Capítulo XIV.

14.6K 1.3K 858
                                    

De pronto, se encontraba en medio de una abismante oscuridad. Louis jamás se había sentido tan solo, tan asustado. Se giró varias veces sobre su propio eje mientras escaneaba sus alrededores en busca de alguien, de una sola persona pero todo estaba vacío. Corrió pero más adelante se encontraba con lo mismo de siempre: absoluta oscuridad. De pronto escuchó un tarareo y el estómago le dio un vuelco.

Harry estaba al fondo, parado en medio de la oscuridad como si fuera la última gota de luz que jamás pisó el aquel abismo donde ambos se encontraban en ese mismo momento. El tarareo venía desde él y producía un eco que por una parte llenaba de alivio a Louis, y por otra, le partía el pecho.

— Harry. — Lo llamó. El alfa no dudó un instante en levantar la cabeza y entregarle una sonrisa sin dientes que terminó por contagiar a Louis. Luego, estiró la mano en su dirección, ofreciéndosela.

Las manos del omega comenzaron a moverse por inercia y con encanto en dirección al alfa. Louis comenzó a tener cierta ansiedad cuando se dio cuenta que un paso hacia adelante parecían alejarlo tres hacia atrás. Harry se alejaba y las piernas le comenzaban a pesar cada vez más. Sin embargo, Louis no se quería rendir y decidió seguir corriendo incluso si tendría que arrastrarse para llegar hacia Harry.

— No vas a llegar. — Louis se congeló en su sitio y comenzó a temblar involuntariamente. No quiso darse vuelta, mantuvo los ojos puestos en Harry en todo momento, sin embargo, un terror visceral le recorrió toda la espalda. — ¿No te atreves a mirarme, putita?

El omega respiró profundamente antes de darse vuelta y encontrar a Kyle, parado en el otro extremo del abismo al igual que Harry, con la mirada hirviendo en odio mientras sus ojos no se despegaban de la imagen de aquel tembloroso omega. Al igual que Harry, Kyle estiró la mano hacia Louis, sin embargo, más que un ofrecimiento parecía una orden.

— Ven aquí. Ahora.

El estómago de Louis se hizo un nudo y dentro de él sintió como su omega estaba aterrado, casi dominado por el miedo. Casi, porque también estaba absolutamente decidido y seguro de una cosa: jamás volvería a mirar atrás, debía correr hacia adelante como si su vida dependiera de ello. Y lo hizo, sin embargo, nuevamente, parecía alejarse cada vez más.

— Eres patético. — Esta vez la voz de Kyle vino desde otro lado y Louis lo vio parado a su izquierda, mucho más cerca que la última vez. — Eres mío.

— Mío. — confirmó Kyle, esta vez de atrás. Louis luchó contra todas sus fuerzas para no detenerse, seguía moviendo sus piernas con rapidez hacia el alfa, apenas lo tuviera cerca se lanzaría hacia él de un salto, solamente tenía que acercarse un poco más. Solo un poco.

— ¿Eres sordo? No vas a lograrlo. — Otro Kyle se le apareció a su derecha, a pocos metros de él. Louis dejó escapar otro pequeño grito antes de aumentar la velocidad debido al pánico.

— No lo permitiremos. — Cada vez aparecían más Kyles a su alrededor soltándole comentarios horribles acompañados de miradas asesinas. Louis no estaba dispuesto a rendirse, pero estaba muerto de miedo porque estaba seguro de que si no lograba llegar hacia Harry sería su fin.

Una oleada de palabras hirientes, miradas feroces y cuerpos comenzaban a bloquearle el paso a Louis sin embargo, Harry todavía lo estaba esperando adelante con una mano extendida y una sonrisa que prometía el fin de esa pesadilla. El omega siguió corriendo pero cada vez, desde la nada, más copias de Kyle emergían para hacerle una encerrona. Prontamente, Louis se comenzó a ahogar entre los clones de su novio, estaba ahogado en pánico y no paraba de llorar, ni de correr.

— ¡Harry! — Gritó, con su último aliento antes de desaparecer entre todas las versiones de Kyle que lo estaban matando.

Despertó de golpe, con los ojos ya húmedos y la respiración descontrolada. Louis seguía siendo presa del pánico, solamente que ahora estaba en la realidad. Intentó calmarse con la técnica que Harry le había enseñado, comenzó a inhalar y exhalar a un ritmo lento pero firme mientras además, mantenía la mirada fija en el bolso que todavía era incapaz de desempacar desde su retorno al húmedo departamento donde vivía.

Adicto. | l.s (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora