El Dragokin [Ramcisco]

×Capítulo XXI×

Fran: Y bueno, ¿Que hacemos? ––habló mientras llegaban hasta el cuerpo del basilisco–– Iugh... Ya apesta ––el olor que desprendía el cuerpo le hizo taparse la nariz––

Ramcore se acercaba al cuerpo y usando su magia de luz  lo cubrió.

Fran: ¿Oh? ¿Que fué eso? ––preguntó al darse cuenta de que el olor había sido eliminado aparentemente––

Ram/Red: Encapsulé el olor con mi magia ––dijo mientras que usando magia de viento, metía el cuerpo del basilisco en un saco–– si lo llevamos todo, los oficinistas del gremio sabrán qué hacer ––

Fran: Al final fué bueno no destruir su cuerpo con magia cuando lo derribamos ––decía viendo como Ram trataba de llevar aquel saco grande en su hombro––

Ram/Red: Es cierto, aunque no me dejaste tomar de la magia del basilisco ––Ramcore hacía un pequeño puchero de molestia, mientras ambos empezaban a dirigirse al pueblo cercano para usar la teletransportadora hacia el gremio––

Fran: ¿Tu también hibas a tomar magia del núcleo de la bestia? ––

Ram/Red: Pues sí, y yo no planeaba quedarmelo todo como tú ––volteó molesto hacia otro lado, evitando ver a Fran a la cara, pues según Ram, su compañero había sido muy egoísta––

Fran: En mi defensa, debiste decírmelo antes ––estas palabras habían hecho que Ramcore creyera que su acompañante quizá no era del todo egoísta–– además, fuiste muy lento ––y ahora Red se había molestado con él de nuevo––

Ram/Red: ¡Obvio!, ¿Que no viste que andaba lastimado? ––alegó–– caí desde lo alto, no mames, ¿como hiba a andar como si nada? ––

Fran: Pos yo te veo bastante bien ––

Ram/Red: Hump, ni que te importara ––

Fran: Touche' ––contestó afirmando lo que Red había mencionado, haciendo que Ram se molestara aún mas––

Ram/Red: Hrnn... Mejor sigamos que ya casi llegamos al pueblo que tiene esa teletransportadora ––ordenó mientras apresuraba sus pasos–– <<¿Qué se cree ese mocoso? ¡Ni siquiera preguntó si yo podía con este saco después de aquello con Andros!>> ––

Ramcore se la pasaba alegando con Draco en su cabeza, mientras que por fuera permanecía serio.
Y por otro lado, Fran maldecía no poder hacer desesperar aquel humano, odiaba la seriedad que este cargaba en todo momento.

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Capítulo XXII
×Convivencia Pacífica×
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Luego de una larga caminata, al fin habían llegado al pueblo.
Ambos chicos parecían más calmados, al poder ver civilización después de tantas horas, habían llegado de mañana y ya dentro de poco empezaría a atardecer.