La hija de jefe

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"En mi mundo tenías que tener dos malditas cosas claras, o matas o te matan"



Sin prisa me acomodé la clásica chamarra de cuero con el logo que nos representaba, me sumergí en unos pantalones suficientemente cómodos para poder peliar, pero sin perder el estilo, porque en efecto era una matona, pero no alguien sin estilo.


Al salir de mi cuarto, camine arcadas hasta llegar a la oficina del gran jefe como todos los decían yo prefería decirle papá.


Respire tan hondo como pude, mi padre estaba lejos de ser cordial, difícil de complacer y en  cualquier momento podía matarte si así lo quiere, toque la puerta dos veces al no oir ninguna respuesta gire el petillo de la puerta, y ahí esta el leyendo documentos fumando en su característica pipa, dejo salir suave y elegantemente el humo de su boca, me dio una mirada gélida, me puse de los nervios, mi papá había perdido casi el ojo derecho y ahí tenia una cicatriz grande que iba de su ceja hasta la mitad de la nariz.


- Padre, me retiro a supervisar sus encargos. – le dije en tono más neutral.


Movió las manos para que me acercara, y me dijo frío. – pásate a revisar el burdel al parecer un HDP se está pasando y está arruinando el negocio.


Y de ahí pasas con Tsubaki y su escuadrón al parecer necesita ayuda con las peleas clandestinas.


Asentí, y me eche para atrás. – bien padre si no tiene más encargos me retiro.


- Hey Yue sabes lo que tienes que hacer si no obedecen cierto?


- Matarlos sin piedad.


Al cerrar la puerta saqué todo el aire que venia aguantando, me gruñeron las tripas así que decidí ir a chinchar a la cocina.


Mi casa era todo un espectáculo bastante grande en una zona donde nadie se atrevería a interrumpir, era toda una zona residencial en donde el centro era la mansión de mi padre y si tomas otros caminos había más casas de las amantes que coleccionaba.  Todas querían ser la amante de unos de los principales mafiosos de Todo Japón. Con más de 20 años en todo esto


Como todo mi padre empezó de cero siendo un simple niño que formaba pandillas callejeras, su ambición lo llevo a más y más hasta involucrarse de lleno en todo esto. Era un gran mafioso generalmente nuestro fuerte era tráfico de armas negras, y peleas clandestinas, aunque después mi papá se asocio con un tipo llamado Hakns hicieron un burdel para los clientes de nosotros para la misma mafia donde estábamos y para quien pudiera pagarlo.


En total teníamos 5 lideres en zonas repartidas de Tokyo, yo y mi medio hermano Tsubaki estábamos en la central tokyo, los demás se dividían en otros lugares. Akito estaba en Shibuya, Raito estaba en Shinjuku justo donde estaba el burdel, el más alejado de nosotros era Shintan que se encontraba en Katsushika.



Siendo la única mujer, me debí ganar el respeto de todos ellos, que algunos se internaron sobrepasar un poco sobre todo Raito aun lo hacia el bastardo, todos a excepción de Shintan teníamos 19 a 22 años, Shintan tenía 25.

cazame o devorame. (Ran Haitani y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora