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Sus labios sobre los de Damian se movían de una forma eufórica, besandolo con ansias pero solamente con un objetivo en la cabeza.

Generar celos a Mauro Monzón.

Apretó las manos en la cintura del menor pegándolo más a su cuerpo, el ambiente se habia convertido en uno sensual que parecía crecer cada vez más.

Se separaron cuando les faltó el aire y Dam lo abrazó escondiendose en su cuello, su respiración le hacía cosquillas pero Matías estaba concentrado en la mirada que Lit le estaba dedicando.

Los celos emanando de él eran demasiado visibles, su ceño estaba fruncido y toda su expresión estaba llena de desagrado. Matías le sonrió altanero, jugando con fuego y quiso transmitirle con la mirada un mensaje que seguramente Mauro recibió.

"¿Viste lo que se siente?"

Volvió a la realidad cuando los suaves labios de Lafuente tocaron la piel de su cuello, un camino de besos a lo largo de la extensión del cuello de Matias que finalizó con una mordidita tímida.

-Mati..- Sacó la cabeza del hueco de su cuello y lo observó, pero Matías no quería tener que dar explicaciones sobre sus acciones, por lo menos no ahora, asi que cuando Dam abrió la boca para poder hablar, un nuevo beso más demandante que el anterior, comenzó.

Después pensaría en qué le diria.. aunque el ya sabia la respuesta era una que no podia compartir con su amigo. Pero todavía podia echarle la culpa de todo al alcohol que habia ingerido.

Algo se le iba a ocurrir.

En este nuevo beso se concentró en los finos labios de Dam, mordisqueando su labio inferior y tironeandolo. Por unos instantes se olvidó de la presencia del estúpido de Mauro pero, al parecer, el destino no quería que se olvidara de él.

En el momento justo en el que sus manos bajaron hacia el culo de Damian, su brazo fue tironeado con fuerza y sus labios separados de los del otro. Medio sorprendido miró a su costado y no supo que sentir cuando se dio cuenta que los celos en persona estaban frente a él contenidos en el pequeño cuerpo de Mauro Monzón.

-¿Qué mierda estás haciendo con este?- Las palabras salian de su boca como bolas de fuego directo hacía las dos personas en frente de él.

-¿Qué te importa a vos lo que hace Mati, pelotudo?- La respuesta de lafuente salió automáticamente, como si hubiese esperado que Mauro apareciera.

-A vos no te hablé, putito de mierda.- La mirada verde de Lit se posó en sus ojos y en ellos pudo notar algo más que enojo, una sensación diferente que no tuvo tiempo de descifrar porque la discusión empezaba a aumentar y el tenía que hacer algo.

-El único putito acá sos vos... ah cierto que te haces el hetero, disculpa.- El tono sarcástico y lleno de veneno de Dam logró hacer explotar a Mauro y pronto se abalanzó contra el menor de los tres para cagarle una trompada.

-¡Basta!- La voz de Ecko sonaba por encima de la música y a pesar del quilombo que se estaba armando toda la gente seguía en la suya sin prestarles atención.

Sus manos tomaron los brazos de Lit y se situo entremedio de los dos chicos, el tacto de su piel tocando la de Mauro y la mirada que este le estaba dedicando lo hacían sentir mal consigo mismo por hacerlo sufrir.

Pero él habia hecho lo mismo.

Se merecía esto.

¿No?

-Soltame, Matías.- Mauro hacía fuerza para sacar sus brazos del agarre del más alto sin lograrlo. Queria encajarle una piña en la boca a Lafuente por haberse metido con lo que es suyo.

-No te voy a soltar, calmate.

-¿Nos podemos ir, amor?- La voz de Damián pronunciando esas palabras que claramente eran para empeorar la situación, molestaron a Ecko demasiado.

Y a Lit ni hablar, nuevamente quiso abalanzarse contra él a pesar de tener los brazos apresados por Ecko.

Se dio vuelta mirando a su amigo de mala manera, el quería arreglar la situación no empeorarla.

-Esperame en la barra Damián.

La expresión desilusionada de su pequeño amigo le hizo saber que se había metido en un quilombo de la concha de su madre.

En cuanto Damián emprendió su camino para alejarse de ellos, Matias decidió ir a un lugar más privado para aclarar las cosas con Lit Killah.

Se metieron a uno de los cuartos v.i.p que el local tenía, pero cuando estuvieron solos Spallati no sabia qué decir.

Hasta que la escena de Mauro bailando y comiendose a la narigona vino a su mente. Y lo hizo enojar.

-¿Por qué fuiste a reclamarme cosas que no tenes porque reclamar?.

-Si tengo algo que reclamar, Matías.- Se sentó en la cama del lugar suspirando. -Vos estas conmigo.

Las palabras de Monzón lo descolocaron un poco, es que en parte era cierto porque nunca habían "terminado" lo que tenían, pero eso que tenían a la vez era la nada misma.

-¿Estamos juntos nosotros?- Se paró en frente del otro y despues de recibir una afirmación continuó hablando.- A mi me parece que vos estas con Nadia, Mauro.

-No empeces, ya sabes como es la cosa con ella.

-Que siga siendo como es, entonces...-Le dedicó una mirada decepcionada y se dirigió hacia la puerta para irse.

-No te vayas, Ecko, veni.-Se vio envuelto en un abrazo por parte del otro quien lo agarraba desde atrás.-Te extraño.. y no quiero que te lo comas de nuevo al otro pelotudo.

Blanqueó los ojos al escuchar lo último que había dicho Mauro y pronto una idea muy hija de puta vino a su mente.

Le haría lo mismo que él le estuvo haciendo todo este tiempo.

-Hagamos una cosa..- Dio vuelta su cuerpo quedando frente a frente con Monzón y lo agarró de la cintura con calma. -Sigamos con lo nuestro en secreto, pero yo hago la mia con Dam y vos haces la tuya con tu novia.

Después de haber tirado la idea pronto se sintió mal y un montón de pensamientos llegaron a su cabeza.

¿Estaba bien herir a su amigo por esto?

¿Y si solo estaba buscando un pretexto para poder volver a estar con Mauro?

Pobre Dam...

Pero en cuanto tuvo los labios de Mauro sobre los suyos, se olvidó de todo.

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Me gustaría que empiecen a comentar más en la historia.

¡Gracias por leer!

《best friends》 / LitckoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora