Capítulo 4

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Marisol, mamá de Aline en multimedia.

<<Aline>>

Logro escapar del idiota tatuado, camino rápidamente hasta el gueto de la felicidad pago cinco mil dólares para poder entrar y para que me den una jeringa.

Me pongo en un rincón del cuarto obscuro. Quito mi tacón y en medio de mis dedos colocó la aguja que me llevara a la máxima felicidad.

Inyecto todo el contenido con una sonrisa.

Recuesto la cabeza en la pared dejando caer los brazos. Mi sonrisa se ensancha cuando la veo.

—Mi hermosa stellina— sonrió ante el apodo, que solo viniendo de ella me gusta.

Stellina: estrellita.

—Hola mami— ella me sonríe desde lejos, nunca podemos acercarnos demasiado.

Solo en estos momentos mi vida tiene sentido, en los momentos donde la veo , y no entiendo porque las personas se empeñan en quitarme el ver a mi mamá.

—No me gusta verte triste, siempre que me vistas lo estás— sonrió con tristeza.

—Desde que te fuiste nada esta bien, todo es un caos en mi cabeza donde solo quiero estar contigo—

Siento las lágrimas deslizarse por mis mejillas, pero no me siento triste.

—Yo haría todo por estar contigo stellina, pero la vida decidió que no quiera así—

—Que injusta es la vida, solo era una niña de diez años que necesitaba.., necesito a mi madre—

Solo tenía diez cuando vi...

—Aline— escuchó como me llaman, pero no me quiero ir, no quiero dejar de ver a mi mamá.

Me mueven y yo solo río.

—Déjame estar aquí..—

—Abre los ojos— puedo sentir su desesperación. Golpea levemente mi mejilla —Vamos rubia, abre los ojos—

Poco a poco el cuerpo de mi madre se va desvaneciendo.

—Por favor no.. un momento más— ya es tarde, ella se a ido.

—Joder, abre los putos ojos— me zarandea  aún más. Poco a poco intento abrir los ojos.

Cuando por fin logró abrirlos, su rostro está a centímetros del mío, el cuarto oscuro tiene una pequeña luz que me deja apreciar su bonita cara.

—Hola Chris— se me sale una risita.

—Definitivamente no soy niñera— vuelvo a reír cuando me toma en brazos como saco de papas. Salimos del cuarto oscuro y la luz del antro de mala muerte me hace arder los ojos así que los cierro.

Camina y camina conmigo en su hombro hasta que siento que me deposita en la parte trasera de la camioneta.

—¿Que mierda te metiste?— me rio.

—Vamos Chris, déjame divertirme—

—¡¿Que mierda te metiste?!— trato de no reír.

—Solo un poco de felicidad—

—Esa mierda acabará contigo— niego.

—Esta mierda me da a mi madre, así que seguro consumiendo hasta que deje de dolerme el que ella no esté contigo— no se en que momento recoste mi cabeza en su hombro.

¿Mi Ángel? o ¿Mi Demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora