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Me apoyé en el marco de la puerta del gimnasio, observando como Hinata y Kageyama entrenaban su ataque rápido.  Los dos estaban bañados en sudor y su respiración era agitada, y no pude evitar detener la mirada en el azabache más tiempo. Parecía completamente concentrado, sumido en sus pensamientos o simplemente demasiado enfocado en cómo colocaba la pelota. No podía despegar mi mirada de él, admirando su perfil, incluso como festejaba cuando anotaban, hasta que Hinata notó mi presencia.

-Akai-san, ¿vas a ayudarnos?- preguntó emocionado, y yo pegué un pequeño salto al conectar la mirada con Kageyama, desviandola y enfocandola en el otro.

-Si, ayudarlos a volver a casa.

-Espera, ¡uno más!- pidió él colocandose para saltar, y antes de que Kageyama pudiera tocar la pelota salí corriendo en su dirección, ubicandome al otro lado de la cancha, saltando cuando la colocó y Hinata la remató, bloqueando su golpe.

-Vaya, gané- sonreí victoriosa al llegar al suelo, viendo como Kageyama me miraba molesto y Hinata sorprendido.

-Sabía que jugabas de bloqueador central, pero no pensé que lo hacías tan bien. ENSEÑAME A BLOQUEAR ASÍ, POR FAVOR AKAI-SENPAI- se tiró de rodillas frente a mi, y yo tiré de su oreja, obligandolo a levantarse mientras se quejaba.

-Te dije que eso no funcionaría conmigo, tienes que ir a casa, comer y descansar para mañana. No todos los días tenemos la oportunidad de una Batalla en el Basurero- eso pareció motivarlo, ya que salió corriendo a buscar sus cosas, y yo me quedé mirando en su dirección con una sonrisa.

-¿Cómo supiste que iba a ir ahí?- la voz de Kageyama hizo que pegara un pequeño salto, girandome y encontrandolo demasiado cerca mío, mirando hacia abajo al ser más petisa que él.

-¿Eh? Ah- intenté tranquilizarme mientras recordaba lo de recién, y terminé por reír -Los veo practicar siempre, llamalo instinto- me encogí de hombros, hasta que me di cuenta de que eso sería como un insulto para él. Iba a corregirme, pero al mirarlo a los ojos noté que estaba tan neutro como siempre, por lo que fruncí el ceño.

-¿Vamos?- la pregunta de Hinata me sacó del trance en el que había entrado sin darme cuenta, por lo que pestañee rápido para reaccionar y le dediqué una pequeña sonrisa a Kageyama antes de ir con el camaroncín.

•••

Corría a toda velocidad detrás de Hinata, pero claramente su agilidad era superior a la mía y terminé perdiendolo.

Dios todopoderoso único e inmortal Levi, que no se meta en problemas el camarón, soy muy jóven para ir a la cárcel por matar un kohai.

-Ah, ahí estás- se me escapó de los labios cuando vi su cabellera naranja -Camaroncín, la próxima que desaparezcas así mi voz va a sonar mucho menos piadosa- al acercarme noté que había otro chico junto a él, teñido de rubio y con una campera roja.

Mierda, uno del Nekoma.

-Lo siento, me perdí sin querer, pero...- alcé una ceja al saber lo que seguía -TE GANÉ.

-No ganaste porque no fuiste por donde tenías que ir, sopenco- dije pegandole en la nuca cuando llegué a su lado, mirando al rubio teñido que me miraba desconfiado -Oye, lamento si te molestó mucho, ¿estás solo?- pregunté mirando en todas direcciones, es raro que este solo sentado y tan alejado de la carretera principal.

-Se perdió como yo porque no es de aquí- lo miré con obviedad, claramente no era de aquí si va al Nekoma.

-Ya vienen a buscarme, no te preocupes- respondió tímido, volviendo a mirar su videojuego.

-¿Seguro?- al escuchar el sonido que emitía la consola, me tiré hacia adelante, cayendo de rodillas frente a él -¿ESE ES EL DESTRUCTOR DE MUNDOS III?- este chico tiene el mejor juego de la historia, parece que Hinata tiene buen ojo. Él solo asintió con la cabeza algo sorprendido, después de todo no era de los más famosos, y yo solo lo conocía por mi hermano menor.

-¿También juegas videojuegos?- me giré a ver al pelinaranja, que intercalabaa mirada curiosa entre la consola y yo.

-Bueno, a mi hermano pequeño le fascinan, y cuando recién los descubrió me pedía a mi que le pasara los niveles difíciles...

-Aquí estás- escuché una voz grave detrás nuestro, y automáticamente me levanté, encarando a la persona poniendome disimuladamente frente a los dos chicos.

-Te tardaste mucho- dijo el rubio pasando por mi lado mirando la consola, caminando hasta el azabache frente a nosotros. También tenía la campera roja del Nekoma, y por su actitud y altura parecía ser bloqueador, por lo que lo escudriñé con la mirada por debajo de la gorra. Quizás serían oponentes complicados.

-Nos vemos luego, Hinata-kun, Akai-san- llegó a decir, claramente refiriendose al partido, y ambos se fueron. Miré al pelinaranja por debajo de la gorra cuestionante.

-Te nombré porque hablamos de altura y eres bajita como yo- chasquee la lengua y troné mis dedos -Y bueno, quizás mencioné que fuiste capitana del equipo femenino...

-3- dije levantando 3 de mis dedos mientras arremangaba la sudadera -2- bajé el tercero, y fue suficiente para que él entendiera y saliera corriendo por donde habíamos venido -DISFRUTA EL SENTIMIENTO PORQUE TE ROMPERÉ LAS PIERNAS, CABEZA DE MANDARINA, LA CONCHA DE TU MADRE.

-NO PUEDO ENTENDERTE Y NO SÉ SI QUIERO HACERLO.

red cap | t. kageyamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora