Capítulo Cincuenta

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—¿Vas a seguir ignorándome? —cuestionó Kol, sentado a su lado en el sillón

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¿Vas a seguir ignorándome? —cuestionó Kol, sentado a su lado en el sillón.

—No es como si pudiera ignorar que estás muerto —mencionó sin mirarlo —De verdad, es como si estuvieras vivo pero no puedo tocarte, ni besarte ni abrazarte y es duro. Dame algo de crédito ¿Si?

Kol suavizó su mirada, entendiendo que ella tampoco la estaba pasando bien.

Lo siento.

La chica negó con la cabeza.

—No, está bien. Es solo que...

Prefieres estar enojada que estar triste —adivinó él —Se te olvida que conozco cada aspecto de ti.

Thea suspiró jugando con un hilo suelto de su suéter.

—Si lloro solo voy a pensar en que no estás aquí físicamente y en que podría ser en gran parte mi culpa, en cambio, si me centro en la ira solo pensaré en formas de vengarme. Así que, dime mi amor ¿Cuál es la opción menos autodestructiva?

No es tu culpa —afirmó con tristeza.

—Debí venir yo en tu lugar. No creí que Jeremy fuera capaz de hacerme algo así —susurró Thea, con las lágrimas volviendo a empañarle la vista.

Oye... —Kol trató de tomar su mano, pero ninguno lo sintió. Eso solo logró hacerla sentir peor —Vamos a encontrar una solución que no tarde dos mil años.

Thea logró sonreír un poco por la broma.

—Creo que tengo una idea de cómo solucionar... Esto —sugirió, entrecerrando los ojos cuando un hechizo que había leído en uno de los grimorios de su familia vino a su cabeza —Pero voy a necesitar a Silas.

¿En serio vas a dejar que regrese? —preguntó con atención.

—Sí —afirmó firmemente —Solo necesito que Silas abra el velo, si no, tengo un plan B.

El cual no vas a contarme.

—Porque se que no te va a gustar —le sonrió amarga.

Desvió su atención de Kol cuando Caroline apareció con una bolsa de papel en la mano.

—Te traje el desayuno —sonrió.

—¿Sabes, Care? Ese desayuno me apetecería más si me sacaras de esta horrible sala —mencionó distraída.

Podría salir de ahí, pero la magia de expresión era muy abrumadora para combatir y estaba demasiado cansada como para hacer algo así.

—Sabes que no puedo, solo Bonnie —confesó la vampira. Su teléfono sonó y le sonrió apenada antes de contestar —Hola Elena ¿Qué pasó?... Dime que no es enserio... ¿Y dónde está Damon?... ¿Y qué significa?... ¿Crees que haya sido Shane?... Ojalá pudiera ayudar, lo lamento... Lo que sea, dime... Si no tienen la espada del cazador... La encontraré, tranquilos. Ustedes envíenme fotos del tatuaje de Jeremy yo la busco y los llamo.

𝙷𝚞𝚗𝚝𝚛𝚎𝚜𝚜 | 𝙺𝚘𝚕 𝙼𝚒𝚔𝚊𝚎𝚕𝚜𝚘𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora