Cap. 3

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Era un día nuevo, comencé el día bien, fui al trabajo y todo estuvo normal como siempre. Llegué a casa y vi que la noche caía poco a poco. Mientras más oscuro se hacía más me entraba un temor escalofriante en todo mi cuerpo, no por el hecho de que se está oscureciendo si no porque al caer la noche es hora de dormir y cada noche temía a qué el ser de aquellas dos noches volviera a hacer aparición. Hice la cena y mientras comía hacía algunas cuentas de los pagos de la casa, al terminar lavé los trastes y fuí un rato a mirar T.V, ya casi dando las 10 de la noche fuí a ponerme la pijama porque ya tenía sueño. Las noches anteriores rezaba y eso me hacía sentir más segura y más porque el ser no aparecía pero me sentía tan cansada que al tocar la almohada caí profundamente dormida.

Desperté con una sensación rara aproximadamente a las 3:00am, me levanté y fuí a la cocina por un vaso de agua pero a todo momento sentía como si alguien me estuviera observando, traté de ignorar toda sensación e ir a la cama en paz. Cuando llegué a mi habitación fuí directo a la ventana para ver hacia afuera, la luz de la luna era lo único que adornaba aquella calle que se veía fría, sola y con un toque de paz, cerré mis ojos por unos segundos cuando de repente escucho cómo la puerta de mi habitación es azotada con mucha fuerza. Con el miedo a flor de piel camino lentamente hasta la puerta intentando abrirla lentamente pero en el intento ésta no se abre, con todas mis fuerzas traté de abrirla pero todo era en vano. Cansada de intentarlo me di la vuelta para acostarme y dormir pero aquel ser apareció de nuevo.

—Esta vez no escaparás de mi— dijo acercándose.

Retrocedí hasta topar con la puerta, con mucho miedo corrí hacia la ventana pasando por el lado del ser, al llegar a la ventana intenté abrirla pero estaba muy pesada, intenté con las otras ventanas y ni una se habría.

—¿Ya terminaste?— dijo detrás de mí.

Me di la vuelta con una cara de terror, éste sólo rió como si disfrutará verme sufrir, lentamente se acercó a mí, por alguna extraña razón no pude moverme. Cuando llegó a mí tomó mi rostro con su mano derecha y con la izquierda tomó mi cintura pegándome a su cuerpo.

—Te extrañé— dijo.

Me tomó de los hombros y me dió la vuelta, entonces comienzo a sentir cómo nuevamente la temperatura sube en la habitación de manera muy repentina. Sentí cómo nuevamente mordía mi cuello hasta llegar a mi hombro y con una de sus manos me abrazaba de la cintura.

—¿Quién eres?— pregunté disfrutando lo que hacía.

—Eso no importa— dijo siguiendo con lo suyo.

—¿A qué vienes?— dije.

Al decir eso me dí la vuelta quedando de frente con el, éste sólo sonrió malvadamente como respuesta a mi pregunta.

—Te comeré viva— dijo sonriente.

Esto me asustó demasiado, corrí de nueva cuenta hacia la salida pero al pasar al lado del ser me tomó de la cintura con una mano y me aventó con gran fuerza a la cama quedando en medio de ésta.

—Haré que mueras lentamente— dijo con una ronca voz.

Mis ojos se abrieron cuál platos grandes, iba a levantarme pero el ser apareció arriba de mí, haciendo que todo mi cuerpo cayera a la cama. El ser tomó mis dos manos impidiendo que me pudiera mover y de pronto sentí cómo ya no tenía mi pijama. Nuevamente en ropa interior el ser comenzó a pasar su larga y húmeda lengua desde mi pecho hacia mi cuello y también hacia este acto en mi abdomen mientras yo gemía por lo bajo.

—No te contengas, déjalo salir— decía el ser de una forma atractiva.

En un movimiento rápido el ser tomó mi cintura y me alzó quedando él recargado en la cabezera de la cama y yo encima de él. Me soltó las manos y en un acto estúpido tomé su cara entre mis manos besándolo desesperadamente moviendo mis caderas sintiendo un bulto bajo mi intimidad.

—Eso es, así— decía el ser entre besos.

El ser de igual manera me tomó del rostro profundizando el beso que cada vez se intensificaba, metía mi mano entre su camisa tocando su pecho y de vez en cuando su abdomen y el ser metía su grande lengua en la cavidad de mi boca y terminó mordiendo mi labio de una forma salvaje que provocó que saliera sangre de mi boca.

Dejé de besarlo y con mi mano tomé mis labios de los cuales brotaba sangre, fue ahí cuando reaccioné y me alejé bajando de la cama. Lo miré con cara de pánico pero el no hacía nada más que mirar el techo con una respiración agitada. Me asusté tanto que comencé a gritar cerrando mis ojos y tomando mi cabeza, sentí como la temperatura bajó y al abrir los ojos ya estaba en mi cama y los rayos del sol entraban por mi ventana.

—No otra vez— dije en un susurro.

Ya estaba cansada de lo que me estaba pasando, estaba harta de que esto me pasara. Salí de la cama e hice mi aseo personal. En el desayuno sentí un ligero dolor en mis labios, salí corriendo al baño y con cuidado di la vuelta a mi labio inferior viendo una pequeña cortada. Esto me confundió demasiado ¿Será que por la noche me mordí accidentalmente y ésto se mezcló en mis sueños como suele pasar?, Lo de anoche ¿Realmente paso?. Con cada pregunta que me hacía me confundía más haciendo que un dolor de cabeza llegara a mí. Dejé de pensar en eso y me cambié para ir al trabajo. Cansada sin saber por qué salí de mi casa rumbo al trabajo.

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