16. Pets

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De nuevo ninguna respuesta de tu parte.

Me he dado cuenta que nunca te conté como entré a trabajar en Dope and Strech, mira pues te lo voy a contar ahora sí que por primera vez.

En mi correo anterior hice referencia a que tras el colegio, camino del skatepark, mi amigo y yo solíamos pasarnos por la tienda y el señor Oka nos dejaba curiosear e incluso, sino tenía ningún cliente, charlaba con nosotros o me regala piezas que no necesitaba pues una vez le había contado que quería hacer yo mis propios monopatines.

Lo cierto es que la idea se me ocurrió de pronto al ver el taller de la trastienda.

Tras quedarme solo, solía pasarme por la tienda y, si al principio al señor Oka le hacía gracia el vernos aparecer a los dos juntos, ahora veía yo siempre una emoción velada porque él claro sabía lo que había pasado y le dolía ver a un skater solitario.

Así pasó que una tarde al pasarme por allí, descubrí un cartel nuevo en la puerta.

"Se busca trabajador a tiempo parcial"

Aquello encendió una bombilla dentro de mi cerebro porque para montar el taller en el garaje necesitaba ingresos.

Tenía la paga semanal y el materia donado por el señor Oka, pero faltaba mucho que yo no me podía permitir, como herramientas especiales o tablas sin cortar.

Mi padre me había ayudado con los inicios tras reaccionar yo a su oferta de montarme un taller en el garaje, cuando volvíamos aquella madrugada de hospital, con una llorera enorme, mezcla entre agradecimiento a mi padre y mi dolor por la desgracia, porque posiblemente mi amigo iba a ver ya el taller montado cuando pudiese salir del hospital.

Me sirvió de mucho para poder llevar mejor la recuperación de mi amigo el iniciar con el apoyo de mi familia la aventura de iniciarme en el diseño y montaje de skateboards.

Pero ya sabes lo que pasó cuando él tuvo el alta. De hecho cuando le enseñé entusiasmado mi taller, solo hizo un „ está bien" sin ninguna emoción.

Yo seguí aprendiendo y practicando. Por eso la oportunidad que se me presentaba, no solo de ganar dinero, sino de trabajar en mi tienda favorita, era demasiado buena para dejarla escapar.

Así que la tarde siguiente aparecí por la tienda con mi solicitud con pulcritud guardada por mi madre en un dossier.

El señor Oka estaba realizando unos pedidos en el ordenador cuando yo entré.

—Hola, Reki. ¿Qué tal las clases? —me saludó con simpatía sin levantar la mirada del ordenador.

No me salió la voz hasta que carraspeé.

—Bien, bien.

Mi timidez sorprendió al señor Oka quien ahora si dejó lo que estaba preparando y me miró con curiosidad. Sus ojos se abrieron como platos.

—¿Qué te has hecho en el pelo?

Con un acto reflejo me lo toqué.

—¡Ah, esto! Me lo he peinado.

Mi madre se empeñó en que no podía aparecer con pelo salvaje y te prometo que lloré de los tirones que me dio hasta que lo desenredó del todo.

—¿Y eso? ¿Tienes una cita con una chica de tu clase? —se burló él con simpatía.

Yo me decidí a ponerme en acción, obviando su broma.

Me puse delante de él y le hice una reverencia mientras le entregaba mi solicitud.

—Por favor, le ruego me tenga en cuenta para el trabajo a tiempo parcial.

Solo levanté la cabeza cuando mi solicitud fue cogida y pude ver una agradable sorpresa en los ojos del señor Oka.

Cada día de septiembre  Sk8. Renga ( Completado ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora