Drogas, depresión y tristeza es lo que describe la vida de Aline. Christopher tratara de ayudarla a encontrar la luz. ¿Se puede ayudar a alguien roto?. No hay que juzgar a una persona por su físico.
Entramos a mi habitación, me cambió de ropa a una pijama y el se acuesta en bóxer. Solo tentando al demonio.
Me lanzo a la cama, a su lado. Me acurruco a el, me da calor y seguridad ¿qué más puedo pedir?. Como en algunas noches paso mis dedos por sus tatuajes.
-Me gusta este, talvez se me vea bonito ¿no lo crees?- señalo un lobo.
-No, tu piel está bien sin tatuajes- acaricia mi espalda con la yema de sus dedos.
Sigo trazando los tatuajes, hasta que se me quita la pena y me pongo a horcajadas de el y lo beso. Se queda paralizado pero me sigue el beso colocando las manos en mis muslos.
Quiero esto, necesito esto, necesito sentirme suya en todas las formas, y también necesito sentir su amor en todas las maneras.
Me blanceo sobre su ya duro miembro, estoy mojada, necesitada y el parece querer lo mismo metiendo sus manos a mi short pijama para tocar mis nalgas. Su toque, sus besos todo en el me vuelven loca. Creo que estoy loca, pues siento que no podría vivir sin él a mi lado.
-Follame- le susurro entre besos.
Me carga poniéndome debajo de el.
-No rubia-hago una mueca de disgusto -Tu y yo haremos el amor- sonrió ante su cursileria.
Vuelve a unir nuestros labios, en un beso lento pero necesitado. Mis manos van por todo su cuerpo, su gran espalda tatuada, su abdomen marcado, sus grandes brazos.
Los besos descienden a mi cuello robando me jadeos cuando siento sus dientes y legua. El calor incrementa cuando restriega su miembro en mi entre pierna.
Cada caricia me hace sentir querida y deseada. Sus ojos me contemplan como si fuera el postre más rico del mundo. Saca mi blusa observando mis senos pequeños, por un momento me invade la vergüenza pero el que los acaricie y meta a su boca me hacen pensar que le gustan.
Lame mis pezones, que se ponen tiesos ante las mordidas y lengüetasos. Sin dejar mis pechos sus manos van hasta mi short pijama y lo saca con todo y las braguitas.
Quedo desnuda ante el y maldigo al maldito boxer que nos impide estar piel con piel. Parece leer mis pensamientos porque se separa un poco de mi y los quita dejando su extraordinario cuerpo desnudo ante mis ojos. Mi saliva se hace agua cuando llego a su miembro, mi entrepierna se moja aún más y automáticamente me habrá de piernas.
Vuelve a mi uniendo nuestros labios nuevamente, su lengua danza junto con la mía. Nuestras miradas se encuentran y sus ojos me gritan demasiadas promesas. Cambió de posición quedando nuevamente arriba de el, pero me detiene, se pone de pie y saca un preservativo de su pantalón, vuelve a la cama y se lo coloca, me carga y me ubica encima de el a horcajadas.
Una de mis manos va hacia el miembro erecto y lo coloco en mi entrada sin dejar de verlo a los ojos. Lo introduzco y lentamente me voy deslizando en el, su boca se entre abre al igual que la mía al sentir como me invade.
-Te quiero mucho amore- mencionó cuando el miembro me invade por completo.
Ambos soltamos un gimido cuando comienzo a moverme lentamente en círculos. Su boca se une a la mía callando mis jadeos cuando comienzo a subir y bajar. Me siento completa con su boca unida a la mía, con sus manos tocando mi cuerpo y con su polla enterrada en mi.
Mis uñas se aferran a su perfecta espalda. Sus manos van a mis caderas controlando mis movimientos. Mi boca va a su cuello besando y mordiendo. Me gusta cada parte de él, la cursi y la que me ordena cosas, la que me cuida, me protege y mima, todo el es perfecto, mi Ángel es perfecto.
-Tambien te quiero, amore mio- me susurra al oído con voz ronca que me eriza la piel...
Comienza a penetrar me desde abajo, levantando su pelvis, en esta posición siento todo más profundo. Muerdo sus hombros cuando se hacen más rápidas las embestidas y una se sus manos estimula mi clitoris dándome aún más placer y mojando me aún más.
-Si, así- logró decir.
Algo se acumula en mi vientre bajo, sus embestidas se hacen aún más salvajes. Mis paredes comienzan a contraerse, siento como su miembro se hincha aún más dentro de mi. El sonido de nuestros cuerpos chocando me ponen a un más, sus jadeos en mis oído, las caricias... todo se me junta haciéndome estallar en mis pedazos, mi cabeza cae a su hombro recibiendo los espasmos y embestidas que sigue soltando hasta llenar el condón. Se deja caer en la cabecera conmigo encima y sin salir de mi.
Acaricia mi espalda mientras nuestras respiraciones se regulan. Sale lentamente de mi dejándome sobre la cama. Lo veo entrar al baño para desechar el condón, unos minutos después regresa, se acuesta a mi lado abrazando me por la espalda.
-¿Quieres ser mi novia?- me susurra al oído y no puedo evitar reír.
-Ya lo era, pero claro que acepto ser tu novia.
Besa mi mejilla antes de atrapar uno de mis senos y abrazar mi cintura, y así en esta poción nos quedamos dormidos, satisfechos y felices.
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Otra jodida semana de entrenamiento, pero ahora estoy con armas y defensa propia, aunque la defensa propia siempre se posponga pues terminamos follando, no lo podemos evitar, apenas estamos muy cerca y ya nos estamos desnudando.
-Mañana no podré ir contigo a la casa de tu madre-le mencionó preparando un arma.
-¿Porqué?.
-Intentaré arreglar un poco las cosas con mi padre, como tu lo dices el no tuvo la culpa, y tengo que empezar a aceptarlo- me mira con sorpresa.
-Eso me hace sentir orgulloso- me besa la punta de la nariz.
-No tientes al demonio- me pongo firme y comienzo a disparar a los hombres de madera que tengo el frente. Resulte ser buena para esto, les doy en la cabeza a todos.
-Creo que la alumna está por superar al maestro y apenas llevamos una semana- me río dejando el arma a un lado.
-Eso quiere decir que eres un buen maestro- lo beso. -O yo muy inteligente y buena.
-Que presumida- rueda los ojos guardando las armas. -Ve a ducharte y ve al jardín cuando termines.
-¿No te duchas hoy conmigo?- niega divertido.
-Ya no hay condones y no hay tiempo hoy.
-Bu- beso su mejilla antes de comenzar a caminar hacia la casa.
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Termino de vestirme y salgo hacia el jardin donde esta mi chico esperándome con una caja.
-Hoy no veo mucho rosa- me mira de arriba abajo, hoy solo me puse unos zapatos rosas y un cinturón.
-Hay mucha ropa sucia- el rie.
Tomo asiento frente a él, me pasa la caja que es color rosa.
-Abre-sonrió y comienzo a abrir la caja. Rompo el papel y pico el botón de la caja que la termina de abrir...
-¡Pero que belleza!- admiro el arma y cuchillo que hay en la caja.
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-Quiero que donde vayas, estés protegida, este o no este yo- me levanto y me siento en sus piernas, solo porque se que papá no esta.
-Me encanto, muchas gracias- le lleno la cara de besos sintiéndome pena y feliz.
