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Sabía muy bien que no me pertenecía,

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Despertó de golpe  y realmente agitado nuevamente tuvo aquella pesadilla la cual lo perseguía todas las noches, llevo sus manos hacía su rostro en forma de frustración y se lo refregó para volver a tirarse en la cama.

-...- ¿Qué extraño? No sabía la razón, pero sentía que esta cama era un poco más dura de lo normal, dio un par de vueltas tratando de acomodarse sin lograrlo. Respiro forzadamente y se levanto ahora que lo veía bien este cuarto... Se le hacía conocido, pero no era el de USA de eso estaba seguro. Se levanto de aquella cama y comenzó a caminar hacía la puerta para abrirla.

-¡Ay!¡Puta madre!.- Se escucho un grito el cual podría despertar a todo un vecindario, era México al cual el ecuatoriano había golpeado al abrir la puerta.

-¡Tequilita!, lo siento no te vi.- Trato de disculparse con él sin recibir respuesta.

-Estoy bien, tranquilo.- El mexicano lo miro con amor para luego tomar sus manos y besarlas.

-Pensé que querías dormir por más tiempo.- Soltó sus manos y llevo las suyas hacía su rostro y toco sus golpes. -Yo... Te puse una pomada para esos golpes, pero parece que te la limpiaste toda mientras dormías.- Soltó una pequeña risa  mientras que el ecuatoriano llevo sus manos para tocar su propio rostro. 

-No lo noté creo que no siento nada cuando duermo.-

-No importa te la pondré de nuevo, por cierto tu chaqueta estaba... Un poco mojada así que te la quite para ponerla a secar.-

-Gracias, aunque esta ropa también esta un poco mojada acaso tú... ¿Podrías prestarme algo de tú ropa por esta noche?.-

El mexicano pensó un momento y acepto camino hacía su armario y lo abrió sacando una camisa del poderoso cruz azul a veces la usaba en su tiempo libre.

-Es más grande que yo.- Ecuador la vio un tanto molesto por su tamaño mientras México soltó unas carcajadas y se la dio en sus manos.

-Iré abajo mientras tú te cambias, puedes poner tu ropa en esta cesta para lavarla luego.- Se despidió de él con un beso y bajo las escaleras. Mientras lo hacía los recuerdos de como el ecuatoriano había llegado a su casa lo invadían y hacían que se molestara cada vez más con su vecino.

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°Après la mort, aime-nous plus°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora