06

2.9K 222 55
                                    

Una semana de mierda.

Eso era lo que Matias estaba transitando, el mundo parecia estar en contra de su persona y por alguna u otra razón se sentía mucho peor que en otras ocasiones de su vida.

Su corazón se apretaba en su pecho con fuerza y su sistema se llenaba de angustia al pensar en él y en lo que pasó esa noche de la cual nunca se olvidaría.

Quizás todos pensaran que Matias es un exagerado y la situación no es para tanto, ya que existen situaciones muchisimo más graves. Incluso el mismo las ha vivido y superado, sin embargo su mente le juega malas pasadas constantemente, recordandole una y otra vez la escena que contempló.

Nadie podría llegar a comprender en su totalidad la angustia y el dolor que estaba atravezando. Cerraba los ojos y ahi estaba de nuevo esa imagen, ahi estaba de nuevo esa angustia asfixiante que no lo dejaba en paz.

Su cabeza era una cadena de pensamientos e imagenes demasiado tristes, tan tristes que llegaba a darse pena a si mismo.

¿Acaso es tan insuficiente?

Lo peor de todo es que a pesar de estar enojado y lastimado por Lit, no deja de esperar algo de esa persona. Un mensaje, una llamada, una indirecta... algo.

Pero nada llega, no hay mensajes, ni llamadas, ni indirectas. Simplemente Monzón no tiene interes en él, como cada vez que las cosas van bien en su vida.

Asi es como continuará hasta que algo salga mal y Mauro no sepa que hacer, ahi es donde entra él, ahi es donde Mauro se interesa por él.

Porque cuando se siente mal recurre a Matias y rompiendolo es como vuelve a sentirse mejor.

Es un puto circulo del cual ninguno puede escaparse.

Ecko realmente anhelaba dejar de pensar todas esas mierdas negativas que solo logran hacer que se sienta peor, pero no puede evitarlo.

Matias realmente no puede lograr sacar de su cabeza a Mauro.

Pero las acciones de este son tan confusas y malditamente cansadoras que tienen a Ecko en un cansancio tan profundo y tan doloroso.

~

Habian pasado dos dias desde lo sucedido y simplemente Mauro no lo habia contactado, al parecer no existe ni un poquito de interés en él, ni siquiera una pizca.

Realmente la estaba pasando mal, no queria ser tan débil y llorar cono una niñita pero cuando su cabeza lo llevaba a pensar que Mauro no lo quiere ni lo necesita le es imposible ocultar la angustia que invade su ser.

Además, ¿Por qué ocultarlo? Despues de todo no hay nadie ahi para él, nadie esta a su lado para preocuparse por su integridad.

Debe admitir que ni siquiera tiene apetito, no ha comido realmente bien en esos dos dias y su animo esta mas abajo que el piso de las fosas de las Marianas.

Pero ese dia se habia levantado con la bronca invadiendo su cuerpo y recorriendolo por todos lados, queria desquitarse y olvidarse de todo. Asi que tomó la decisión de tener una noche diferente, le chupaba los dos huevos que fuera plena semana de obligaciones, queria vaciar su cabeza.

Decidió llamar a un delivery de alcohol porque estaba muy demacrado para salir a la calle, osea loco tiene 19 años y mucha plata, no necesita haber otro porqué. Compró unas cuantas botellas y comenzó a escabiar con apuro, directamente del pico dando tragos largos y sintiendo como su garganta ardia al ingerir la bebida alcohólica.

Puso música para ambientar su casa y que sea un lugar más agradable para poder escabiarse. La música que habia elegido realmente era triste, sobre todo la letra.

Comenzó a reírse de el mismo, se daba auto pena o como mierda quieran decirle, sentia que estaba tocando fondo y nadie estaba ahi para ayudarlo a escapar de este ahogamiento.

Es que despues de todo el no queria a alguien cualquiera, el queria a su wacho, a Mauro.

Continuó tomando cada vez con más adrenalina, enojo y angustia llenandolo, su pierna se movia ansiosamente delatando su estado de animo que por si no quedó claro, era una verga.

Cuando terminó de tomar una botella entera de whisky puro, se sentía tocado y mareado. Claramente todo se intensificó cuando se levantó y todo se le sacudió bruscamente.

-La puta madre...-Un balbuceo salió de su boca hacia el vacio, agarró las botellas y caminó como pudo hasta llegar a su habitación, se tiró en el piso frente al gran espejo que adornaba su cuarto.

Y se observó.

Contempló el triste y puto reflejo de un Matias patético, de un Matias hundido en su propia mierda.

Su celular comenzó a sonar y a vibrar en su bolsillo delantero, la ilusión recorrió su cuerpo con tal brutalidad que parpadeo varias veces preparandose para poder entablar una conversación coherente.

Pero todo nuevamente se derrumbó cuando el nombre que indicaba el aparato no era el que él deseaba leer, su manager estaba tratando de contactarlo, seguramente estaba preocupada por su ausencia en toda red social y porque no había dado señales de vida desde que le avisó que asistiría a ese boliche del orto.

Rechazó la llamada rapidamente con decepción y desilusión, cerró los ojos con una expresión dolida y al abrirlos estampó su celular con fuerza contra el suelo. Una y otra vez hasta que la placa interna quedó a la vista.

Ya no aguantaba esta angustia de mierda.

Tenia que hacer algo.

《best friends》 / LitckoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora