vi de reojo como Tanaka detrás de él se tensaba levemente al escuchar la última pregunta, pero solo reí.

-No exageres, mido solo 173 cm, si juego al voleibol, de bloqueador central, y no, no estoy en el equipo femenino- sonreí mientras chocaba los cinco con Tanaka y Daichi en forma de saludo.

-¿Entonces qué haces aquí?- en ese momento sentí como Daichi colocaba su mano en mi hombro, riendo suavemente.

-Hinata-kun, ella es Akaihana, es una amiga que siempre nos ayuda con los entrenamientos- sonreí llevando dos dedos a mi sien, moviendolos hacia adelante en señal de saludo -Akai, ellos son los chicos de primero de los que te hablé. Tsukishima-kun, Yamaguchi-kun y Kageyama-kun- aunque me los señalaba mientras los nombraba, no podía despegar la vista del último. Su semblante era serio, y no sabía si es que era muy relajado o muy intenso.

-¿Me ayudarías a entrenar?- pegué un salto cuando Hinata apareció frente a mi, juntando sus manos frente a su rostro, pero logró que me riera.

-¿No deberías descansar?- pregunté cruzandome de brazos, pero él solo parecía más emocionado por mi sí indirecto.

-¡Estoy bien! Por favor, Akai-san- hizo una reverencia, y miré de reojo a Daichi, que me extendió la llave del gimnasio con una sonrisa.

-¡Yo también quiero entrenar, por favor!- pidió Kageyama inclinandose hacia adelante como Hinata, por lo que reí suavemente.

-No hay problema, pueden entrenar siempre que quieran. Ya son parte del club- les guiñé un ojo mientras me daba vuelta para dirigirme al cesto con las pelotas, llegando a ver la sonrisa deslumbrante del pelinaranja.

Le falta técnica y experiencia, pero aunque juegue mal, sé que va a ser una gran adquisición para el equipo.

red cap | t. kageyamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora