Capítulo cuarenta y cuatro

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Durante el camino hacia el hotel el auto se sumió en un profundo y casi tenso silencio, y Kol no tenía idea de por qué

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Durante el camino hacia el hotel el auto se sumió en un profundo y casi tenso silencio, y Kol no tenía idea de por qué.

Estaba seguro de que no era por el tema de haber recuperado los grimorios y que él no pudiera usar el suyo. Había recuperado su buen humor cuando alquiló el auto.

Thea miraba fijamente el paisaje por la ventana, casi ni notó que aún parpadeaba. Se mordisqueaba el labio inferior y movía la pierna sin parar.

Llegaron a la habitación aún en silencio.

Hasta que Kol ya no lo soportó.

—Thea ¿Te sientes bien? —preguntó preocupado.

La cazadora asintió, Kol la miró sin creerle.

Thea suspiró.

—Estuve pensando algo durante el camino —confesó. Kol asintió para que siguiera mientras se sentaba frente a ella en la cama —Estaba pensando en que no es necesario destruir el Venatores Liber.

Kol frunció el ceño confundido.

—Pero ya sacamos el libro de donde estaba más seguro y quedamos en que lo mejor sería destruirlo para dejar de ser secuestrados —refutó.

—Ya, pero ¿Crees que sea lo más inteligente destruirlo? 

—¿Piensas que lo necesitaremos en algún momento?

Thea se mordisqueó el labio asintiendo.

—Piénsalo bien, nos han secuestrado más de una vez, solo personas enemigas de mi familia. Tu familia también tiene muchos enemigos ¿No crees que en algún momento llegaríamos a necesitar lo que está ahí?

—No me había puesto a pensar en eso, es un gran punto, pero ya lo sacaste de la cripta, volver ahora sería peligroso considerando el hecho de que nos están siguiendo. Maté a quince demonios mientras tu estabas ahí —habían podido sacar el libro, no iban a volver a meterlo.

—¿Y qué pasaría si sí destruyéramos el libro?  

Kol parpadeó.

—Me perdí un poco ¿Qué es lo que quieres hacer? 

Thea sonrió.

—Una réplica. Dejaremos que los demonios nos encuentren con el libro en las manos "tratando de escapar" —hizo las comillas con las manos. Kol asintió, entendiendo por qué estuvo tan callada durante el camino —Y lo quemamos frente a ellos.

—¿Y que hacemos con el real?

—Esa es la mejor parte —Thea sacó su grimorio de la mochila y lo abrió en la página que había estado marcada cuando lo encontró.

Le pasó el libro a Kol para indicarle su plan.

Kol pasó su mirada por las letras de tinta medio descolorida y arqueó las cejas sorprendido.

𝙷𝚞𝚗𝚝𝚛𝚎𝚜𝚜 | 𝙺𝚘𝚕 𝙼𝚒𝚔𝚊𝚎𝚕𝚜𝚘𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora