Adicto. | l.s (omegaverse)

Capítulo III.

— ¡Despierta, pedazo de mierda asquerosa! — Louis sintió un golpe fuerte en su pierna derecha. Abrió los ojos, alarmado, aún aturdido por el estado de inconsciencia en el que estaba sometido y del cual había sido despertado tan abruptamente.

— ¿Q-Qué ocurre, Kyle?

El rubio puso sus ojos furiosos en el omega. Estaba sudando y con movimientos nerviosos. Louis pudo notar que era debido a la falta de drogas en su cuerpo.

— ¡¿Y te atreves a preguntarlo?!

Una cachetada.

Louis sintió como su mejilla ardía y sus lágrimas se escapaban de sus ojos. Sintió a su omega estresado y lo único que pudo hacer fue taparse la mejilla con la mano y acurrucarse, tratando de evitar los golpes de Kyle.

— ¡Mírame a los ojos, asquerosa perra! ¡Dime con quien te estás acostando!

El aire estaba lleno de feromonas de alfa que ahogaban a Louis, lo hacían sentir su furia, su ira, su rabia y eso, le hizo sentir mucho más miedo del que ya sentía.

— ¡Con nadie! — Exclamó. Kyle siguió golpeándolo.

— ¡Y me mientes, omega estúpido! — El alfa le arrojó aquel pañuelo blanco que Louis tenía en su herida y que había dejado colgado junto a su ropa mojada. Lo tomó entre sus manos y pudo ver dos letras bordadas con un finísimo hilo gris. HS.

Harry Styles, nuevamente.

— ¡Lo encontré en el taller! — Exclamó, y rogó al cielo y a todos los arcángeles porque Kyle le creyera.

Lamentablemente, no fue así.

El alfa se acercó a él y con ambas manos comenzó a apretarle la garganta con fuerza. Listo, era todo. Iba a morir a manos del amor de su vida por un pañuelo, el pañuelo de aquel alfa de ojos verdes que no lo dejaba en paz. Louis sentía como el aire se agotaba y sus ojos dolían, apenas podía ver la imagen borrosa de Kyle ejerciendo presión producto de las lágrimas y de que lentamente, todo se estaba oscureciendo.

En cierta forma, Louis quería que todo terminara rápido.

— Me mientes una vez más y te mueres, ¿oíste? — Kyle lo soltó y Louis comenzó a toser. Había estado cerca.

El rubio desapareció y el omega aprovechó ese tiempo para ducharse y llorar. Llorar por su vida miserable, llorar por ser pésimo eligiendo novios y tomando decisiones, llorar porque tendría que apañárselas para que Zayn no viera las marcas en su cuello, llorar porque no sabía cuánto tiempo exactamente tendría que seguir aguantando aquellas cosas y llorar, porque no tenía a nadie más que a Kyle en su vida.

Bajo la ducha, se sumió en pensamientos que lo hacían llorar aún más. Debía botar todo lo que sentía, debía hacerlo para poder seguir aguantando toda esa basura porque él siempre lo hacía, siempre aguantaba. Incluso si hubiera otra opción, ¿Sería mejor que Kyle? Pensó en Zayn, siempre dispuesto a tenderle una mano cuando estaba en problemas. No, Zayn tenía sus propios demonios y tenía problemas de los cuales hacerse cargo como para añadirse a sí mismo como uno a la lista. Pensó en su familia, la cual era una opción daba por pérdida después de aquella última discusión donde dejó en claro que prefería tener su propia vida junto a un drogadicto en vez de quedarse bajo el alero de aquella perfecta familia en la que había crecido. Listo, la lista había terminado, no tenía más opciones. Recordó la pelea y el pañuelo de Harry y su mente voló a la imagen del rizado, de aquel educado alfa que insistía en meterse en su camino con aquellas esmeraldas preciosas que llevaba en la cuenca de sus ojos. Louis se regañó a sí mismo por estar pensando en él justo después de hacer un recuento de sus opciones. Harry no era una opción por más veces que se le cruzara en el camino.