《best friends》 / Litcko

21

No sabía si estaba haciendo lo correcto o no, estaba experimentando la misma sensación cada vez que hacía algo hace bastante tiempo, una sensación de incomodidad, de disconformidad que no se iba con nada.

Pero ya estaba acá, ¿para qué echarse atrás?

Sus nudillos tocaron la blanca puerta y mientras esperaba que esta se abriera varios recuerdos de la ultima vez que estuvo allí llegaron a su cabeza, sin embargo fueron espantados rápidamente por la cara tímida que lo recibió tras la puerta y su dulce voz diciendo "pasa, Mati" practicamente lo habia enceguecido. Así se sentía Matías últimamente, ciego.

Y dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Lo admite, admite para si mismo que se la estaba mandando mucho este último tiempo y lo peor de todo es que no sabe como tomar las riendas de su vida otra vez, no sabe que quiere, no sabe que debe hacer. O si sabe, pero es un cagón de mierda que se le frunce cada vez que debe tomar una decisión importante.

Y se desconoce, porque él nunca había sido así, practicamente su lema de vida era ir con la frente en alto y siempre con la verdad. Entonces, ¿en qué puto momento perdió eso de sí mismo? ¿cómo hacer ahora para recuperar algo que nunca deberías haber perdido?

Tiene muchas preguntas en la cabeza las cuales algunas tienen respuesta y otras no, pero esas que sí la tienen no son mucho de su agrado que digamos. Incluso su vida musical se estaba yendo un poco al carajo, debido a que su concentración estaba muy lejos de su trabajo/pasión.

Un toque suave en su hombro lo hizo salir de su trance y volver a la realidad. La persona a la que había ido a ver estaba parada justo enfrente de él con una sonrisa tímida y con los ojos más puros con los que se había cruzado.

-Perdón, estaba en otra.-comentó junto con una risita incómoda y ambos procedieron a sentarse en el sillón del dueño de casa para estar más cómodos.- ¿Cómo estás?

-Todo bien...-Esa respuesta que recibió le hizo plantearse que quizás su visita no era del todo agradable en esa casa.-No quiero sonar mala onda, Mati.. pero por favor, vayamos al grano.

-Bueno, está bien...

-¿De qué querías hablar?-Ahora cómo carajo empezaba esta charla, tenía cagaso sinceramente y para sumarle, esa sensación de mierda en su pecho no se iba.

-Dam... quería pedirte perdón, fui un gil de mierda con vos y sinceramente no te merecias nada de lo que yo te hice, ni siquiera merecias que te metiera en esta mierda.-Hizo una pausa para tomar aire porque todas esas palabras habían salido con rapidez de su boca y luego continuó sin atreverse a fijar su mirada en su pequeño amigo.- Queria decirte que.. que aunque no parezca disfrute muchísimo siendo tu novio, haciendote caricias y dandote amor, sos un muy buen pibe Damián, no sé, perdón...

Finalmente terminó de emitir esas palabras y suspiró un poco más aliviado de al fin poder sincerarse con Lafuente, sin embargo ante la no respuesta del menor el cagaso volvió a su cuerpo pensando en que quizás con todas esas palabras la había cagado más. Atinó por impulso a levantarse para irse de ahi y volver a su departamento pero una mano cálida tomó la suya deteniéndolo.

-No te vayas.-sintió un tironeo leve indicandole que vuelva a sentarse y así lo hizo, por fin elevando la mirada y enfrentándola con la de Damián, no sabía si el chico le daría una respuesta a su disculpa o qué pero la ansiedad le estaba carcomiendo la poca cordura que le quedaba.- Te perdono, Matías.

El corazón de Spallati latía fuertemente en su pecho, una sensación de felicidad reemplazo esa sensación de mierda que estuvo sintiendo ultimamente y comprendió, medio tarde, que todo lo que necesitaba era dejar de ser un egoista de mierda.

-Te quiero, Mati, y mucho.

-Yo te quiero muchísimo, bebé...

Sus caras eran de desesperación mezclada con angustia al no encontrar forma de expresar todo lo que querían decirse y el miedo de perder al otro les hacia mal, demasiado mal.

-Matías.. pará-Perdón, no puedo evitarlo. Quiso decir, mas no lo hizo, porque sus labios estaban ocupados con otra cosa. Estaban ocupados fundiéndose con los labios ajenos, en un beso tan gentil que sintió sus pecados mas graves ser absueltos de un castigo interminable, tan suave, tan dulce... exacto como los recordaba y como los extrañó. Fue un beso simple, inocente que cuando terminó le costó mucho abrir los ojos y plantarlos en los de Lafuente.

Esperó que el otro lo puteara, lo empujara o algo negativo, mas esto no pasó y quizás Spallati estaba mal acostumbrado ya que esos pensamientos llegaron a su mente con rapidez. Por el contrario, Damian simplemente se quedó observandolo a los ojos, intentando leerlo.

Pero también, esos pensamientos se fueron con rapidez cuando el menor volvió a conectar sus labios en un nuevo beso, eso junto a las pequeñas manos del otro envolviendo su cuello lo impulsaron a tomar entre sus manos esa delicada cintura y atraer al menor más cerca de su cuerpo.

Posterior a ese beso, siguieron otros en el que el ambiente se iba intensificando como asi también la necesidad de sentir al otro crecía a pasos agigantados. Su corazón latiendo fuertemente en todo momento lo hacia sentirse aun mas necesitado del menor.

Mordió el labio inferior de Dam y el jadeo que salió de sus labios lo impulsó a bajar sus besos por el cuello ajeno, depositando leves mordidas y besos húmedos. Se le hizo agua a la boca la clavicula marcada de su pequeño chico por lo que ni lo pensó y succionó esa zona con fuerza, haciendole un chupón y robándole un gemido excitante.

-Mati...

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Hola, como andan?

No se si hay gente todavia leyendo esto, si es asi les agradezco por todavia bancar esta historia a pesar de que paso muchisimo tiempo. Les comento que tengo intención de seguir esta historia hasta finalizarla y planeo hacerlo pronto, actualizando mas seguido.

Pero solo si ustedes siguen interesados, por eso les pido que comenten acá su opinión.

Gracias.