23. Rain

44 7 3
                                    

Como bien sabes no es aconsejable patinar bajo la lluvia porque el agua y la madera no se llevan bien, además de las ruedas patinan, aunque para eso los mejor son unas especiales para la lluvia.

Podría contarte el porqué estoy tan seguro que así las posibilidades de perder el control del monopatín y caer son menores, pero esa historia la dejaré para otro momento porque quizá contarte que fui una vez bajo la lluvia mucho más listo que Adam quizá para ti sea una información que no creas.

¿El legendario y magnífico Adam confiado en demasía y fallando? Sí, pasó y además falló por mi astucia, por ese pelirrojo que tanto menospreciaba. Ahora sigue sin tragarme, pero al menos hay un motivo de peso para que sea así. Eso me hace sentir bien y en paz conmigo mismo. No soy tan malo en el skateboard al fin de cuentas.

Ya me estoy enrollando demasiado, como siempre.

Pues te voy a contar lo que nos pasó una tarde que nos pilló una super jarreada mientras patinábamos tras volver de ver una película, ejem, de estar en una sala de cine, porque, como te conté, desde que empezamos a salir como pareja, poco caso hacíamos de lo que echaban. Solo ponía yo una condición: nada de películas de miedo.

Nos resguardamos de la lluvia bajo un toldo pero el dueño de la tienda, nos pidió que nos fuéramos, el mismo lo subió, lo que era un error porque ya estaba mojado y lo único que iba a conseguir es que la tela se pudriera. Quise avisarle, pero no me hizo ni caso. Lamentable la actitud de ciertos adultos que no hacen caso de los consejos de alguien solo porque esos consejos provienen de un adolescente.

Estaba indignado, como siempre que pasaban de mí, pero tú me pediste que lo olvidase.

—Pues nos vamos a calar a este paso —remarqué por si no te habías dado cuenta de ese pequeño detalle.

—Podríamos volver al cine —sugeriste. No era mala idea sino fuera porque estaba a más de dos kilómetros de donde estábamos.

—Quizá una cafetería o un combini, algún sitio calentito—dije mientras mis ojos miraban alrededor buscando un establecimiento donde poder resguardarnos.

Me di cuenta que tú tenías tu atención puesta delante de nosotros, al otro lado de la acera.

Seguí tu mirada y mi rostro se encendió porque reconocí enseguida que delante nuestro había un love hotel.

Comprendía que te llamase la atención, pero opté en ignorar tu curiosidad.

—Parece que aquí no hay nada, tendremos que correr...

—Podemos entrar ahí dentro —dijiste con voz firme.

Di un respingo.

—Langa, eso es...

—Sé lo que es —me aseguraste con convicción y antes de que te pudiese parar cruzaste al otro lado y te pusiste bajo la marquesina del hotel. Dudé unos segundos, pero te seguí porque me estaba calando. Cuando llegué a tu lado, continuaste:

—Averigüe lo que era —hiciste una pausa y vi como tus labios se curvaban en un mohín—, luego de que me picó la curiosidad en saber lo que era cuando tú estuviste en uno con...

—¡¡¡Solo hablamos!!! —te recordé dando un grito y super incómodo de que me recordases aquel mal entendido.

Me sonreíste como si te gustara que te recordara que aquella vez que Tadashi me atropelló solo me quiso sobornar, lo que de alguna forma es bastante siniestro, he de decir.

—Pues —continuaste tras una pausa en que disfrutaste de mi desconcierto con una sonrisita taimada que yo acabé dándote un ligero golpe de puño al costado—, le pregunté a mi madre...

Cada día de septiembre  Sk8. Renga ( Completado ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora