cap.21| El error de Edward Cullen

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Estaba acostado en su pequeña cama. Las imágenes en su mente no eran muy claras, pero algo lo llevaba a querer abrir los ojos.

Siguiendo su instinto los abrió de golpe y ahí parado en frente de su cama, en su habitación, se encontraba el protagonista de sus sueños. Lo miraba fijamente a los ojos, pero ésta mirada era diferente a la anteriores. Si alguien le preguntara, no podría decir exactamente qué era lo que había cambiado, pero había algo diferente. Más intenso quizás, con una nota más de calor en los alrededores.

Sus ojos adormilados parpadearon en un intento de alejar el sueño que aún persistía, se inclinó un poco hacia la izquierda y la manta gruesa que cubría su cuerpo se corrió dejando al descubierta una de sus piernas. La piel morena casi brillaba bajo la luz de la luna y Jacob tembló cuando al subir su mirada se encontró con los ojos del vampiro totalmente negros. Inspiró fuerte y mordió su labio inferior mirándolo atontado.

Él amaba sus ojos dorados, porque eran únicos y hermosos, y le veían con cariño la mayor parte del tiempo, los negros, en cambio, representaban el depredador que llevaba dentro, su estado más salvaje, el hambre insaciable, la sed de sangre.

Jacob sabía que tenía que sentir miedo al ser el objetivo de esa mirada, cualquier ser humano normal y cuerdo hubiese salido corriendo al saberse observado por ese ser, con esa intensidad casi obsesiva, bueno, mierda, al parecer no estaba en sus cabales, porque no sentía una pizca de miedo en su interior, en su lugar se sentía casi extasiado, expectante, deseoso de que hiciera algo.

Porque estaba totalmente seguro de que él nunca le haría daño. Y puede que haya transmitido todo eso y más con su mirada, porque el intruso soltó un gruñido y de un momento a otro, con una velocidad sobre humana acortó los pocos metros que los separaban y se cernió sobre él. La respiración del lobo se agitó al verse reflejado totalmente en esa mirada penetrante.

Hola, Jacob — murmuró con su voz suave como siempre, pero ligeramente más baja, con un tono seductor no muy habitual en él.

Edward...— murmuró en voz baja, no quería despertar a su padre — volviste.

Sí, aquí estoy.

¿Dónde estabas? No viniste el viernes a nuestro lugar, ayer tampoco. Estaba muy preocupado por ti.

Lo siento Jacob. Tuve que salir de emergencia, pero creo que eso ya lo sabes.

Si — susurró con resentimiento — algo de eso me enteré. Te fuiste con tu...novia, de viaje.

No quería hacerlo Jake, pero tuve que. Pero... — se acercó un poco más,, la distancia de sus cuerpos era casi nula, sus ojos antes hermosamente dorados ahora eran...oscuros, mucho — no vine aquí para hablar de eso, cachorro.

— ¿En-entonces? — tragó grueso. Empezaba a sentirse pequeño. ¿Qué mierda le pasaba a Edward? ¿Por qué demonios estaba tan extraño? ¿acaso estaba enfermo?

Te extrañé tanto, tanto, Jake. No sabes cuánto — su voz sonó tan desesperada que Jacob sintió su corazón acelerarse a mil por minuto. Joder ¿qué le pasaba?

Y-yo también te extrañé Edd, mucho — sus narices se acariciaron levemente y él sintió una corriente eléctrica recorrer su columna vertebral. ¿Era él o hacía más calor de lo habitual?

Ummm, te demostraré lo arrepentido que estoy de haberme ido sin decirte nada, Jake.

¿Q-Qué...? ¿Cómo...? — soltó entre balbuceos incoherentes. Se sentía tan mareado con la presencia ajena.

Entre el Crepúsculo y el Amanecer [Edward x Jacob]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora