×Capitulo XLIV×

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[Hace cinco años y medio atrás]

Hemos llegado. —habló con desinterés el conductor deteniendo el camión especialmente equipado para transportar bestias mágicas.

El chófer se bajó y caminó hacia la parte trasera abriendo las puertas que debían mantener a raya al ser dentro.

Estaba indeciso, sobre si guiar al pequeño o dejarlo ahí solo en la entrada, pero antes de poner sus manos sobre las manijas del "contenedor" se detuvo.

—¿Cómo llegué a esta situación?... —se preguntó por lo bajo recordándose a sí mismo horas antes.

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—¿De verdad estaré seguro?—llegó a pensar.

Nadie le había informado acerca de lo que realmente iba a llevar pero desde que había leído que su destino era la reserva de Dragones o como era conocido también, "El reino Dragón", sabía que iba a ser peligroso, tenía miedo de lo que llevaría, después de todo había oído hablar en las noticias sobre que un dragón bebé había causado caos en el poblado del que provenía el ser.

Tenía miedo pero, para su sorpresa, cuando empezó el viaje no hubo ruido alguno, ni siquiera las bestias del campo eran así, intentó verificar através de las cámaras si algo malo había pasado, pero el ser dentro no dejaba de estar echado con las orejas hacia abajo, sin moverse.

No sabía qué había pasado pero realmente estaba dudoso sobre si ese ser era el mismo que el de las noticias.

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— ... Respira... —tomó una bocanada de aire y abrió con fuerza las puertas, más por nerviosismo que por querer hacerloy-ya llegamos a tu destino... —observó al pequeño que no parecía haber siquiera escuchado el estruendo de las puertas al abrir.

— Sí... —la voz del Dragón se hizo presente asombrando al señor que nunca había visto a una bestia mágica cuerda— ¿Bajo de aquí?

— Ehm... —miraba al pequeño visiblemente deprimido, era como ver a alguna de sus mascotas en un mal día— Claro, ven, debes ir por este camino... ¿Aún eres un cachorro de Dragón?

— Sí, aún soy un bebé inútil... —aquella expresión sobre sí mismo tan pesimista hizo sentirse mal al hombre.

¿Realmente lo que había escuchado era real? ¿Cómo podría saberlo?

— Bueno... Si quieres puedo acercarte a donde empieza la verdadera zona Dragonil, aunque los que no somos Dragones no podemos encontrar su nido —explicó empezando a caminar junto al pequeño Dragón que le seguía sin decir nada— <<Okey... Esto es incómodo... Pero quién diría que los Dragones hablan...>> —pensó mientras la duda le invadía, pero no era su trabajo averiguarlo.

— Gracias —dijo Fran mirando al frente.

— ¿Ah, porqué? —miró al pequeño que se sentó observando al frente— ¿Por acom-¡auch! —se quejó al chocar contra una puerta inmensa de madera pero brillante, como si algo la cubriera— ¿¡Qué!?

El Dragokin [Ramcisco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora