Cap.4

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Pasaron ya varias semanas, todo había mejorado desde la última noche en la que tuve el excéntrico encuentro con el ser de sombrero, ahora tenía un mejor trabajo, salía a divertirme con amigos y tenía una mascota. Todo estaba bien, ya no me preocupaba por qué el ser volviera a aparecer en mi hogar, muchos me decían que mi nuevo perro me cuidaría y que rezar siempre sería bueno para que el ser no apareciera más.

Había llegado de una fiesta, eran aproximadamente las 2:00am.

—¡Manchas!.— grité entrando a la casa.

El mencionado salió corriendo de quién sabe dónde, saltando y moviendo la cola con la lengua de fuera. Después de la bienvenida lo tomé en brazos para ir a la cocina y alimentar al perro café con manchas oscuras, comimos y después nos fuimos a acostar. Me puse la pijama y me recosté sobre la cama y el perro como pudo se acomodó a mi lado, nos acurrucamos y descansamos plácidamente. Todo era tan relajante hasta que Manchas salió corriendo de la habitación haciendo que me despertara de golpe, adormilada me paré de la cama y seguí el rastro del perro pero no lo encontré, regresé a mi habitación y a punto de acostarme escuché que el perro corría en el pasillo ladrando, me dirigí a la puerta y lo ví corriendo hacia la habitación desesperado y ladrando, fue ahí cuando ví que la puerta se cerraba ante mis ojos, rápido traté de abrirla mientras Manchas rascaba la puerta con desesperación. De un rato a otro dejé de escucharlo y eso me alteró.

—¡Manchas!, ¡MANCHAS!.— grité.

—¿Por qué te preocupa tanto un perro?.— escuché su voz ronca detrás.

Di la vuelta y ahí estaba sentado en el marco de la ventana.

—Porque me quiere, me protege, es leal y lo amo.— dije con una voz segura pero muerta del miedo por dentro.

—Lo mismo sucede conmigo, y no recibo lo mismo.— dijo serio.

—Espera, ¿Qué?.— dije tratando de procesar lo que dijo.

En eso sentí su presencia delante de mí, retrocedí pero el se acercaba cada vez más, mientras más se acercaba más subía la temperatura en la habitación. Di la vuelta para abrir la puerta pero sus manos me tomaron y las subieron dejándome sin movimiento. Todo se sentía cada vez más caliente.

—Disfrutaras de ésto.— dijo el ser con un voz ronca.

Empecé a sentir nuevamente sus labios sobre mi cuello, sentí que dejaba chupetones y poco a poco su cuerpo presionando el mío contra la pared.

—Ba-basta.— dije tratando de no gemir.

Al terminar de decirlo escuché que el ser gruñó con atisbo de enojo.

—Realmente me molesta cuando te resistes.— dijo molesto.

Sentí que sus manos dejaron de sostener las mías, di rápido la vuelta y al chocar mi mirada con la de el se abalanzó a besarme, sus besos eran bruscos y desesperados, cada vez hacía que me faltará el aire con frecuencia. Traté de alejarlo pero éste se resistía y me tiró a la cama, extrañamente sentí cómo mi piel tocaba las suaves sábanas de mi cama, otra vez el ser me había quitado la pijama sin que me diera cuenta. Rápido el ser se abalanzó contra mí y me besaba como si no me fuera a besar nunca más. No sabía que hacer, de un rato a otro sentí que todo se nubló en mi mente, dejé de pensar y nuevamente el impulso actuó por mí. Tomé el cuello de aquel ser y seguí con los besos que me daba, desesperada y sintiendo que la piel me quemaba por dentro tomé su camisa y con todas mis fuerzas la rompí dejando ver su cuerpo, el ser sólo sonrió y siguió besándome. Nunca había pasado por mi cabeza que perder mi virginidad sería con un ser realmente extraño, nunca imaginé hacer el amor con un extraño de piel gris que hace cosas sin explicación alguna, nunca pensé hacer esto con alguien o algo que ni siquiera sé si es real o sólo es producto de mi imaginación o siquiera de no saber su nombre. Sentí sus manos calientes sobre mi cuerpo, entonces lo tiré en cama y a manos torpes le quité el cinturón, lentamente bajé su pantalón y él sólo parecía disfrutarlo.

—Me vuelve loco cuando te dejas llevar.— dijo mordiéndose el labio.

Sus palabras me dieron un golpe de orgullo que hizo que tomara su miembro aún cubierto por su ropa interior entre mis manos, el ser gruñó fuerte por la repentina acción. Nerviosa acariciaba su parte sin saber qué hacer, por alguna extraña razón me gustaba lo que estaba haciendo, me gustaba ver a aquel ser disfrutar de lo que mis manos torpes hacían con su miembro, rápidamente su erección se hizo presente y bajé lo último que cubría su gran erección, con la poca luz que entraba a la habitación observé su miembro sorprendida pues nunca había visto el cuerpo de un hombre o un cuerpo de lo que fuera ésta cosa. En ese momento llegó a mí un golpe de calor que me hizo actuar por impulso nuevamente, cerré los ojos y metí su miembro en mi boca, en un principio pensé que me daría asco o algo pero realmente lo disfruté, chupaba y jugaba con mi lengua y su miembro mientras el ser gemía con una voz ronca, cerraba los ojos y tomaba con fuerza las sábanas. De un momento a otro sentí sus manos en mi cabeza, empujándola para que su miembro fuera más a fondo, después, de repente el ser me quitó rápido sentándome en su erección lo que provocó que saltará al sentir su miembro. El ser me dió la vuelta y me besó apasionadamente mientras yo le seguía el beso cuando sentí que algo caliente calló en mi abdomen, miré por lo bajo y aquel ser se había venido sobre mí, lo miré confundida y el sólo me miró apenado.

—Creí que tú serías la primera.— dijo desviando la mirada.

Reí como loca ante su comentario lo que pareció molestarle.

—Pagaras por ésto.— dijo molesto.

Con ayuda de sus dientes se quitó uno de sus guantes y quitó mi ropa interior. Me alarmé y quise quitarme pero el fue más rápido que yo y sentí que algo entro bruscamente en mi intimidad haciéndome gemir fuerte, sacándome lágrimas de mis ojos. Miré hacia abajo y ahí estaba el ser metiendo sus dedos en mí, haciendo movimientos que me hacían gemir a cada segundo.

—Pe-perdón.— dije gimiendo.

—Di mi nombre y te perdono.— dijo el ser sonriente.

—No sé~ tu nombre.— dije mordiendo mis labios por la sensación.

—Dime Black Hat.— dijo sonriendo, dejando ver sus grandes y afilados dientes.

—Perdoname Black Hat.— dije rápidamente.

—Así no.— dijo exigente.

Me lamenté mil veces por dentro y sentí que el ser metió otro de sus dedos en mí haciendo que dijera su nombre en un gran gemido.

—Así es, estás perdonada, déjame recompensar esto.— dijo sacando sus dedos.

Suspiré de alivio y relajé mi cuerpo pensando que todo había acabado hasta que sentí que algo húmedo se introdujo en mi intimidad, nuevamente gemía y me aferraba a las sábanas, observé lo que era y Black Hat había metido su lengua en mi intimidad, sentí tanto placer que no dejaba de gemir su nombre. Después de un rato disfrutando el momento sentí que algo dentro de mí tembló junto con mis piernas sintiendo algo caliente recorrer por mi intimidad, miré a Black Hat y se encontraba disfrutando tanto de lo que salía de mi cuerpo.

—Eres tan... ¡Deliciosa!.— dijo casi gritando.

Me sorprendió tanto lo que dijo, Black Hat se acercó a mí y me besó con gran pasión. Escuché a lo lejos que Manchas ladraba, a cada segundo sus ladridos se hacían más fuertes al grado de casi no soportarlos.

—Volveré.— escuché decir a Black Hat.

Di la vuelta para verlo pero ya no estaba entonces los ladridos se hicieron más fuertes, desperté sudando frío y jadeando.

Otra vez, la misma cosa de siempre, el ser que ahora se que se llama Black Hat viene, hace de las suyas y se va dejándome con miles de preguntas sin responder.

Me paré pesadamente de la cama y no me dolía nada pero me sentía cansada como si hubiese estado haciendo ejercicio toda la noche. Salí de mi cuarto y ahí estaba Manchas durmiendo en el pasillo, pasé de largo hasta llegar a la cocina y desayunar, me fuí a cambiar el pijama para dejarle de comer a Manchas y salir hacia mi trabajo.

∆°•°•Deseos •°•°∆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora