2. Traditional

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Hola de nuevo, Langa

Ha habido veces que entre nosotros han ocurrido pequeños choques culturales. Okinawa puede ser muy anclado a la tradición, bueno todo Japón en general. A veces te llegabas a mosquear por nuestras burlas, las mías y las de los demás del grupo, pero en ocasiones te creaba una auténtica incomodidad. Como espero has adivinado voy a contarte una anécdota en que te sentiste así. Tal vez has dicho un juramento en inglés al leer esto último, espero que así sea, no espero otra reacción. Usas palabras en inglés cuando quieres expresar lo que verdaderamente sientes. Yo lo sé bien, aunque a veces no te entienda.

Lo que te deseo contar esta vez sucedió cuando fuimos a la isla de Mizakoyima y tú me dijiste:

—El bañador no va a estar seco.

No te entendí.

—Mañana lo estará cuando lo vayas a meter de nuevo en la maleta —te respondí distraído mientras comprobaba que los yukatas disponibles en nuestra habitación compartida por los cuatro no eran del tamaño adecuado: dos eran de adulto y dos de niño. Uno de estos últimos era para idóneo para Miya, pero para nosotros tres, Shadow, tú y yo, estaba complicado.

Claro, adivino que no sabes de quienes estoy hablando. Son dos skaters super cool. Miya aún está en el colegio pero puede entrar en el equipo nacional. Es un borde a veces, pero es dulce como un gatito, con garras, claro está. Y Shadow, pues va de duro y puede ser un capullo integral, de hecho me caiga fatal hasta que le conocí más. No era solo manía, lo cierto es que no suelo prejuzgar a la gente por su apariencia o por lo que digan de ella. Es que el maldito se burló de mi monopatín, me cabreó, me dejé provocar para aceptar su desafío y acabé perdiendo, con mi monopatín quemado y el antebrazo lesionado. Pero solo es fachada su porte de cabronazo, en el interior es un pedazo de pan, muy duro y nada sabroso, pero un pan.

Los dos son nuestros amigos, lo mismo que Joe y Cherry, pero por el momento no te quiero agobiar con tantos nombres.

Pues allí estaba yo pensando una solución para los yukatas, cuando tu insististe:

—Es que me resulta incómodo ponerme un bañador mojado.

Solo entonces reconozco que captaste toda mi atención.

—¿Por qué te lo tendrías que poner? —quise saber dándome la vuelta al fin y sorprendiéndome al verte sostener tu bañador húmedo que sin duda habías descolgado de donde lo habíamos dejado tendido, fuera de la ventana.

Giraste un poco la cabeza y arrugaste un poco la frente como si tú estuvieses como yo, totalmente perdido sin entender lo que yo te decía.

—¿Para el onsen?

Sonaba a que pensabas que me había olvidado que habíamos ido todos a aquella isla solo para que yo pudiese recuperarme más rápido de mis lesiones en las aguas termales.

Hummm. Esas lesiones no tienen nada que ver con Shadow. Lo siento, quizá en otro email hablaré de como me la hice o mejor dicho quién me las hizo, quizá.

No me quiero desviar, aunque me cuesta a veces centrarme cuando cuento historias. Esto me está sirviendo de práctica.

Bueno pues allí estabas tú mirándome con cara de incomprensión con tu bañador chopado en la mano y yo intentando saber a que se debía la preocupación por esa prenda, cuando de pronto se me hizo la luz y solté un carcajada.

—¡Pero sí no lo necesitas!

—¿No?

—¡Claro que no! En las aguas nadie va con bañador.

—¿Ah, no? ¿Y con qué entonces?

Me volví a reir, separé los brazos y te abrí los ojos:

—Se va sin ropa.

Tardaste tres segundos en captarlo.

—¡¿Desnudo?!

Asentí con vehemencia mientras no podía parar de reírme por la cara sobresaltada que pusiste.

—No me creo que no lo supieras —aunque realmente estaba claro que hasta ese momento no tenías ni idea.

—Yo, yo —desviaste la mirada mientras nervioso hacías una bola con tu bañador—.Yo pensaba que era como ir a una piscina.

Solté una carcajada.

—Un onsen es de lo más tradicional en Japón y estaban mucho antes de los bañadores, por supuesto que no se llevan. Además sería una pena que una tela frenase la acción de las aguas en el cuerpo a través de la piel.

Se te notaba que estabas valorando el preguntar si se podía hacer una excepción con alguien de fuera, como tú.

—¿Te da corte? —al notar que mi voz denotaba empatía a pesar de que seguía riendo, no dudaste en asentir.

—Pero si todos somos hombres, no hay mujeres y todos tenemos lo mismo.

Me miraste con expresión aterrada.

—Vale, quizá ha sonado muy gráfico y rudo, Lo que quiero decir es que tú no tienes nada que yo no tenga.

Tus pupilas se dilataron con horror.

—Tú entiendes lo que quiero decir, me refiero a...

Adelantaste tu mano derecha.

—Sé a lo que te refieres, no es eso, es que. Nadie me ha visto desnudo, bueno no de mayor, de niño mis padres cuando me bañaban y,,, esto es...

—Choque cultural —acabé tu frase—, lo tradicional de Japón con las costumbres de donde creciste.

Lanzaste un profundo suspiro.

—Supongo que sí.

—Bueno, creo que puedo arreglarlo.

—¿Cómo? —me enterneció como ni dudaste que yo podía solucionarlo.

Solté un risita.

—Les pediré a los demás que cierren los ojos mientras te metes y sales del agua.

En ese momento los rasgos de tu rostro mostraron tu estupefacción.

—Es lo más sencillo, ¿no?

—Pensarán que soy un "coward".

—¡Ay, no sé que significa, pero da igual! Los demás comprenderán que los de Canadá sois así.

No te gustó nada esa reflexión.

Cerraste los ojos, aguantaste la respiración y al abrir los ojos se te notaba esa determinación que me provoca escalofríos en la nuca.

—No digas nada a los demás , Reki. Ahora vivo en Japón y debo acostumbrarme a sus tradiciones, a sus costumbres. En Canadá llaman a eso integración, yo lo llamo, acercarme más a ti.

Tu sonrisa fue tan cálida, que yo te imité y simplemente dije:

—Sí.

Cada día de septiembre  Sk8. Renga ( Completado ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora