×Capitulo XLI×

344 24 40
                                    

Las calles empezaban a estar concurridas pues ya eran las 9 de la mañana y muchos salían a hacer lo de su día a día.
Y entre tanta multitud y ruidos de vehículos, una pequeña cachorrita se encontraba dormida en los brazos de su nuevo amo, el pasar toda la noche despierta, alerta del peligro la había excluido de lo que todos tienen el privilegio de tener cuando son pequeños pero no siempre se aprecia: el dormir.

Ram: Jaja los autos pasan con mucho ruido y ella sigue dormida, es adorable—pensó al observar que nada la despertaba, y es que la pequeña al fin había encontrado un lugar seguro donde dormir.

El pelinegro la cargó en sus brazos hasta llegar al lugar donde se hospedaba con el Dragón pero este ya no se encontraba en el lugar, por lo que sin perder tiempo llamó a su número de celular.

—Aló? —

Ram: ¿Dónde estás?

Fran: En dónde estaba el cuartel de la Corporación QUIMERA, al parecer había dinamita dentro de las instalaciones y era una especie de laboratorio que experimentaba con bestys o bestias mágicas.... —caminaba entre los escombros removidos notando ollín.

Ram: Dinamita... ¿Cómo es que no la vieron antes? A menos que estuvieran en lugares imposibles de alcanzar... Pero si ni los trabajadores llegaron, ¿cómo alguien de afuera pudo? —preguntó recostando a la pequeña en la cama mientras él empezaba a anotar todo en su celular, usando la pantalla dividida entre sus anotaciones y la llamada en altavoz.

Fran: ¿Quieres que te vaya a traer? Digo, con el portal. —ofreció bajando de los escombros.

Ram: Ehm... Ocurrió algo y creo que ahora soy dueño de una cachorra de perro ovejero... —informó acariciando a la pequeña dormida— Y sigue dormida como piedra. ¿Crees que podría llevarla?

Fran: Claro, no hay problema, aunque... no dejan ir a dónde están los cuerpos de todas formas y...

Ram: ¿Pasa algo?

Fran: Es solo que no quisiera toparme con algún periodista... Además ya vino el resto a comprobar los hechos, incluso el viejo de las órdenes está hablando con los rescatistas y esas personas que eran ¿policías? La cosa es que—

Ram: No quieres seguir ahí —respondió comprendiendo los rodeos del menor al tema.

Fran: Chi.

Ram: Jajajaja, okey, entonces ven y vayamos a comer algo que al final no pude comer tranquilo. —sonrió pensando en las caras que estaría haciendo su amigo, pues seguramente estaría hambriento.

Fran:  Seh, quizá después vaya.

Eso se escuchó mal para Ramcore, ¿desde cuándo había cambiado la dieta del Lizardman? Es decir, ¡él devoraba lo mismo que cinco personas sin problemas!

Ram: ¿Hay algo que aún te preocupa? Si es por Green podemos llamarle, además tiene cuidadores, los médicos ya dijeron que se pondría bien en poco tiempo. —explicaba de manera seguida tratando de hacerle ver al contrario que no había un porqué preocuparse— Asi que come lo que quieras mientras el dinero alcance.

Fran: ... No es por eso pero... Si tú lo dices iré —dijo cruzando el portal que había creado, últimamente su magia parecía fluir y recargarse fácilmente, aquellos puntos se recargaban con rapidez—, ¿Iremos por el desayuno o almuerzo? Ya casi son las 11 de la mañana —bromeó aún hablando por teléfono estando frente al pelinegro que reía con el celular en mano sonriendole al llegar.

El Dragokin [Ramcisco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora