EL INCIDENTE EN EL BURDEL

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Al salir de mi casa ya recibía llamadas de Tsubaki pero decidí ignorarlo, me subí a mí moto Yamaha R1M , me puse el casco y decidí dejarme llevar por la adrenalina y la velocidad, llegar a Shinjuku no tomo tanto tiempo como yo queria, como siempre tome atajos para llegar al barrio bajo de este e ir a donde el burdel, cuando llegue a mi destino , un pelinegro aproximadamente de 1.80 con brazos cruzados me estaba esperando, era atractivo el bastardo lo sabia pero bastante mujeriego para mi gusto.


Raito me vio con esa mirada brava bajos eso ojos negro que le daban ese toque sensual.


- Hey llegaste c-i-e-l-o, a raito le parecía diversísimo ponerme sobrenombres que me asqueaban


- Me quité el casco y deje caer mi cabellera larga, mi cabello rubio platinado era mi orgullo, de reojo vi como Raito  arqueaba la ceja, viéndome sin pudor.


- Ey idiota reacciona y dame los informes, camine a paso rápido para llegar al burdel


- Por que siempre tienes prisa nena, podemos irnos con calma.


Le mire con ojos asesinos, apuntándole con mi pistola, lo que provoco que se atragantara con su propia saliva.


- Calmante yue, joder podrías de dejar que me cague en los pantalones cada vez que apuntas con la puta pistola...


- Entonces deja de decir estupideces y agilízame el trabajo raito, no tengo tiempo para tus juegos y tengo que ir con Tsubaki a las peleas clandestinas. me sobe la sien en el proceso


- Sonrió y me dijo que al llegar al burdel y a la oficina me diría todo.


Como no puse objeción caminamos a paso veloz hacia el burdel, al llegar ahí estaban algunos de nuestros miembros de la mafia, y otras personas al pasar me hacían una reverencia y a raito. El olor del cigarro, alguna que otra droga más el olor a cerveza me provocaba algo de asco.


- Raito voy a la  oficina, no me hagas esperar. – le mire fría


- Nada me hace feliz que me digas eso, jamás hago esperar a una dama.


Me subí las escaleras, y vi como algunas mujeres que trabajaban ahí se le replegaban y el sin pudor las agarraba.


La oficina de raito era espaciosa, con un sillón grande forrado de tela de gamuza roja, un apartado donde tenía todo tipo de vinos de los más extravagantes, y la mesa de madera traída de Alemania, con un bonito color ambarino, pase mis dedos delicadamente. Cuando sentí una respiración cerca de mi nuca por reflejo me gire pero fui sometida en la mesa, y ahí estaba Raito sonriéndome burlesco.


- Te gusta mi oficina nena. , por mas que intente zafarme el bastardo sabia mis movimientos, además por lo visto era bueno sometiendo y peleando hasta mejor que Tsubaki por eso le dieron un barrio muy pesado y era casi el jefe del burdel.

cazame o devorame. (Ran Haitani y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora