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Amarte es como la mejor herida que me pude haber hecho yo mismo.
Y la única de la que no me arrepentiría si esa misma llegará a ocasionar mi muerte.
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Tenía un poco de confusión combinada con un pequeño toque de desesperación, en su estómago revolotean las mariposas que le causaban molestar desde que había concordado la cita con el ecuatoriano hace dos días, estos ya habían pasado y como esperaba se sentía un poco ansioso. Habían concordado encontrarse en una cafetería con temáticas diferentes que se encontraba cerca del edificio de la organización.
-¿Estás listo chilito?.- Argentina lo llamó dulcemente.
-Nop, pero no me voy a echar para atrás sería muy desagradable de mi parte.- Chile suspiro y se levantó de su asiento.
-Eu também estou pronto, mas o México não suspeitará de nada? Ele tende a ser muito perspicaz.- (Yo también estoy listo pero, ¿México no sospechara nada? Suele ser muy perspicaz.)
Brasil quien estaba cerca de ellos, les hizo recordar el pequeño detalle de como despistar al mexicano.
-No creo que sea difícil.- Argentina regreso a mirar al mexicano quien hablaba con el estadounidense.
-Che después de todo el gringo nos ayudo.- Uruguay saltó atrás de ellos haciendo que estos regresaran a ver a los dos norteamericanos quienes conversaban y poco a poco salían de la sala donde el mexicano solía trabajar. Por supuesto que este se viro y se despidió de ellos haciendo un gesto con su mano.
-Ya es hora causa.- El peruano se acerco hacía el chileno quien suspiraba y pensaba que destino tendría. Como sea tomaron fuerzas y fueron hacía el lugar donde el menor los esperaba o bueno esperaba al chileno.
-Ahí esta el pibe.- Uruguay llevo su dedo índice hacía una persona en específico que observaba la pantalla de su celular...
-...- Se quedo en silencio no sabía que decir ni como acercarse a él era un poco complicado, por suerte el boliviano se lleno de poder y se acerco.
-¡Hey! ¿Esperaste mucho?.- Llamó la atención del ecuatoriano quien un acto de reflejo giro su rostro para ver al boliviano, pero sin darse cuenta había hecho eso... Eso...
¿Qué era eso? Bueno pues es cuando el menor hacía una acción que podía ser lo más normal del mundo con la pequeña diferencia de que al hacerlo obtenía demasiada atención y pues al virar su rostro el menor detuvo el caminar de algunas personas entre ellas la del peruano quien casi se iba con su Filiberto, su mascota fallecida.
