Capítulo Cincuenta Y Uno

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MYSTIC FALLS, VIRGINIA [2002]

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MYSTIC FALLS, VIRGINIA [2002]

—Papi ¿A dónde vamos? —preguntó la niña de diez años.

—Voy a presentarte a unas personas y te harán unas pruebas —dijo Grayson Gilbert sin despegar la vista de la carretera —¿Recuerdas lo que el tío John te ha estado enseñando?

—Sí, papi.

—Debes enseñarles lo que sabes hacer, habrá un monstruo y tendrás que hacer lo que el tío John te ha estado enseñando ¿Entendido? —explicó pacientemente. Esperaba proteger a sus hijos pero recordaba que la niña apenas tenía diez años y debía aclararle lo que tenía que hacer.

—¿Por qué yo? Elena también tiene mi edad ¿Por qué no le enseñan a ella también? ¿Para que pueda protegerse —cuestionó la niña.

—Porque Elena no soportaría la carga de este mundo. Tú eres mi niña fuerte —le sonrió Grayson —¿No te gustaría proteger a tus hermanos?

Thea sonrió y asintió, a pesar de que su pequeño cuerpo estaba inundado por el miedo.

El tío John le contaba las historias sobre aquellos monstruos y ella apenas podía evitar las pesadillas imaginando el aspecto de aquellas horribles criaturas, pero tenía que ser fuerte.

Tenía que soportarlo para que sus hermanos estuvieran bien.

[...]

Nunca se levantaba tarde, era una costumbre adquirida no lograr dormir tanto, pero aquella mañana el desgaste emocional de los últimos dos días le había pasado factura. También estaba el hecho de que no había comido casi nada desde que Kol había muerto.

Estaba sentada en el comedor, leyendo un grimorio de su familia y otro de Esther para poder resucitar a Kol cuando un plato de huevos revueltos y pan tostado con mermelada de arándanos apareció frente a ella.

Cerró el grimorio que tenía en las manos y miró a Klaus.

—¿Es un soborno?

—Tienes que comer algo.

—No tengo hambre, en serio.

—Bueno, te ves como si la tuvieras. No podrás concentrarte si estas matándote de hambre —Thea suspiró, admitiéndose a si misma que tenía razón.

—Bien —tomó una tostada y le dio un mordisco —¿Cómo sabes lo de los arándanos?

—Oliver tenía un montón de mermeladas de arándanos en su alacena en Niagara Falls. Y una vez...

—Una vez me descubriste robándome una en la madrugada, te pedí que no le dijeras a papá y te sentaste conmigo. Nos comimos todo el tarro —recordó Thea con una sonrisa nostálgica.

Klaus le sonrió y se acercó a ella para dejarle un cálido beso en el cabello.

—Todo estará bien, mi brujita —le susurró —Te lo prometo.

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⏰ Última actualización: Oct 14 ⏰

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𝙷𝚞𝚗𝚝𝚛𝚎𝚜𝚜 | 𝙺𝚘𝚕 𝙼𝚒𝚔𝚊𝚎𝚕𝚜𝚘𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora