17. Olympics

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¿Viste los juegos olímpicos, Langa?

Nosotros organizamos una quedada en nuestra base, es decir, el restaurante de Joe. Para las cuatro jornadas, las dos de Street masculina y femenina, y Park, femenina y masculina; organizó un rincón para nosotros delante de la televisión.

Cherry y Joe decidieron, tras una de sus gigantescas peleas, dejar el restaurante abierto para los clientes. Un primer motivo fue que sino era no tener ganancias varios días y el segundo era que la gente que estuviese interesada en el skate podía comer comida italiana recién hecha en el local.

Lo cierto es que el primer día no vino nadie. Sin duda el enorme letrero de afuera anunciando que se iba a poder ver las finales, echó atrás a la gente en la final de Street, pero tras las primeras medallas, se llenó el restaurante y el ambiente fue tan bueno, lleno de buenas vibraciones y emociones, que conseguí a momentos olvidarme de la tristeza de que tú no estuvieses con nosotros.

Pero el primer día nos pudimos explayar y gritar sin contención.

Miya había oído que quizá estabas entre los pocos que podían asistir en directo en Tokio, pero por mucho que me esforcé en localizarte en la transmisión no pude encontrarte. De hecho te busqué luego en el programa colgado en la web de la televisión y tampoco te pude descubrir.

Y eso que Cherry había gritado el primer día de competición.

—¡Adam!

Todos contuvimos la respiración porque efectivamente él estaba, bien trajeado, repeinado y todo buen talante, hablando con el entrenador de Yuto Horigome.

Se hizo un silencio muy tenso en el restaurante donde antes todo eran bromas y gritos.

Yo me levanté de mi asiento y me pegué en la pantalla mirando la cara hipócrita de Adam. Sus ojos rojos eran iguales de salvajes.

Pensé que él sí sabía donde estabas y sin duda disfrutaba sabiendo que yo no podía estar contigo.

—¿Qué hace ahí? —formuló en voz alta Joe lo que todos pensábamos, todos menos Miya, quien con mucha precaución en su voz hacia mi reacción, nos contó:

—Adam quiere que él sea nuestro entrenador.

Hablaba del entrenador del medalla de oro.

Me giré bruscamente cuando escuché esto.

—¿Cómo lo sabes?

Miya dio un largo suspiro de resignación porque notaba mi nerviosismo exasperado por la falta de información relativa a ti.

—El propio Adam me lo contó. Bueno, no. Se lo soltó a mi entrenador. Le hace responsable de que yo no me haya clasificado para estas olimpiadas.

—Y para Langa aún era demasiado pronto —dijo Cherry con voz desabrida siguiendo el pensamiento de Adam, a quien conocía demasiado bien—, pero se quiere asegurar que esté en París.

—¡Eh, Miya! Tú también estarás en Paris —le animó Shadow, porque tras centrados estábamos todos en las maniobras de Adam que no habíamos prestado atención a como Miya se estaba hundiendo porque le debía haber dolido no clasificarse , y mirándome me señaló con el dedo mientras lanzaba un grito: —y tendrás que aguantar a los dos tontos estos porque ya me imagino a Langa correr a besar a su amorcito cada vez que haga una ronda.

—¿Ehhh? —solté yo con una mezcla de esperanza de que eso pudiera pasar y vergüenza porque te veo totalmente capaz de comportarte así.

—¡Y los enfocarán! —añadió Joe siguiendo el tono jocoso de Shadow.

—Se harán virales las imágenes —hizo su contribución Cherry.

—¿Cómo? —mi propensa imaginación empezó a poner en mi cabeza las imágenes de las redes sociales llenas de nuestros besos.

—Serán Tendring Topic —se animó Miya dejando atrás su pesar—: Los skaters enamorados.

Es que ya lo estaba viendo.

—Paris, mon amour —saltó Joe (esto lo que tenido que buscar en internet porque ni idea de cómo se escribía )—Es que París es la capital del amor, ¿No es verdad, Kaoru?

Cherry le dio un codazo en el costado.

—No sé de que hablas, gorila. Pero sí, sin duda Miya y Langa conseguirán muchas medallas —y con voz más dulce añadió: —y Reki estará al lado de Langa para verlo y animarle.

Me puse una mano en el pecho, como sueles hacer tú, notando como el corazón se me aceleraba al imaginarlo y al verme sonreír, nuestros amigos intercambiaron miradas de satisfacción.

Ojalá Langa este deseo se haga realidad. Aunque me da tanta vergüenza ser el centro de atención, sino no es por un truco de skate o ganar una carrera, no me importaría que en París todos me conocieran como el novio del campeón olímpico, Langa Hasegawa.

Me temo que este email no te llegará.

Notas:

Durante las cuatro finales de las olimpiadas me levanté a las cinco de la mañana, hora de Alemania, para verlas en directo. Fue super emocionante.

Aquí he obviado la pandemia y las mascarillas.

Sin duda Langa y Miya estarán en París.

Cada día de septiembre  Sk8. Renga ( Completado ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora