Cap.9

54 5 8
                                        

Poco a poco fuí cerrando mis ojos hasta que quedé profundamente dormida, al despertar sentí el peso de la gravedad presionar todo mi cuerpo, se sentía muy cansado, sin ganas, sin fuerzas. Con dificultad me paré de la cama y bajé hasta la cocina dónde preparé un gran desayuno, comí y comí pero aún así me sentí débil. Caminé hasta la sala y ahí pude ver qué ya eran la 1:23 PM aproximadamente, me senté en el sofá y continúe durmiendo. Desperté otra vez pesadamente, miré a mi alrededor y todo estaba en un tranquilo silencio, ni siquiera sé escuchaban los ruidos de la calle. Miré nuevamente el reloj y eran casi las 4, me paré y traté de hacer quehaceres o ejercicio pero fue inútil. Caminé de nueva cuenta hasta el sofá y me senté a ver T.V, miré por unas horas algunas películas y en comerciales platicaba por mensajes con personas en internet. Justo dando las 7 mi estómago comenzó a rugir, me paré para preparar la cena; un agua de pepino, ensalada, sopa fría, pechuga empanizada, frijoles y salsa. Comí lentamente hasta que quedé satisfecha, caminé un rato para estirar las piernas y de ahí me fuí a bañar para terminando acostarme y no saber más.

Al terminar de bañarme me puse la pijama y me acomodé en la cama para dormir y así fue, en toda la noche no desperté no hubo visita alguna. Pasaron los días y Black Hat no aparecía, será qué... ¿Sólo me utilizó para tener relaciones?. No!, Realmente sentía que Black Hat sentía algo por mí y no podía permitir que malos pensamientos invadieran mi mente. Pasaron más días, días y días que se convirtieron en 3 semanas, las cuales habían servido para que mi cuerpo fuera perdiendo el cansancio que sentía, para que yo me recuperará mentalmente y para que me diera cuenta de lo tanto que extrañaba a Black Hat, que dependía tanto de él que no quería que se fuera jamás de mi lado. Lo necesitaba, quería que Black Hat estuviera a mi lado de cualquier forma, no me importaba si fuera tan sólo un minuto, una charla, un regaño, para tener sexo o para torturarme, no importaba nada de eso, sólo el que él estuviera a mi lado. Todos los días pensaba en Black Hat, me preguntaba miles de cosas sobre el pero siempre que pensaba en el sentía que lo necesitaba más, sentí que me estaba volviendo loca, pero está locura que sentía por Black Hat era algo fascinante que no quería perder jamás.

Caminé por toda la casa pensando hasta que ví cómo el cartero dejaba la correspondencia, salí a recogerla y entré a la casa para ver lo que había llegado. Me senté en un sofá y comencé a leer todas las cartas, recibos y cosas que me habían llegado. Al final había apartado las tarjetas que eran de publicidad, comencé a revisar cada una para ver lo que ofrecían; una era de una pizzería que no estaba lejos de casa, ofreciendo servicio a domicilio y múltiples pizzas con paquetes; el segundo era de una librería de la ciudad que estaba haciendo descuentos a los libros que casi no se vendían; el tercero era sobre el maltrato animal, al parecer era de una perrera que buscaba hacer conciencia sobre el tema; el cuarto era uno de un convento de monjas que se encontraba fuera de la ciudad en un gran bosque; y el quinto era sobre un servicio que ofrecía un paquete de TV. Tiré todos los anuncios a un lado a excepción de uno, el de la pizza, me levanté y caminé a la cocina para llamar al número, pedí mi orden y colgué. Esperé aproximadamente 30 minutos antes de que llegara mi órden, cuando escuché el timbre me paré rápido y atendí a la puerta en la cuál se encontraba un chico extraño con capucha negra que traía en las manos mi órden.

—Buenas noches.— le dije al joven alegremente.

—Que bonita.— dijo el chico mirándome a los ojos.

—Am, ¿Qué?.— pregunté incrédula.

—Perdón, aquí está su orden. Son $170.— dijo el joven nervioso, estirando lo que pedí.

—Está bien, aquí tienes.— dije recibiendo la orden y dándole el dinero con algo de propina.

El joven se fue enseguida después de recibir el dinero, se subió a la moto y se fue lo más rápido que pudo. Ignoré por completo el comportamiento del joven y me fuí a el comedor a disfrutar de la pizza que tanto quería gozar. Preparé las cosas y puse música en mi celular mientras comía, la pizza era realmente muy deliciosa, los sabores hacían que mi paladar explotara de tanta delicia. Comí unos cuantos pedazos y tomé una bebida embotellada, guardé lo que no me comí y limpié el poco desastre que había.

∆°•°•Deseos •°•°∆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora