4. Tricks & Stunts

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Hey Langa! Espero que te hayas alegrado al ver la notificación de que tienes un email nuevo mío.

¿Te preguntas qué te voy a contar hoy? ¿Sientes curiosidad? Me alegraría mucho que fuese así.

No mantengo más la intriga.Hoy te voy a hablar de skate, pues es lo que nos unió y para los dos es igual de importante. Te hablaré del parque donde solíamos patinar, donde yo te enseñé a mantener el equilibrio, donde hiciste tú primer ollie, donde supiste cual es el saludo entre skaters, donde nos prometimos estar juntos por siempre.

No me voy a poner en plan nostálgico, más que nada porque me puede quedar algo lamentable si empiezo a dejarme llevar por el desamparo y por la rabia que me da todo esto. No, no. Debo contarte cosas alegres, ese es mi objetivo y el porqué se me es permitido escribirte.

Es difícil morderme la lengua, pero no me puedo creer que tú no sospeches que algo pasa. El Langa que conozco es de reflejos mentales lentos pero certeros. No ando equivocado esta vez tampoco, ¿verdad?

Quizá he hablado de más, o mejor dicho, he escrito de más.

Vuelvo a hablarte del parque, donde solíamos estar casi siempre solos y si nos coincidíamos con otra gente, eran niños pequeños con patinete y sus madres al vernos llegar se los solían llevar. ¡Como si fuéramos peligrosos! Más miedo me daba a mí darme una leche por esquivar a uno de ellos porque se meten por donde quieren. Aunque yo soy comprensivo, claro, no por algo soy el mayor de cuatro hermanos.

Te hablé en el primer email de mis tres hermanas, pues Koyomi me dio la mayor de las sorpresas cuando tú estuviste dos semanas en Canadá. Resulta que había aprendido a patinar a escondidas.

Podría copiar los mensajes que te mandé con mi entusiasmo contándotelo, pero no quiero ir a lo cómodo, ni tampoco me apetece recordar que ya no están esos mensajes en tú móvil nuevo, que tienes otro número, uno que yo no tengo.

Ahora Koyomi me sirve de mucho apoyo, lo mismo que nuestro grupo de amigos, pero ella está bajo el mismo techo y cuando me ve que me voy para abajo, enseguida me pide que le muestre videos para aprender trucos y acrobacias nuevas.

Vemos videos juntos durante horas, tal como tú yo y hacíamos y luego vamos al parque a practicarlos. Mi madre me riñe cuando vuelve con magulladuras nuevas, pero ya sabes que los golpes y las heridas es lo que nos queda de la forma más efectiva para mejorar: cayendo una y otra vez y levantándote.

El día que consiguió su primer ollie. ¿ Te acuerdas? Tú estabas allí y nos abrazamos gritando eufóricos y corrimos a celebrarlo con ella, subiéndola a nuestros hombros y paseándola por todo el skatepark. Fue algo tan hermoso, tan intenso. No batió mi record, ni mucho menos el tuyo, de aprenderlo, aunque no le importa. La verdad es que noto como se esfuerza Koyomi no por ella misma sino para alegrarme a mí. Aún así sé que se lo pasa muy bien y se divierte tanto como yo patinando. Tengo una gran suerte de tener una hermana así.

¿Y sabes? Le gusta mucho a Miya, pero mucho, aunque claro él es un tsundere y lo niega.

Cuando digo en el grupo del chat que estoy en el parque con Koyomi, él suele por casualidad, siempre por casualidad, pasarse por allí.

Al principio, cuando ella le saludaba toda alegre, él disimulaba su entusiasmo disfrazándolo con insultos hacia mí. Me sorprendió cuando ella me defendió y Miya tuvo que disculparse. ¡Miya disculpándose! Yo no daba crédito a mis ojos.

Les dejo patinar juntos y si vieras con que dedicación le intenta enseñar a Koyomi trucos sencillos, pero que visualmente son muy bonitos. O cuando Miya realiza acrobacias para ella y como sonríe orgulloso cuando ella le aplaude.

Naturalmente chincho a Miya cuando ella no está con bromas de cuando voy a ser su cuñado y que me debe de dejar de llamar Slime si quiere que interceda a su favor hacia mi padre cuando le pida la mano de mi hermana. Él escupe culebras por su boca y yo me burlo más y más.

Aunque he de confesarte que la idea de que Koyomi y Miya acaben juntos me agrada mucho. Una familia de skaters.

Naturalmente le pregunté a ella si le gusta Miya y noté como se sonrojaba, marca de la casa Kyan, y me respondió: Miya es cool.

Al final no te he contado ninguna historia donde tú formes solo parte, como era mi intención hacer en cada uno de los emails que tenía pensado mandarte. Quizá esto ha salido fruto de mi deseo de que tú pudieses estar a mi lado en ese nuestro parque viendo a Koyomi y a Miya patinando. Son tan monos los dos juntos, se les nota tanto como se gustan y me pregunto si alguien pasó por allí, nos vio a ti y a mi patinando y no pensaría lo mismo de nosotros dos.

Cada día de septiembre  Sk8. Renga ( Completado ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora