×Capítulo XXXV×

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El suelo empezó a temblar, escuchándose el como las paredes afuera eran destruidas.
Y antes de poder ponerse de pie, la roca frente a él había sido destrozada.

Ram: ¿Qué demo—fué interrumpido por la presencia de una persona con capa oscura y una máscara extraña.

Enmascarado: Al fin te encontré.—Dijo parándose frente al joven Ramcore.

Ram: ¿Quién eres?... —preguntó echándose para atrás, desconfiando del desconocido.

Enmascarado: No necesitas saberlo —habló con voz grave y cierta distorsión en ella, como si la máscara modificara su voz.

Ram: ¿Disculpa? —se sintió ofendido, pero al ser frente a él no parecía importarle eso y simplemente empezó a ir por el pasillo— No voy a simplemente seguir a un desconocido y que encima sé que puede romper paredes como si nada.

El joven humano alistó su arma esperando a la respuesta del contrario, podía ver la espalda de aquella persona pero nada más que eso. Pero muy al contrario de lo que creía, este enmascarado giró un poco su rostro para verlo y luego dar la vuelta para estar cara a cara ante Ramcore.

La tensión parecía crecer en ese incómodo silencio, Ramcore se preparaba para lo peor, su respiración aceleró mientras que sus palmas sudaban frío al pensar en un posible enfrentamiento.
El rostro de aquel ser se acercó al punto en el que Ram podía jurar que le escuchó respirar. Levantó su mano la cual poseía guantes negros, Ram levantó inmediatamente su espada planeando darle en la muñeca, pero aún si fué en segundos, el enmascarado detuvo la espada con su otra mano, dejando claro que estaban a niveles totalmente distintos.

Ram: << ¿Va a matarme por atacarlo?>> —pensó en esos pocos segundos, pero todo pensamiento pesimista fué borrado cuando sintió como el contrario tocaba su cabello sacudiendolo— <<¿Pero qué...>>—

Enmascarado: Lo siento, es que tenías polvo y residuos de las rocas que rompí... —continuó durante unos segundos sacudiendo la cabellera del humano.

Ram: ¿Okey...? —titubeó mientras el enmascarado seguía con su camino— ¿A dónde vas?

Enmascarado: Este es el único camino asi que simplemente voy a seguirlo. ¿Te vas a quedar ahí parado?

Ram: Tsk, yo también voy —partió acompañado de aquella persona misteriosa, esperando poder encontrar a sus amigos.

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Capítulo XXXIV
☯ Reflexión ☯
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[Con Kplay y Ludi]

Kplay: << Ugh... Mis heridas duelen... Espero no se infecten...>> —pensaba mientras continuaba junto a la joven por aquel largo pasillo, en ocasiones debían pelear contra pequeñas bestias, por suerte podían arreglárselas fácilmente, aunque Kplay recibía ciertos arañazos por parte de estos.

Ludi: ¿A dónde crees que nos lleve este pasillo? —preguntaba mientras continuaban su travesía, notando una zona bastante iluminada al fondo.

Kplay: Supongo que no lo sabremos hasta llegar —sonrió.

Ambos continuaron hasta llegar al final de su pasillo, el cuál daba a un gran salón donde se veían más puertas de pasillos en la parte de atrás y al frente lo que parecía ser un trono de oro con un pergamino en el asiento.
Aquello dejó anonadados a ambos quienes decidieron descansar en esa zona aparentemente segura. Kplay sin poder ocultar su curiosidad fué inmediatamente a recoger aquel pergamino en el trono, intentando abrirlo y leer su contenido, lastimosamente estaba en un idioma desconocido para él, por lo que decidió llevarselo consigo, después de todo habían unos dibujos interesantes similares a elfos en él y quién sabía si sería importante.

El Dragokin [Ramcisco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora