¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Manteniendo su cuerpo junto a Aarón se permitía detallar cada patente de auto colgada con tornillos en la blanca pared de lo que ahora era su propia habitación, su vista merodeaba de la decoración al semblante orgulloso del mayor al contarle sobre las anécdotas de cada patente exhibida.
Volvió su atención a las palabras que salían de la boca del hombre cuando mencionó que cada una de sus relicias era recolectada en las salidas que realizaba por su cuenta fuera de la comunidad, poniendo de ejemplo la salida que realizó cuando la encontró a ella.
El suspiró de pesadez abandonando su nariz no fue ignorado por el castaño quien sonrió ligeramente ante lo obvia que estaba siendo, Galathea expresaba sus ganas de salir un rato a las afueras de la zona segura de Alexandria desde que había llegado a ella.
No pretendía olvidar lo que pasaba afuera solo por estar segura allí adentro, no pretendía tener que salir en otra ocasión y no recordar cómo terminar con un caminante. No perder la casi nula práctica según ella era el objetivo principal.
— Así que... ¿Sales seguido, no? — cuestionó con los brazos cruzados sobre su pecho fingiendo desinterés en la respuesta, observando el suelo con una expresión ingenua.
Aarón no pudo evitar que una pequeña carcajada se escapara de su garganta, era todo lo que bastaba para asegurarse de que en efecto, ella deseaba salir un rato del lugar. Al igual que alguna que otra persona que había traído de afuera, luego de un tiempo mostraban esa necesidad de salir aunque está a la larga se iba, bueno esto no era el caso de todos en realidad.
— Resulta complicado pasar de largo tus quejidos cada que ves a alguien salir por las rejas, deseando hacerlo al igual que ellos. Puedo notar lo harta que estás con solo ver eso. — admitió el mayor cruzando los brazos al igual que la rubia, ella abandono esa actitud ingenua para levantar las manos en señal de rendición, tal vez era demasiado obvia sin darse cuenta.
