cap. 41| La familia crece [Final]

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[7/8]

— ¿Estás totalmente seguro que eso es comestible? — miró indignado a Brady, que veía esquivo a la delicia en sus manos.

— Por supuesto que es comestible, y además está delicioso — llevó otro bocado a su boca saboreando el extraño, pero delicioso sabor de la crema batida con omelet. Si, quizás su amigo tenía razón al decir que era una rara combinación, pero qué le iba  hacer, a su bebé le dio por antojarse de eso y él no era nadie para decirle que no. Además desde que bebió sangre ya nada le sorprendía de los antojos de su hijo. Lo había vuelto a hacer en varías ocasiones más aunque aveces lo devolviera todo en el baño.

— No te asombres por eso, creo que es unos de los antojos más normales. Los otros eran sumamente raros — Edward decidió adentrase a la conversación añadiendo información innecesaria según él — con decirte que se comió un tarro de helado de pistacho con pepinillos — estaba  apunto de recriminarles que dejaran de burlarse de él, pero no pudo, verlos reír juntos lo puso demasiado feliz.

Ellos realmente estaban intentando llevarse bien para no hacerlo sentir incómodo.

— Jake eso es totalmente un daño a la gastronomía — dijo Brady entre risas que fueron acompañadas por las de él y Edward, luego se quedaron en un cómodo silencio mientras él comía tranquilamente su almuerzo.

Habían pasado tres semanas desde que Edward le pidió perdón por su comportamiento pasado y desde entonces las cosas habían mejorado para bien. Él no había podido estar más feliz aquel día. Eso lo había estado molestando por tanto tiempo, el estar lejos de su esposo era algo que no le gustaba, le dolía. Pero él se retractó en sus acciones y desde entonces se había notado su esfuerzo por corregir sus errores.

Al contarle a los demás que Edward podía escuchar los pensamientos de su bebé se armó un gran alboroto, sus amigos no querían abandonar la casa ni un instante y prácticamente habían usado al vampiro como traductor por un buen rato, al igual que Emmett que era otro emocionado contando sus chistes nada graciosos a su hijo para después preguntarle a Edward si le había gustado.

Todo terminó cuando Rosalie llegó y los espantó a todos alegando que él y el bebé deberían descansar. Él le agradeció infinitamente a la rubia mientras se apartaba del grupo obteniendo ojitos y pucheros que ignoró huyendo a la comodidad de la habitación de su vampiro.

Su padre, al igual que los demás venía a visitarlo constantemente, pendiente tanto a su salud como a la del pequeño. A los vampiros parecía ya no hacerlos sentir incómodos que la casa estuviera siempre repleta de lobos escandalosos y juguetones, hasta Rose hacía menos caras de asco últimamente.

Carlisle, quien seguía encargándose de llevar el seguimiento de su embarazo, le había dicho que según el tamaño y la forma de su bebé parecía estar en el último ciclo de gestación y que en cualquier momento podría presentarse el nacimiento, por esa razón Brady prácticamente se había mudado a la cada de los Cullen y sus amigos solían venir hasta tres veces al día. Qué decir de los demás lo habían estado sofocando con sus exagerados cuidados.

Se puso de pie bajando de la silla en la que había estado sentando. Al instante las manos frías de su esposo se envolvieron en su cintura ayudándole a realizar la acción.

— Vamos a la sala — se resignó a decir, porque sabía que era inútil decirle que él podría caminar solo el corto tramo. Edward se había vuelto tan paranoico como el resto de su familia y amigos ante su embarazo.

Brady llevó los trastes que había usado hasta el fregadero y volvió para ponerse del otro lado y sujetarlo también. Empezaron a caminar con extremo cuidado, como si en vez de un hombre lobo se tratara de una muñeca de porcelana.

Entre el Crepúsculo y el Amanecer [Edward x Jacob]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora