Desperté y lentamente abrí los ojos, percatando me de que los rayos del sol ya entraban por mi ventana. Todo se veía muy lindo hasta que intenté moverme para pararme. Todo mi cuerpo estaba inmóvil, no podía mover ni un músculo, todo mi cuerpo se sentía débil y cansado. Me alarmé por no poder moverme y comencé a gritar por ayuda pero pronto mi garganta se cansó de emitir sonido.
Rato después tocaron a la puerta y con un hilo de voy pedí ayuda. Enseguida ví las sombras de las monjas por debajo de la puerta y en unos minutos ya estaban dentro, al parecer habían ido por una llave maestra.
Cuando todas estuvieron adentro me miraron más que sorprendidas y asustadas, fue ahí cuando me dí cuenta que todo mi cuerpo estaba empapado en sudor, no tenía nada más que una sábana sobre mí cubriendo sólo por debajo de mi espalda.
Rápido las monjas me revisaron y salieron corriendo en busca de algo, no podía ver ni escuchar con claridad pero al parecer ellas buscarían algo en lo que Amanda se quedaba para cuidarme.
Cuando la habitación se quedó de nuevo en silencio, divisé a lo lejos cómo anda cerraba la puerta y se acercaba hacia mí. Pronto sentí sus pequeñas manos ayudándome a ponerme boca arriba, sacó un vestido de tela delgada y con esfuerzo me lo puso, después acomodó bien la cama y después mi cuerpo sobre ésta. Realmente estaba muy mal.
Por último colocó una toalla húmeda en mi frente y justo en ese instante llegaron las otras monjas con algo extraño, tan sólo pude ver cómo preparaban algunas cosas, después leían unos escritos y me dieron su preparación a tomar. Después de eso perdí la conciencia y no supe nada más.
Al despertar mi vista estaba más clara, por alguna razón me sentía bien y relajada, inspeccione mi habitación y pude ver a Amanda sentada cabeceando por el sueño, sonreí al ver la escena y le llamé.
—Amanda.— hablé suavemente.
Amanda se despertó alarmada y comenzó a hacer ademanes con las manos lo que me provocó una gran carcajada.
—Me alegra que ya estés mejor.— dijo caminando a mi cama.
—¿Qué rayos me hicieron?.— pregunté sentándome en mi cama.
—Las monjas dijeron que había un escrito antiguo para estas situaciones, al parecer llevas algo malo contigo. Un ser de oscuridad te está cazando.— explicó sentándose en la orilla del colchón.
La miré con un poco de preocupación pero continúo explicando.
—Dicen que hay más escritos para terminar con tu problema, pero... Puede que no funcionen. El ser maligno que r sigue es muy fuerte.— me miró con más preocupación.
Suspiré y me resigné a qué mi problema no tuviera solución, al parecer viviría así el resto de mi vida.
—No te preocupes, ya veré qué hago.— miré a Amanda.
Era extraño pero sentía algo extraño con la presencia de Amanda, no era cómo las otras veces con las que había convivido con ella, está vez era diferente y podía presentir que está sensación no se debía a la noticia que me había dado.
—Amanda, ¿Me podrías ayudar?. Necesito tomar un baño.— pregunté para recibir ayuda.
Amanda aceptó y me ayudó a ponerme de pie para poder caminar juntas a la ducha.
—¿Segura que vas a estar bien?.— preguntó Amanda preocupada.
—Claro, ya tengo todo aquí. Saldré en 20 minutos, si tardo más vienes por mí, ¿De acuerdo?.— dije.
Amanda aceptó con la cabeza y salió de la habitación, rápido me duché, me vestí y salí para no preocupar a Amanda. Ya afuera me ayudó a llegar hasta el comedor dónde me sirvió de comer y dónde devoré la comida.
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∆°•°•Deseos •°•°∆
FanfictionEste libro es una mezcla de "Villanos" de CN con los incubos. Estos son unos seres malignos que quitan la energía, o algo así jaja no soy buena con las explicaciones pero si investigas un poco más del tema puede que te interese, y más si te gusta vi...