Capítulo XXI.

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Su habitación era surrealista. La casa de Harry era mucho más grande de lo que él había llegado a pensar jamás. Es decir, aquella semana que habían pasado Louis no tenía muchas ganas de recorrer las dependencias de un alfa narcotraficante con el que se le había ocurrido hacer un trato. La situación no era muy alentadora en aquel entonces, pero ahora sí lo era.

Apenas llegaron a casa, un montón de personas los rodearon para hacerse cargo de todo el equipaje que Harry había traído consigo, el cual Louis jamás hubiera pensado que hubiera sido tanto.

Cuando Harry se desvió por un pasillo interminable de ventanas que daban a otro lugar de la casa, Louis supo que no tenía idea de donde se había metido, pero era un lugar hermoso. El pasillo tenía un piso de madera precioso, protegido por una alfombra de diseños hogareños. Las ventanas daban vista a una parte del antejardín que Louis jamás había visto desde aquella perspectiva.

El omega se distrajo con los cuadros que adornaban el pasillo hasta que finalmente ante un pequeño vestíbulo con un sillón se encontraban tres habitaciones.

― Bienvenido a mi oficina. ― La puerta del medio ocultaba un escritorio igual de fino que aquel que el alfa mantenía en su oficina. Detrás de él, había una gran ventana con vista a los límites del jardín y un largo recorrido de árboles que le otorgaban la privacidad perfecta a ese espacio de la casa. ― Me gusta porque está alejado de la parte principal de la casa, que es donde generalmente anda el personal. Es más privado.

― ¿Por qué dormías allá entonces? ― Harry se encogió de hombros.

― No quería que te sintieras... no sé, ¿tan alejado? Como todo el personal siempre está dando vueltas pensé que te daría más confianza, no lo sé. — Harry se rascó la cabeza. — De cualquier manera, puedes dormir donde quieras.

— ¿Las de al lado son habitaciones?

Harry inclinó la cabeza hacia un lado mientras se mordía el labio.

— La verdad, hay otra razón por la que no quise que durmieras aquí la primera vez. — El alfa se acercó hacia la esquina superior izquierda de la habitación. — Estas habitaciones están conectadas.

Harry abrió una puerta apenas visible debido a que se camuflaba con el diseño del papel tapiz de las paredes y la chapa estaba cubierta por la espesa cortina que adornaba la ventana. Louis se acercó y al otro lado vio una habitación parecida a la cual él había estado, pero un poco más grande y con la ventana en otra dirección. Había una cama de dos plazas cubierta con un plástico, un velador tapado por una manta y por la izquierda, se encontraba la puerta de acceso principal con otra puerta que Louis supuso que era el baño. Una habitación con tres puertas, eso le dio sentido a la existencia del gran clóset integrado a la pared con dos grandes puertas que se encontraba a un costado de la cama. Esta era la habitación en desuso.

— Como ves, es parecida a la anterior solamente que es un poco más grande pero un poco menos privada. — Harry se rascó la cabeza. — La mía es igual.

— ¿La tuya también conecta con la oficina?

Harry asintió con la cabeza. — Tiene puertas para ambos sentidos.

Louis caminó por la habitación a paso lento, con la mirada atenta del alfa puesta sobre él y cada movimiento que daba. Esto era habitual desde que ambos habían dejado el hospital. Por su parte, el omega estaba distraído mirando por la ventana. La verdad, la habitación que le dieran le daba igual, ambas eran igual de grandes, cómodas y totalmente fuera de su imaginación.

La verdadera pregunta era otra.

— ¿Dónde dormirás tú? — El omega desvió sus orbes azules para ponerlos sobre Harry, quien no pudo evitar ponerse nervioso y dejar que la sangre se le subiera a las mejillas.

Adicto. | l.s (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora