Capítulo nueve

7.2K 763 313
                                    


➷➷➷➷➷

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

➷➷➷➷➷

Habían estado viajando durante casi dos días, Thea no tenía ni idea de a donde se dirigían.

—¿Ya llegamos? —se quejó apoyando la cabeza en la ventana del auto.

—Bueno... estamos más cerca después de la última vez que preguntaste —Klaus volteó en su asiento y le sonrió —Hace cinco minutos. 

—Llevamos casi dos días en este auto, no hemos bajado más para que yo pueda comer, no siento mi trasero —volvió a quejarse.

—Tranquila, ya casi llegamos —avisó Klaus, alcanzando a ver las cataratas que tanto le gustaban cuando era niña.

—¿A dónde exactamente? 

—Yo, me pregunto lo mismo —Stefan habló por primera vez —He conducido hasta Niagara...

—Cierra la boca, Stefan —espetó interrumpiéndolo, quería que fuera una sorpresa.

Nadie dijo ninguna palabra, mientras se adentraban en el bosque.

—¿Qué vas a hacer, Klaus? —preguntó Thea con burla —¿Nos arrancarás el corazón y sepultarás nuestros cuerpos en medio de la nada?

—Si quisiera hacer eso, ya lo habría hecho —razonó el híbrido.

—¿Entonces que hacemos en un bosque? —le cuestionó Thea con los brazos cruzados.

—Me sorprende un poco que no lo reconozcas, aunque apenas eras una niña cuando te fuiste —Klaus se recordó en voz alta.

—Klaus, ¿En dónde estamos?—cuestionó algo alarmada. Le costó reconocer el camino que estaban recorriendo, pero lo reconoció.

—Creo que ya lo sabes —contestó mientras Stefan detenía el auto.

Se detuvieron frente a, lo que parecía ser, una cabaña de madera, las plantas de las macetas a su alrededor estaban marchitas y las ventanas eran cubiertas por una capa de polvo.

Los tres bajaron del auto, contemplando la cabaña frente a ellos.

Thea se adelantó y caminó hacia la casa, tenía una mirada nostálgica en sus ojos, no podía creer que después de tantos años siguiera ahí.

—Klaus ¿Dónde estamos?¿Qué es este lugar? —cuestionó Stefan.

—Shhh —le ordenó, atento a los movimientos de la castaña.

𝙷𝚞𝚗𝚝𝚛𝚎𝚜𝚜 | 𝙺𝚘𝚕 𝙼𝚒𝚔𝚊𝚎𝚕𝚜𝚘𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora