𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟗

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Llegamos al lugar en cuestión, hacía buen tiempo, pero pensando en lo que ibamos a hacer; no creo que vaya a durar mucho más. Aether le dio Der Himmel a Venti, quien empezó a tocar una agradable melodía. Acto seguido una notable brisa se instaló en el ambiente, pude notar como Diluc fruncía el ceño levemente ante los cambios que se empezaban a sentir.

Tras eso, Dvalin aparecío desde abajo del acantilado, tomándonos por sorpresa a todos los presentes. Dvalin quedó cara a cara con Venti, el cual miraba a los ojos del dragón sin miedo alguno reflejado en su actitud.

- ¿De verdad está hablando con el?- Dijo el joven pelirrojo a mi lado, quien parecía estar analizando todo lo que estaba sucediendo en ese momento. Antes de que alguien pudiera contestar a su pregunta, el Dragón del Este empezó a verse bastante alterado, por lo que todos menos Venti retrocedimos. Dvalin rugió y Venti retrocedió unos pasos más, luego de esto, un mago del abismo; el cual no estoy segura si sería de visión Cryo o Hydro, apareció justo al lado del dragón. Diluc y Jean desenvainaron sus espadas y yo preparé la lanza que había sido herrada por Wagner a petición de Amber.

El mago del abismo lanzó un par de ataques, uno de ellos me hubiese dado, de no ser por Diluc, el cual hizo que un fénix hecho de llamas saliera de su espada, protegiendo mi cabeza del cristál que iba a caer sobre mi cabeza.

- ¡Podrías haber muerto _________!

- Diluc cálmate, estoy bien, ese cristal no alcanzó a darme...

- Sí, gracias a mi.

- Si lo que quieres es que te de las gracias...

- No necesito que me des las gracias necesito que te mantengas alejada del peligro ¿Entendido?

- ¿Por qué tanta preocupación porque corra peligro?

Iba a responder algo, pero cerró la boca justo antes de decirlo, guardándose el motivo de su preocupación para sí mismo. Desde luego, no hay quien entienda a este chico. ¿Por qué se preocupa por mí? Ni que fuese importante para él o algo así, simplemente estamos colaborando juntos para salvar a Mondstadt... ¿No? Es solo eso, no es que sienta algo más que compañerismo hacia el ¿creo? No, estoy segura, no es amor, el amor hace daño en el estómago y es una sensación horrorosa que anula por completo tus sentidos y te vuelve débil frente a otros. Ese era mi concepto de amor, personalmente, no creo que cambie.

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Tras lo sucedido en Acantilado Estrellado y que Dvalin destrullese por completo Der Himmel sin posibilidad para nosotros de repararla, decidimos volver a la ciudad para armar un nuevo plan. Diluc había estado extraño conmigo, cuando pasamos cerca del Lago Estelar estaba atento a todas las direcciones y cuando nos topamos con un grupo de hilichurls y un mitachurl ni si quiera me dejó encargarme de los hilichurls, el los destruyó con su espada mucho antes de que me diese cuenta, luego me dio una mirada extraña y se apresuró en ponerse al lado de la Gran Maestra Intedente para seguir hablando con ella de la estrategia que seguiríamos para derrotar a Dvalin.

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Una vez llegamos a Mondstadt, Jean nos explicó que al día siguiente iríamos a la Antigua Mondstadt, más conocida actualmente por los ciudadanos de Mondstadt como: La Guarida de Stormterror; personalmente lo encuentro un nombre un tanto dramático, pero dadas las circunstacias no puedo culpar al pueblo por haberle puesto ese nombre.

El resto de la tarde estuve con Amber y Lisa tomando un té en El Buen Cazador. Cuando anocheció decidí pasarme por la taberna para ver si encontraba a Kaeya, puesto que hacía bastante tiempo que no hablaba con el. Efectivamente en cuanto pasé el umbral de la puerta de El Obsequio del Angel, una familiar y larga cabellera azul recogida en una coleta me llamó la atención.

- ¡Vaya querida! Así que por fin haces acto de presencia.

- ¿Pero qué dices Kaeya? Si eres tu el que no se deja ver por Mondstadt ni aunque le apunten con una pistola.

- ¿Pistola? Preciosa creo que aún te cuesta pillar que no entiendo los conceptos de tu mundo...

- ¿Tienes que algarme cada cinco palabras?

- Solo alago a las chicas bonitas... Tu lo eres.

- Kaeya deja de espantarme a la clientela o te echo a patadas de aquí ¿Estamos?- Una familiar voz grave llegó a mis oidos e inconscientemente una sonrisa se formó en la comisura de mis labios.

- Ah~ Diluc, realmente tan agradable como siempre.- Dijo Kaeya de manera sarcástica.

- Vaya si que os quereis vosotros dos.- Dije de manera irónica, pero ambos chicos me mataron con la mirada, Kaeya realmente se veía incómodo y decidió dejar el dinero sobre la barra e irse.

- Aquí tienes la mora por el vino, ___________ hermosa nos vemos en otra ocasión.- Me giñó el ojo, me sonrió de manera coqueta y salió por la puerta de la taberna.

- Oye... A lo mejor te incomoda que te pregunte sobre esto pero... ¿Puedo preguntar que pasa entre Kaeya y tú?

Diluc me miró vacilante un momento para luego negar ligeramente con la cabeza, haciendo que su pelo recogido en una coleta alta ondease de un lado hacia otro.

- Uh... Está bien... Pero subamos al piso de arriba, no me gustaría hablar de mi vida privada con un grupo de borrachos a mi lado poniendo la oreja en cada detalle de mi conversación.

- Claro, no hay problema, si te sientes incómodo contándome sobre vosotros simplemente omite lo que creas conveniente.

- Eres una joven muy comprensiva... Querida...

"¿Por qué me encanta que me llame así?" Realmente no creo que Diluc sepa el efecto que causa ese casual apodo en mí, pero prefiero que siga diciéndomelo sin saberlo, la verdad es que es lo mejor para mi dignidad. Mientras pensaba iba subiendo los peldaños de la escalera de madera que conducía al piso de arriba, desde el cual no se escuchaba si no el sonido de la gente en el piso de abajo hablando, bebiendo y riéndose. Pero no había nadie en ese piso, solo él y yo.

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Hoᥣᥲ ᥲ todxs dᥱ ᥒᥙᥱvo!! Lᥱs trᥲjᥱ otrᥲ ᥲᥴtᥙᥲᥣιzᥲᥴιóᥒ ᥣo ᥲᥒtᥱs ρosιbᥣᥱ, ᥲᥴtᥙᥲᥣιzᥲrᥱ́ ᥱᥣ ρróxιmo ᥴᥲρίtᥙᥣo tᥲᥒ ρroᥒto ᥴomo ρᥙᥱdᥲ, ყᥲ sᥲbᥱᥒ ᥴomo sιᥱmρrᥱ ᥣᥱs dιgo qᥙᥱ ρᥙᥱdᥱᥒ ᥴomᥱᥒtᥲr ყ votᥲr ρᥲrᥲ qᥙᥱ ᥣᥲ hιstorιᥲ ᥣᥣᥱgᥙᥱ ᥲ mᥲ́s ᥣᥱᥴtorxs qᥙᥱ ᥣᥱs gᥙstᥱ ᥱstᥱ tιρo dᥱ ᥴoᥒtᥱᥒιdo. Cᥙίdᥱᥒsᥱ, tᥱᥒgᥲᥒ ᥙᥒ ᥣιᥒdo dίᥲ/tᥲrdᥱ/ᥒoᥴhᥱ ყ bᥱbᥲᥒ ᥲgᥙᥲ <3

𝐅𝐋𝐀𝐌𝐄 - 𝐃𝐢𝐥𝐮𝐜 𝐑𝐚𝐠𝐧𝐯𝐢𝐧𝐝𝐫 𝐱 𝐫𝐞𝐚𝐝𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora