Capitulo veintisiete

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—¡No volveré a subirme a una de esas cosas! —advirtió Thea cuando salieron del avión e iban en dirección a la zona de recogida de equipaje

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—¡No volveré a subirme a una de esas cosas! —advirtió Thea cuando salieron del avión e iban en dirección a la zona de recogida de equipaje.

Kol solo se divertía por la histeria la castaña de ojos verdes —Vamos, no fue para tanto. Solo fue una pequeña turbulencia.

Thea estuvo a punto de contestarle de mala manera cuando sintió su teléfono vibrar en el bolsillo de su pantalón. Miró en el identificador el nombre de Caroline.

Apuntó a Kol con el dedo para que fuera a por las maletas —Esta conversación no se ha terminado.

El original levantó las manos con falsa inocencia.

—Hola Care ¿Cómo va todo?

—Todo lo bien que se pueda estar, está relativamente tranquilo.

—Eso me preocupa más —se rió la castaña.

—¿Qué tal el viaje?

—Relativamente bien —Thea usó las mismas palabras de la rubia, por lo menos no se había caído el avión.

—¿Qué tal Londres?

Thea se rió internamente —Care acabo de llegar, hasta ahora solo he visto el interior del aeropuerto.

—Pero sigue siendo otro país, otro continente, explora —le aconsejó emocionada.

—Bueno, aquí es de noche así que iremos directamente al hotel y la exploración será para mañana.

—Debes mandarme fotos de todo y si pasa algo con Kol me avisas.

—¿Qué cosa debería pasar con...?

—Bueno, adiós, que lo disfrutes —se despidió Caroline efusivamente.

Thea miró su celular con confusión antes de encogerse de hombros y volver a guardarlo.

Todo estaba cambiando muy rápido, y no era que le disgustara. Kol era su amigo, un amigo que por mucho tiempo pensó que no existía y que no vio desde los doce años. Una pregunta le surgió:

¿Cómo fue posible que un simple medicamento bloqueara su habilidad mágica de poder verlo? 

Era muy extraño. 

Lo bueno era que no solo viajaban por el hecho de que Kol quería que conociera todos los lugares que ella siempre soñó desde niña, no, también viajaban para que Thea pudiera rescatar la historia mágica de su familia y aprender de esta.

Ella aún no sabía que tenía el poder de todo el linaje mágico de su familia corriendo por sus venas y fluyendo por su cuerpo como un torrente que se esparcía por todos lados. Un poder que podría destruir todo a su paso si no se controlaba, y eso Kol lo sabía.

—Bueno, vayamos fuera y pidamos un taxi. Porque no pienso cargar cuatro maletas hasta el hotel —Kol llegó a su lado y la miró sonriente.

—¿Entonces no eres tan fuerte como se piensa? —provocó Thea.

𝙷𝚞𝚗𝚝𝚛𝚎𝚜𝚜 | 𝙺𝚘𝚕 𝙼𝚒𝚔𝚊𝚎𝚕𝚜𝚘𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora