Cap. 18

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Después de un largo suspiro, le pedí a la enfermera que fuéramos a un lugar para sentarnos y platicar mejor. Cuando por fin estuvimos en el lugar perfecto comencé a platicarle todo lo que me había pasado, desde las primeras veces que Black Hat me visitaba hasta la desaparición de su compañero. Me ahorré decirle lo de Amanda porque sentí que no tenía mucha relevancia y aparte no sabía que pensaría de eso, por lo tanto me limité a decírselo.

—Y... ¿Qué piensas?.— pregunté apenada y curiosa por saber lo que diría.

—¡Qué genial!.— dijo feliz.

—¿Qué?.— me saqué de onda.

—Que genial que te visite un bombón como el que me describes, y que aparte de eso se acueste contigo. Moriría por vivir algo así.— dijo.

En ese momento me pregunté si la loca era yo.

—¿Qué?, No. No estás comprendiendo, es horrible que te estén quitando la vida lentamente mientras abusan de ti sexualmente.— dije sin comprender su actitud.

—Bueno, a mi si me gustaría estar con un ser malvado.— dijo mordiendo su labio inferior.

No sabía cómo reaccionar, estaba impactada, nunca creí que existiera alguien así. Tal vez era masoquista o simplemente me estaba siguiendo el royo y creía que estaba loca.

—Bueno, de todas formas lo lamento, puede que no te agrade que pase eso.— tuvo un poco de comprensión después de todo y me dió un abrazo reconfortante.

—Si, bueno. No sé lo deseo a nadie.— dije separándome del abrazo.

—Pues deseamelo a mí.— siguió fantaseando la enfermera.

Habían pasado ya varias horas, la enfermera y yo habíamos ido a comer y a hacer unas cuantas cosas pasando rápidamente el día. Estaba cansada y lo único que quería era ir a tomar un baño y descansar, cuando llegué a mi cuarto rápido me metí al baño y me sumergí en la tina llena de agua tibia, pasados unos minutos de mucha relajación salí, me vestí y abrí la puerta para ir a la cama. Al salir del baño me topé con Amanda recostada sobre la cama, tenía unos shorts cortos y un top que dejaba casi todo al descubierto.

—Amanda ¿Qué rayos haces?.— pregunté con atisbo de enojo.

—Sólo quiero pasarla bien como otras noches.— habló coqueta.

—Amanda, esto ya no puede seguir así.— dije tomándola del brazo.

Ligeramente la jalé para que se parara y estaba a punto de sacarla del cuarto cuando.

—Es por esa tipa, ¿Verdad?.— habló con recelo.

—¿De qué estás hablando?.— la miré incrédula.

—Hablo de la enfermera esa, más seguro y se te está arrimando creyéndose ser sexy sólo por ser enfermera cuando en realidad es una mujer de quinta.— dijo irritante.

—¿Qué? Nada de lo que dices tiene sentido, estás hablando disparatadas.— dije.

—Es verdad lo que digo, ¿Crees que no ví cuando te abrazó esa zorra?.— dijo Amanda enojada.

—Oye, eso no fue nada y no la llames así por favor.— hablé tratando de tranquilizar las cosas.

—¿Y la defiendes?.— gritó Amanda.

Me sorprendí por su reacción y tan sólo me quedé callada.

—Ahora mismo sabrá que no tiene ni un derecho sobre ti, ¡Tu sólo me puedes amar a mí!.— gritó para irse.

Traté de detener a la pequeña pero al parecer corría más que yo. La habitación estaba del otro lado así que corrí tras de ella unos cuantos minutos y cuando Amanda estaba subiendo las escaleras que llevaban al piso donde se encontraba la habitación de la enfermera, ví una sombra que se movía en la oscuridad de los pasillos. Decidí ignorar completamente a Amanda y corrí tras la sombra pues se me hacía conocida, y, tratando de alcanzar a la sombra caminé lo más rápido que pude hasta que se detuvo en un rincón de algún lugar y me acerqué lentamente.
Hablé un par de veces pero nadie respondía, y es que, no podía ser un animal pues claramente había visto a alguien un poco más alto que yo. Me acerqué lentamente hasta donde se había detenido aquella sombra, el corazón me latía cómo si estuviese a punto de estallar pero nada me detenía y cuando estuve lo más cerca posible de aquél rincón, en la sombra se iluminaron dos círculos provenientes de lo que parecían ser unos lentes.

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