Capítulo 3

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<<Christopher>>

Después de no se cuantas horas, la veo salir nuevamente de la escuela, jamas pensé que la señorita Rizzo fuera tan...

—Le quitarás el seguro o ¿quieres que atraviese la puerta?— tan insoportable.

Quito el seguro he inmediatamente su olor a flores llega a mis fosas nasales cuando se sienta a mi lado.

—Cinturón— rueda los ojos pero se lo coloca.

Su actitud me confunde mucho, su cuarto y ropa es rosa, pero su personalidad es oscura, tiene una mirada triste y perdida.

—¿Que a los chicos tatuados no les gustan las drogas?— rompe el silencio.

—A las únicas personas que les gustan las drogas son a los idiotas—

—O a las personas que buscan paz—

—¿Usted busca paz?— se queda en silencio unos minutos.

—Si— responde por fin —Así que ¿porque no llegamos a un trato?— sacudo la cabeza.

—Las reglas dicen "nada de sustancias ilícitas"— se me hace muy hipócrita ya que el papá las vende.

—No te vez como un tipo que sigue las reglas—

—Pero lo soy— afirmó.

—Pensé que serías más divertido que los demás, pero eres igual de aguafiestas— veo como abre su mochila y saca un cigarro o eso parecía, al prenderlo el olor a marihuana inundó la camioneta.

Estacionó el auto.

—También eso está prohibido— de lo quito de la boca y lo apago.

—Solo era poquito, a nadie matara que yo fume—

—Talvez yo acabé muerto porque usted fume—

—Ojalá— la escucho susurrar. Vuelvo a encender el auto, ya no hablamos. Al llegar baja rápidamente y yo la sigo, pasamos por la sala donde está su padre.

—Stellina— la saluda.

Stellina: estrellita.

—Vete al carajo— su respuesta me congela ¿cómo le puede hablarle así a su padre?

Sigue su camino y yo tras ella, pues no puede estar sola, para que no se vaya a drogar la caprichosa. Entra a su habitación y antes de que pueda cerrar la puerta entro.

El rosa es demasiado que estresa.

El rosa es demasiado que estresa

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¿Porqué tanto rosa?— pregunto una vez que ella se lanza a la cama y yo me quedo de pie.

—A mi madre le gustaba— dice desde la cama con los ojos  cerrados.

—¿Tienes un perro?— le pregunto por la pequeña cama en el suelo.

—No, era de mi gato—

—Gui, los gatos son asquerosos—

—Magnus era un gato hermoso, mi madre me lo dio días antes de morir, y el acabo de morir hace un par de meses— vaya mierda.

—¿Por eso te drogas, por la muerte de Magnus?—

—No, si, quien sabe— me voltea a ver —El chirro6que me robaste ¿te lo vas a fumar? De verdad lo necesito—

—Lo tiré— le confieso y suelta un suspiro. —¿Porqué mandaste al carajo a tu padre?—

—Se lo merece— dice sin importancia. Se pone de pie y se sienta en el peinador.

No se de más platicar así que solo tomo asiento en uno de los mino sofá que tiene.

—¿No tienes tarea?— ella ríe, y comienza a cepillar su cabello dorado.

—Si, pero no la haré, los profesores le tienen tanto muero a Gregorio que me pasan sin hacer nada— me voltea a ver nuevamente —¿Porque no vamos a un antro?—

—¿A las tres de la tarde?— enarco una ceja.

—Conozco un lugar buenísimo, deja me cambio y vamos— intento hablar pero ella se mete a su clóset.

—No creo que sea buena idea— digo después de un rato.

—Ya aceptaste, no te eches para atrás— sale con más rosa.

—Ya aceptaste, no te eches para atrás— sale con más rosa

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—¿De verdad irás así?— mira su atuendo.

—¿Que tiene?, es bonito..— niego —Oye no me has dicho tu nombre— me recuerda y ruedo los ojos.

—Christopher James— le digo y ella asiente.

—Bien Chris, vámonos— abre la puerta de la habitación.

—Christopher— corrijo.

—Como sea Chris— la sigo bajando las escaleras. Mis ojos viajan a sus piernas hasta su culo.. vaya cosa.

—¿A donde iras?— se atraviesa su padre antes de que podamos salir.

—Iremos a comprar algunas cosas para la escuela— miente y por alguna razón yo no la desmiento.

—Puedo mandar por ellas, no tienes porque salir...—

—No voy a dejar de salir solo porque tengas miedo de que me manten como a mamá— lo pasa de lado abriendo la puerta y saliendo.

—No dejes que se drogue— me pide.

—Señor con todo respeto soy guardaespaldas no niñera—

—Te daré 50 mil más por semana si la mantienes sobria— asiento, con dinero baila el perro. Salgo para alcanzar a la rubia. Ella ya esta arriba de la camioneta.

—¿Puedes pasar por donde esta Héctor?, necesito pagarle lo de esta mañana— niego —Solo iré a pagarle— pide con voz suave.

—Te acompañaré— digo y asiente.

Unos minutos después estaciona la camioneta, bajamos del auto, la sigo hasta donde está ese tipo.

—No hay más para ti rubia— le dice apenas la ve. Ella saca algo de su bolso.

—Lo se, solo vengo a pagarte lo de esta mañana— el acepta el dinero.

—Bien, ahora largo, no quiero ver tu fea cara en unos días— ella ríe y asiente. Da la vuelta y comienza a caminar conmigo atrás de ella.

—Volvemos a subir a la camioneta. No hablamos en el transcurso del viaje, ella pone la dirección en el GPS y yo la sigo, pone a Imagine Dragons y comienza s tararear la letra. Largos minutos después llegamos a un lugar de mala muerte.

—¿Esto es un buen lugar?— 

—Lo es— baja del auto y rápidamente la sigo.

Al entrar la música a se hace presente, es un antro de adeptos, la fiesta está todo el.dia y la noche oyes ellos no se sienten cansados.

—Mejor vamonos— le digo, pero ella ya no se encuentra a mi lado ni a mi alrededor...

¿Mi Ángel? o ¿Mi Demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora